Lejos de haber significado un tropiezo que la dejara huellas o dudas, la derrota de Canadá frente a Argentina parece haber tocado el orgullo del equipo de Jay Triano: después de apabullar a Cuba, el equipo norteamericano superó con amplitud a Venezuela 82 a 62 y recobró la imagen de conjunto temible con la que llegó a este Torneo de las Américas. Además, lo hizo con un enorme dominio en los tableros (52-33, la diferencia en rebotes) y goleo muy repartido, ya que cinco jugadores terminaron alcanzaron al menos una decena de puntos.
El dominio canadiense se inició cerca de los cristales, donde Olynyk y Bennett marcaron supremacía. Cuando se sumó la capacidad de Joseph para anotar o asistir en velocidad, resultó lógico que el tablero electrónico quedara rápidamente 13-6. Cubillán acortó con un triple, pero Stauskas mostró sus armas e impidió que la Vinotinto se acercara. Un triple de Olynyk y un lujoso alley oop dejaron la diferencia en 10 (25-15) en el primer cuarto.
Venezuela se acercó a cinco (20-25) en el inicio del segundo segmento, pero Canadá volvió a asumir el control, frustrando a los sudamericanos. Inclusive, los hizo perder la bola por 24 segundos y, también, la paciencia. Con la Vinotinto superada por completo, y una diferencia que se agrandaba, llegaron algunas faltas duras, sancionadas con rigor por los jueces. La impotencia del equipo conducido por Néstor García era evidente. Y los norteamericanos se aprovecharon de ello: se lucieron en el tramo final y liquidaron la primera mitad con una potente volcada de Ejim, que quedó en absoluta soledad luego de un contraataque devastador y dejó el marcador 47-28. En lo colectivo, las diferencias seguían siendo enormes: 22-10 en los recobres y 14-3 en asistencias.
La brecha máxima trepó a 23 en el tercer cuarto (58-35) pero Venezuela no aflojó. Sostuvo su coraje y su capacidad de lucha, aunque enfrente tenía a un rival inspirado y sin fisuras. Sólo hubo un momento de dudas, cuando Colmenares, que definió con una bandeja pasada, achicó la desventaja a 11 (67-56).
Las alarmas no llegaron a encenderse. La velocidad para correr la cancha como un Fórmula Uno y la facilidad para generar situaciones que terminaron con festejadísimas clavadas no sólo liquidaron el partido cuando todavía quedaba la mitad del último cuarto (73-56), sino que le devolvieron a Canadá el traje de cotizado candidato a quedarse con uno de los dos boletos para los Juegos de Río 2016.
BOXSCORE
Fuente: Fiba Americas
Comentarios