Esas fueron algunas de las palabras de Mariano “Tigre” Aguilar en el programa radial Tiempo Deportivo de FM Tiempo. El entrenador de Huracán de Trelew hizo un interesante balance de la Temporada del Globo en el TNA.
Bueno, para arrancar “Tigre” te pido que nos hagas un balance de estos cuatro meses que
viviste en Huracán.
-Me llevo muchas cosas. Tuve mucha contención, no pensé que iba a estar tan bien acá. Amén
de lo deportivo, la verdad que fue muy lindo. Solamente quiero agradecer, a los que tomaron la
decisión de traerme, a los jugadores, a todos los que de alguna manera están relacionados con la
institución. Tengo mucho respeto por el Presidente de Huracán, Pablo Mamet, y a todos los
integrantes del club, son gente fenomenal, joven y con muchas ganas. Fueron cuatro meses muy
buenos.
Una decisión que cuando la tomaste, no tuviste mucho tiempo para pensar…
-Estaba jugando un partido con veteranos, el teléfono sonaba y yo no lo atendía. Vi que había
muchas llamadas perdidas de un teléfono con característica 280, ni idea pensé. Fue todo muy
rápido. En 48 horas tomé el avión, algo me decía que tenía que venir. Tomé la decisión en 24 horas
y no estoy arrepentido para nada.
Respecto de la continuidad, ¿los dirigentes te manifestaron sus ansias de que sigas?
-Los dirigentes me han dicho que quieren que siga, y no un dirigente, sino doce y todos juntos.
Veo mucho potencial, no sólo en Huracán sino en Trelew mismo. Pero son decisiones que hay que
tomar en el tiempo adecuado. No me voy a apresurar en nada. Primero por una cuestión lógica,
tengo que solucionar algunas cosas particulares. Segundo, porque es un momento de euforia y no
es el instante correcto para decidir. Ni en los momentos de calentura ni de euforia. Esto es un
trabajo, hay cuestiones económicas, de conformación del plantel, hay que ver cómo se va a jugar
la liga. Obvio que tampoco hay que dilatar porque hay un gran respeto. Pero tengo bien claro que
si hice nacer a un pibito me gustaría enseñarle a caminar y correr.
¿Cómo viviste la cena de cierre de temporada?
-No era una cena de festejos ni de despedida. Lo viví como un hasta luego, como que se va a
seguir.
Te tocó agarrar en un momento difícil del equipo y llegaron lejos. ¿Cuáles fueron las claves?
- Logramos que el equipo tenga comunión. Sacamos el barco de la tormenta perfecta, y
cuando queríamos llegar a la orilla, nos quedamos sin nafta. Igualmente se generó una conexión
equipo y gente que en otros lugares no pasa. Huracán en el contexto nacional basquetbolístico es
un equipo querido, no es un equipo antipático. Huracán tiene hinchas por todos lados, varios de
antes y otros que se hicieron simpatizantes ahora, por la demostración de las formas. Fue muy
noble lo que hicieron los jugadores, tanto en ofensiva como en defensa. Estoy muy orgulloso de
haber dirigido estos jugadores.
¿Te había sucedido anteriormente lograr esta conexión entre equipo y gente?
-En mi carrera como Director Técnico es la primera vez que me pasa. Como jugador me había
sucedido en algunos lugares que no quieren que te vayas. Como Director Técnico me abruma
tanta euforia, tanta muestra de cariño. Cualquier salame o mala persona se aprovecha de esta
situación, y te pide un helicóptero, pero no es así. Si sigo en Huracán es el doble de
responsabilidad porque la vara ya se elevó y ahora hasta el utilero se va a tener que peinar.
Se armó un grupo con mucha química…
-Yo llegué y me dijeron que había un muy buen grupo armado. Bueno, “que vayan a los
hospitales, a hacer beneficencia”, les dije. Esto se arma para ganar, el objetivo es ganar, no hay
que perder de vista eso. Y de a poco se fue generando mucha vibra alrededor del equipo. Los
jugadores lo fueron entendiendo. Los eslabones eran cada vez más fuertes y sólidos y sabíamos
que si uno fallaba, la cadena se rompía. Se dio la química adentro-afuera, afuera-adentro. Si
llegábamos a la final yo no sé cómo íbamos a hacer con la cancha.
Y además el equipo terminó jugando como le gusta a la gente del club…
-“Fly” (Álvarez) me decía que el espíritu de Huracán es el sacrificio y la entrega. Justo coincidió
con mis formas, pese que al principio hubo quienes no me entendían. Apenas llegué algunos me
tildaron de defensivo. No, el juego se llama basquetball, pelota en la canasta, no se llama
defenseball. Hay que meterla ahí adentro, el que la mete más veces gana. Por ejemplo, Barcelona
al futbol el otro dia iba ganando 4-0, cuando pierden la posesión Mascherano se tira en plancha
para recuperar. La recuperación es importante, ellos muerden para recuperar el balón y poder
atacar. A grandes rasgos nosotros queremos hacer eso, queremos recuperar el balón para poder
atacar.
Aportaron muchos los cortes que hicieron a mitad de la Temporada, tanto Puñet como
Cáffaro.
-Puñet venía de ser cortado en TNA y lógicamente venía mal. Le dije a Sebastián, “no lo tomes
como una revancha, es una segunda oportunidad”, recogió el guante y ¡de qué forma! El proceso
de maduración de Cáffaro es lógico, tiene 20 años. Agustín fue ayudado por sus compañeros,
tanto por Byron, cómo por Facundo Brizuela, quien hizo un gran trabajo invisible con Agustín.
También por Cosolito, quien lo conocía y tiene más experiencia, ambos se ayudaron. Yo le marqué
el camino con la linterna hasta que Agustín lo agarró. El tiene que ser inteligente y seguir
evolucionando, lo conozco mucho, me gustaría seguir formándolo para que sea jugador de
selección.
En relación a este punto de los cortes y los fichajes, ¿cómo fue tu relación con la dirigencia
durante estos meses?
-Fue determinante la gestión del Presidente del Club, Pablo Mamet, es una persona muy
avasallante y que toma decisiones y va al hueso. Yo también voy aprendiendo de eso. De hecho, el
fichaje de Puñet fue una determinación más de él que mía. Yo deportivamente se lo marqué
convencido de que lo quería, pero él en menos de 24 horas tomó la decisión y Sebastián ya estaba
en Trelew. Hay decisiones que toma uno como DT, algunas que toma el club y otras consensuadas,
también aprendí eso.
¿Cuesta en estos momentos de euforia ser críticos y darse cuenta de que faltó para llegar a la final?
-Hay que ser inteligentes y ver el vaso medio vacío también. Se podría haber pasado pero no
alcanzó. Hay estar tranquilos. Pareciera que ahora Puñet con la mano cura gente y yo soy el dueño
de la verdad y se mucho de basquetball y no es así.
Si te toca seguir en Huracán, ¿cómo te imaginas la próxima temporada?
-El equipo más comprometido que nunca y yo más perro verde aún. ¿Cómo hacemos con el
sueño y la euforia de la gente? ¿Cómo seguimos? ¿Cómo haces para decir ahora que no nos
jugamos por el ascenso? No hay que tenerle miedo a esa palabra, hay que respetarla y soñar con
salir campeón. Cuando arrancamos les pregunté a los jugadores “¿ustedes tienen miedo a la
palabra campeón?” Y les hice repetir a todos “quiero salir campeón”. No tenés que confiarte ni
creértela, pero hay que permitirse soñar.
Para terminar con una sonrisa, me gustaría que me cuentes una anécdota de la que se habla mucho en el club, cuarto partido de local con Estudiantes de Olavarría, si ganaban cerraban la serie, parece que trajeron un espectáculo en el entretiempo que no te gustó mucho…¿cómo fue?
-Yo no soy cabulero, pero hay una leyenda que dice, si te cruzas con unos mariachis, no te digo
que te va a caer un piano arriba de la cabeza, pero un elefante puede ser. La gente de Huracán
tiene tantas ganas de que se generen cosas, quieren entretener a la gente en los partidos. El
partido, como vos decís, era con Estudiantes de Olavarría, estábamos casi 20 puntos arriba. Entro
al vestuario en el entretiempo y escucho a los jugadores que decían “en el pick and roll hacemos
así…”, “en la defensa me encargo yo…”. Ellos hablaban, yo no decía nada. Entonces tiro la tabla al
piso y digo “no hay charla técnica, ustedes ya dijeron todo lo que hay que hacer, está perfecto,
ahora háganlo”. Les digo que vayamos derecho al calentamiento y cuando estamos por salir del
vestuario, escucho “parapapapapaaa” le digo al asistente “decime que no son los mariachis”, pero
Santiago Belza, mi asistente, me confirma que sí. Facundo Brizuela me dice “están de nuestro lado
de la cancha, así que no podemos calentar”. Me pongo a insultar al aire. A final terminamos
ganando, pero igual me voy al departamento re caliente. Me baño, me llamaban mis amigos para
cargarme por los mariachis. Y cuando llego a la confitería del club para cenar, como a la hora, me
encuentro con otro dirigente del club, que me dice “viste lo que te traje hoy, ¿qué tal?” Le
contesto “Ah, fuiste vos le digo, te voy a matar!!" Y él me quería convencer, “No bueno, lo que pasa
es que eso que dice la gente, no es tan así"… Casi lo mato. Quedó para la colección de anécdotas.
Fuente: FM Tiempo.
Foto: Jornada.
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