Peñarol fue más y se quedó con el clásico


Que el todo es más que la suma de las partes, es un axioma que se aplica muy bien a los deportes de equipo. Y cuando eso sucede, el que logre conseguir el “todo”, vencerá contra el que dependa de las “partes” de un conjunto. Esa fue la gran diferencia de Peñarol sobre Quilmes, en la victoria por 88 a 74, en el tercer clásico de la temporada que se disputó en el Polideportivo Islas Malvinas. El juego colectivo del “milrayitas”, con goleo repartido, con figuras desde el banco de suplentes, inclinó la balanza con amplitud para el lado del conjunto de Rivero, ante un “cervecero” ultradependiente de Walter Baxley, que fue goleador con 28, pero no encontró gol en sus otros hombres.

El partido comenzó con mucha intensidad, con Quilmes buscando siempre anotar cerca del canasto, mientras que Peñarol apostó al tiro externo. Las dos faltas rápidas de Clark, cambiaron la estrategia, porque Leo Gutiérrez se empezó a postear contra el americano, para condicionarlo por el resto del juego. Igual, era más claro y más sólido el “tricolor”, que se plantó con una dura defensa, siempre al límite de la falta, sin dejar anotar a Martín Leiva y mandándolo a la línea, su talón de Aquiles. El partido era desprolijo, Peña tiró tres triples seguidos y, en el último, acertó Giorgetti para igualar en 7, a falta de 4’20”. En 7 minutos, habían cometido 12 faltas entre los dos, Leiva se fue enojado por la segunda que le cobraron y terminó recibiendo la técnica en el banco. Con más empuje que ideas, cuando no encontraba las ofensivas, el “milrayitas” pasó al frente por la mínima (14-13), a falta de 53”. La primera aparición de Giddens hizo explotar al público, cuando metió un doble y le sacó la falta a Maciel, pero la cancha se levantó del otro lado, con el triple sobre la chicharra de Vildoza que llevó al “tricolor” arriba al descanso 18 a 17.

El segundo parcial empezó con todo. Golazo de Giddens y otro de Sahdi, para que Peñarol tome un poco el dominio por primera vez en la noche, mostrando mejores ataques, mayor elaboración y cerrando los caminos de Quilmes que cayó en una laguna. Peña metía todo, el “tricolor” erraba hasta las imposibles, por eso Ramella pidió tiempo muerto, cuando el local sacó la máxima de 5 (27-22), a falta de 6’. El “milrayitas” le dio chances de recuperación a Quilmes que no supo aprovecharlas, hasta que un triple de Ortiz lo acercó, aunque Diez respondió de la misma forma y la diferencia siguió siendo de 4: 31-27. Los desaciertos tricolores fueron perfectamente aprovechados por Peñarol, que en un abrir y cerrar de ojos sacó una distancia de 12 puntos (42-30), con triples de Giorgetti y Diez. El descuento de Quilmes maquilló el final de la etapa inicial, con los de Rivero arriba por 10: 42-2.

El complemento comenzó como el partido, desprolijo, con bajos porcentajes y avances sucios de ambos lados. Estaba mejor Quilmes, que pudo achicar la distancia a 4 (45-41) con un gran triple de Clark, que enseguida se tuvo que ir por cuatro infracciones. Leo Gutiérrez había hecho parte de su trabajo y, en la siguiente, fue contra Gallizzi, para dejarlo también sobre la cornisa al otro interno “tricolor”. El encuentro estaba más equilibrado y Quilmes en juego, aún con la rotación inevitable en la pintura ante la ausencia de Romero. Baxley era la bandera para meterse en partido, y Giddens el encargado de desmoralizar con un juego atlético y buena mano. Cuando todo se definía con las penetraciones, Fabián Sahdi rompió los esquemas con un triple que le dio aire a Peñarol (59-52), a falta de 1’30”. Y antes del cierre del parcial, otra vez la ley del ex para el base que levantó a “la N°6”. El quiebre pudo llegar en la última bola del cuarto, cuando Massarelli clavaba un gran triple sobre la chicharra, pero los árbitros entendieron que había acabado el tiempo y se fueron al último descanso corto con ventaja de 5: 62-57.

El comienzo del cuarto final fue inmejorable para Peñarol. Massarelli, que se había quedado con las ganas, se despachó con una bomba para abrir el marcador en el parcial y Gabriel Fernández aplicó la misma medicina para alejarse a once y obligar un minuto rápido de Ramella, que se le empezaba a escapar el partido. El duelo de Cequeira y Sahdi, que se trasladó a las tribunas, lo ganó el base de Peñarol, que enseguida metió un triple que pareció sentenciar la historia, al ponerlo 71 a 59, con 6’35” en el reloj. La diferencia estaba entre lo colectivo de un “milrayitas” que sumaba con todos sus jugadores y un Quilmes que dependía exclusivamente de lo que pudiera hacer Baxley. El ingreso de Massarelli también fue importante en los de Rivero que se encaminaron al triunfo, pese a los últimos intentos de descuento del “cervecero”, con la aparición de Cequeira, cuando el choque estaba cerrado. El enojo de Ramella, cuando Massarelli ganó un rebote luego de un pique en el aro de Quilmes, era proporcional al festejo de la hinchada “milrayitas”, que se veía ganadora y con un pie adentro del Súper 8, complicando a su clásico rival. El resto fue fiesta azul y blanca, de un equipo que jugó como tal y por eso derrotó con contundencia a otro que puso sus ilusiones sobre las espaldas de un solo hombre.

Síntesis:

Peñarol (88): Alejandro Konsztadt 3, Adrián Boccia 18, Franco Giorgetti 6, Leonardo Gutiérrez 8 y Martín Leiva 3 (FI); Gabriel Fernández 6, JR Giddens 9, Alejandro Diez 8, Fabián Sahdi 16 y Luciano Massarelli 11. DT: Fernando Rivero.

Quilmes (74): Luis Cequeira 17, Walter Baxley 26, Federico Marín 2, Ivory Clark 8 y Tayavek Gallizzi 4 (FI); Maximiliano Maciel 2, Luca Vildoza 7, Rubén Wolkowisky 0 y Lucas Ortiz 6. DT: Leandro Ramella.

Progresión: 17-18, 42-32 y 62-57.
Árbitros: Juan José Fernández y Roberto Smith.
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.

Fuente: 0223.com
Foto Gentileza: ligateunafoto.com

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