Quilmes demostró que tiene argumentos para quedarse. El "tricolor" le dio una lección de compromiso al puntero de la Conferencia Sur de la Liga, Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia, por 76 a 51.
Jugó un partido muy completo. En ataque y en defensa. Tenía que hacerlo para tener posibilidades ante el mejor equipo de la Conferencia Sur. Y vaya si lo hizo Quilmes, que le propinó una durísima derrota a Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia, al que venció anoche, en Once Unidos, por 76 a 51.
El equipo de Leandro Ramella fue muy superior y dio un paso gigantesco para garantizar su continuidad en la máxima categoría. Aún ante una hipotética derrota en el clásico podría quedar a salvo de jugar el play-off por la Permanencia. Pero una derrota previa de Lanús o Boca Juniors automáticamente lo dejarían a resguardo.
De entrada, Quilmes tuvo que adaptarse a un nuevo plan, ya que a los 10 segundos de juego debió salir Ivory Clark con una lesión en un dedo (retornó sobre el final del primer cuarto) e ingresó Fernando Calvi, quien cumplió con su rol sin mayores inconvenientes.
Tras algunos minutos de duda en ambos conjuntos, Quilmes pareció emerger algo mejor de esa especie de nudo, superó la mitad del segmento arriba en las cifras con un doble de Tayavek Gallizi (11-6) y disfrutó de su mejor momento con dos triples seguidos de Luca Vildoza. El segundo de ellos, con falta de Leonel Schattmann incluida y libre posterior convertido para redondear un 20-10 elocuente a 2 minutos del primer descanso.
El joven base quilmeño mutó sus pérdidas iniciales (3) por puntos (9 en el primer cuarto) y Gallizi dominó en el juego interior al respetable Sam Clancy y la ventaja del “tricolor” se hizo cada vez más firme, sustentada en el esfuerzo defensivo que apenas permitió un 33% de acierto en tiros de cancha del rival.
Después de un mejor reinicio de Quilmes, Nicolás De los Santos tomó las riendas del juego. Anotó y asistió con más continuidad y los patagónicos metieron un parcial de 6-0 para arrimarse (24-19). Pero Vildoza estaba intratable y con otro triple trajo tranquilidad otra vez. Y un rato después fue a sentarse cuando ya había acumulado 14 puntos en su cuenta.
Podría decirse que aquella ráfaga de los sureños fue el único momento favorable en todo el primer tiempo. Porque a partir de allí, el rigor defensivo de Quilmes impuso condiciones.
El sacrificio atrás fue formidable, aunque empezó bien adelante, con presión sobre la pelota y mucha atención para las rotaciones, atento a una de la virtudes de Gimnasia: la circulación del balón por el perímetro.
En ofensiva, Baxley (8 no convirtió muchos puntos en los primeros 20 minutos, pero les sacó faltas a varios y sus conversiones fueron muy oportunas. Tanto como la capitalización que logró el local de las pérdidas de su oponente.
Y aunque a 3m10s del entretiempo el estadounidense cometió su tercera falta personal, Quilmes comenzaba a redondear una mitad inicial impecable (35-21 hasta allí).
El triple muy lejano anotado por De los Santos aplacló un poco la euforia reinante en Parque Luro, aunque a esa altura había más motivos para festejar que para lamentarse.
Si alguien esperaba una oposición mayor del puntero en el complemento, se equivocó rotundamente. Gimnasia fue una sombra. No tuvo juego de pases, mucho menos puntería y dio notorias ventajas defensivas. Por momentos, hasta dejó la sensación de haberse entregado antes de tiempo casi sin luchar.
Eso, de todas formas, de ninguna manera le resta méritos a lo que hizo Quilmes. Pero la diferencia de actitud con que se encaró cada acción, con que se cargó al rebote ofensivo o ante cada pelota dividida, expuso crudamente el deseo que mostraron unos y otros.
Siempre prendido atrás Quilmes, adelante, al compás de algunos pases de magia de Vildoza, encontró una fuente de inspiración para Baxley, que pareció empezar a contestarle al base cada vez con anotaciones más difíciles.
Por eso no extrañó que la ventaja se estira hasta los 20 puntos. Y más también. La faena ya estaba rematada al concluir el tercer cuarto. Pero por las dudas, Quilmes fue muy inteligente para manejar los tiempos y jugar con la brecha a su favor. Fueron demasiadas diferencias individuales y colectivas. El resultado las reflejó claramente. Y, aunque ni falta que hace, Quilmes llegará revitalizado al último superclásico de la temporada, el sábado contra Peñarol.
Síntesis:
Quilmes (76): Luca Vildoza 21, Walter Baxley 22, Maximiliano Maciel 5, Ivory Clark 1 y Tayavek Gallizzi 12 (FI); Fernando Calvi 2, Diego Romero 9, Luis Cequeira 4, Alejandro Spalla (-), Bruno Sansimoni (-) y Agustín Lecona (-). DT: Leandro Ramella
Gimnasia Indalo (51): Nicolás De los Santos 14, Leonel Schattmann 7, Federico Aguerre 5, Leornardo Mainoldi 5 y Sam Clancy 6 (FI); Matías Sandes 8, Aaron Brown 3, Jonatan Machuca 3 y Diego Cavaco (-). DT: Gonzalo García.
Progresión: 22-13, 42-32, 62-46 y 76-51.
Árbitros: Daniel Rodrigo y Rodrigo Castillo
Estadio: Once Unidos (Mar del Plata)
Fuente: La Capital
Foto: Laliganacional.com.ar
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