Ramella: "Vamos a intentar mantener una base del equipo"


Mantiene la calma. Nada lo hace enloquecer. Leandro Ramella demuestra tranquilidad en su hablar. Cultor del perfil bajo, no se envalentona fácilmente con el éxito y aprende mucho más de los fracasos. El joven entrenador de Quilmes acudió a la redacción de 0223 para una jugosa entrevista, en la que repasó la campaña con el "Tricolor", y donde miró al futuro, feliz por el voto de confianza de la dirigencia, que decidió extender su contrato por 3 años más.

Primero, posó tímidamente para la sesión de fotos a cargo de Romina Elvira. "No estoy acostumbrado a esto", dice, algo incómodo. Luego, se sienta y se explaya con mucha claridad en cada declaración. Con conceptos elaborados. Con una idea muy firme de ver la vida y el deporte que tanto ama. Así la entrevista fue de lo que viene, a lo que pasó. De sus aprendizajes, al recuerdo del joven base que fue, y al entrenador que comenzó a dirigir a los 17 años en Kimberley, su primer gran club.

-Te renovaron el contrato por tres años, pero te mostrás algo escéptico en cuanto a los tiempos del mismo...¿por qué?

-Es que trato de ser realista. El deporte sobre todo en nuestro país, tiene al resultado como algo muy influyente en el día a día. Lo que sí demuestra esto, es una buena intención dirigencial de por lo menos tratar de llevar adelante un proyecto, tener continuidad. Que después, circunstancias dentro de ese período hagan que yo no pueda cumplir con ese proyecto, lo veremos. Pero desde ya, la intención del club es algo importante que tampoco se ve mucho en este país.

-Ya tuviste una reunión con Pablo Zabala, presidente, respecto al futuro plantel, y nos contó que coincidieron en muchos aspectos...

-Sí, es cierto. Vamos a intentar mantener una base del equipo, y veremos si el presupuesto nos da para tratar de jerarquizar en algún puesto particular. El primer esfuerzo dirigencial será intentar mantener a Baxley, lo cual será muy difícil porque él puede llegar a ganar cuatro veces más de lo que ganaba. Entonces, para mantener al mismo plantel, ya la dirigencia tendrá que hacer un esfuerzo muy grande. Para intentar jerarquizarlo, será demasiado. Ojalá se pueda, sino, se mantendrá la base, el grupo. Sabemos que no será fácil volver a cumplir con los mismos objetivos logrados en la última liga que pasó. Estar entre los 8 mejores de la Liga no es fácil, y nosotros podríamos haber estado quintos como decimosegundos. Para un lado y para el otro teníamos la misma diferencia de puntos. Entonces, me parece que repetir un año como el que tuvimos, ya sería muy bueno. Está claro, ojalá se pueda mejorar.

-¿Ya tenés en claro qué reforzar, qué mantener, al margen de Baxley?

-En realidad, estamos esperando la respuesta de Baxley. Si él no se queda, tal vez podamos buscar jerarquía en otro puesto. Si se queda, no creo que haya mucho más para reforzar. Él es la prioridad, y en base a él avanzaremos en el armado del equipo. Zabala ya se reunió con su representante, y él prometió una respuesta en el corto plazo, que estaremos esperando.

-¿Te gustaría jugar con dos extranjeros?

-A mí mucho no me gusta jugar con dos foráneos, pero bueno, si queremos jerarquizar y la única forma que hay por presupuesto y mercado de nombres, es con dos extranjeros, lo haremos. Yo confío también en que los grupos son muy buenos cuando hay más nacionales.

-Se te nota igual conforme con todo el plantel, al decir que de acuerdo a la permanencia o no de Baxley, no hay mucho más para retocar…

-Sí. Está claro que para tener el año que tuvimos, todos los jugadores tuvieron que rendir por encima de las expectativas. Sino, hubiese sido imposible. Estoy conforme con todos, y si hay algún cambio, es porque yo creo que se puede jerarquizar. Los posibles cambios en el equipo serán porque yo creo que con una ficha se puede jerarquizar algún puesto, o porque por presupuesto no se puede mantener.

Un apasionado del básquetbol: base y entrenador desde joven

Leandro Ramella siempre fue un apasionado del básquetbol. Desde chico, por herencia familiar. Su tío y padrino, Osvaldo Echevarría (entrenador en Peñarol, formador de jugadores como Marcos Mata y Facundo Campazzo) fue clave en ese amor al deporte. A los 6 años comenzó en Kimberley, jugando con su primo Martín (Echevarría, periodista y conductor de "Maldita Radio" en FM Metro 98.9). Tanto en el club como en el patio de la abuela, así empezó a desarrollar su pasión por la "naranja". Claro que su estatura quizás no lo beneficiaba. Por eso, jugó de base.

-¿Eras un base con panorama, anotador?

-No, con poca visión, y mucha actitud (risas). No, era un jugador más, del montón, pero me di el lujo de salir campeón varias veces de primera división, y de jugar con amigos, contra grandes jugadores en contra. Debuté en primera a los 15 años, y jugué hasta los 26.

Ramella, influído por su padrino, desde muy joven comenzó a tener nociones tácticas del juego. Así fue que a los 17 años ya daba sus primeros pasos como entrenador, y a los 18, tuvo a su cargo por primera vez a un grupo: “Echevarría me hizo inclinar por esta profesión. Cuando terminé el secundario, elegí la carrera de educación física porque ya quería ser entrenador de básquet". A la hora de señalar referencias, agradece a todos los que trabajaron con él: "Uno de mis entrenadores fue Guillermo Narvarte, y también fue un referente. Trabajé muchos años con Nicolás Spidalieri, que ahora está en Unión. Con el ´Ruso´ Bonfiglio, Marcelino Sangrilli, todos de Kimberley que después se fueron a Peñarol. Trabajé muchos años con ellos, y cuando Luis Fernández me vino a buscar para Quilmes, trabajé con Nicolás Mengoni, Javier Bianchelli, Mariano Rodríguez…”, señala.

Leandro, en Kimberley, se daba el gusto de jugar y entrenar a la vez. Algo que se cortó cuando pasó a Quilmes: "Luis Fernández hizo algo bueno y me incitó a que deje de jugar. No correspondía que jugara en un lado y entrenara en el otro", cuenta en su ingreso al club de Luro y Guido, en el cual trabajó 9 años consecutivos, antes de partir a hacer otras experiencias.

-Pero a diferencia de otros chicos que de pibes les interesa el juego, tirar al aro, a vos ya te interesaban cuestiones tácticas…

-Sí. Veíamos videos de Magic Johnson, Michael Jordan, me gustaban mucho Los Ángeles Lakers. Siempre me gustó mucho este deporte. He viajado mucho siendo joven. Me he ido solo a Catamarca a ver un Sudamericano de Cadetes, por ejemplo, porque quería ver a una selección argentina y ya era entrenador. Me fui solo, me pagué los gastos. He viso provinciales, argentinos, siempre me instruí. Con Luis Fernández íbamos a ver a Estudiantes de Olavarría, cuando jugaba las finales con Atenas… He ido a Buenos Aires, siempre el básquet fue mi motor, está claro.

-¿Qué te genera haber tenido la temporada que tuviste como entrenador? Se te notó muy maduro, especialmente en la injerencia dentro de cada partido...

-Yo había tenido una muy mala experiencia con San Martín de Corrientes en la “A”, había sido muy duro para mí. En el momento que uno tiene resultados adversos, te hace dudar mucho, pero cuando pasa el tiempo, se aprende muchísimo. Comparto que uno aprende en la derrota muchísimo más que en los buenos momentos. Todos piensan que tengo un perfil bajo, pero no me dejo engañar por los buenos resultados, porque son pasajeros. Confío en la dedicación, en el trabajo y en la pasión que uno le pone a la profesión. Tuve la suerte de estar en San Martín con un mal año, pero que me hizo madurar un montón. También venir a Quilmes, un club que tiene otra presión extra por su nombre, también me hizo madurar, y gracias a Dios pude tener un buen año, y una continuidad, que es importante.

-Una cosa es ser entrenador en la semana, con la tranquilidad de las prácticas, y otra la injerencia directa en un Once Unidos, con situaciones cambiantes, jugadores que tienen sus momentos, ahí se requiere otra lucidez, como manejar un avión en la tormenta…

-Bueno, por eso me parece que nos apasiona el básquet. Porque este deporte es todo el tiempo cambiante, y el entrenador tiene mucha más influencia que en otros deportes como el fútbol. Me considero un entrenador muy joven en la profesión, y creo que estoy aprendiendo todo el tiempo, y ojalá siga aprendiendo porque eso me hará crecer. Espero poder mantenerme mucho tiempo en el básquet.

-¿Pensás que te hiciste un pequeño nombre en esta Liga?

-Me parece que esto hay que sostenerlo. Sino, no es fácil mantenerte. Con trabajo y la suerte de los resultados.

-¿Y qué aprendizaje te dejó esta temporada?

-Yo aprendo mucho del jugador que dirijo, especialmente aquellos que tienen más experiencia que yo en el profesionalismo. Romero, Marín, Maciel, son jugadores con más trayectoria que yo. He aprendido a intentar manejar un extranjero que es figura, que no es fácil, y a mí me cuesta bastante la relación con los extranjeros. Tuvimos buenos momentos, y hay que mantener los pies en el piso.

-Uno te vio siempre muy autocrítico, como no permitiéndote ver lo bueno, especialmente con los clásicos…

-Me parece que trato de hacerme cargo de las situaciones. Primero, nunca me gustan ni los entrenadores ni las personas que solo se hacen cargo de los buenos momentos o los éxitos. Creo que la responsabilidad de los éxitos y los fracasos siempre es grupal. Cuerpo técnico y jugadores. Pero yo soy el que conduce ese equipo, entonces cuando las cosas no están bien, me tengo que hacer cargo, porque soy el conductor. Esa es mi forma de pensar. Trato de sacarle la responsabilidad a los jugadores.

-Al inicio de la temporada, ¿vislumbrabas esta buena Liga? Se vio desde entrada un grupo muy compenetrado y responsable con la causa…

-Los jugadores de Quilmes no eran amigos afuera de la cancha, pero sí era un buen grupo que quería ser parte de un equipo. Entrenaban y había muchas ganas de exigirse y de apoyarse. Eso es necesario siempre, tiene que haber exigencia de un compañero hacia otro y del entrenador. Se dio ese mix de jugadores con experiencia y de gente joven, y de más joven. Maciel, Romero y Marín como los tres referentes; Vildoza y Tayavek (Gallizzi) como juveniles, más Sahdi, Ortiz y Piñero que están en el medio de ellos. Entonces, cada uno aportaba desde su lugar. Los más experimentados ayudaron para que en los malos momentos haya voz mandante. Por eso se formó un buen grupo, no porque sean amigos afuera de la cancha. Todos teníamos muchos objetivos en común, de querer demostrar, tener hambre, querer más. Eso fue una clave. Querer aprender, que al equipo le vaya bien. Mucho pasó por ahí.

-Algunos jugadores sostienen que sacaron ventaja al principio de la Liga porque estaban muy maduros como equipo, en relación a otros que recién se conformaban, ¿coincidís?

-O tal vez no nos tenían tan en cuenta, no éramos conocidos y sorprendimos al principio. Después nos empezaron a agarrar la mano, a jugar tácticamente mejor, y nos empezó a costar mucho más nuestro juego. Al principio nadie sabía qué iba a pasar con Quilmes, y nos sirvió. Ganamos un par de juegos, tomamos confianza, y cuando vos ganás, te ayuda a justificar que vas por el buen camino. Un mal comienzo hubiese sido difícil de enderezar como rumbo.

-Al menos para lo mental, ¿pensás que fue beneficioso para Quilmes y otros equipos jugar sin descensos?

-No lo podemos saber. El otro día me decían “y, algunos jugadores rindieron más porque no hay descenso”. Es incomprobable. Lo que sí estoy seguro es que yo hubiese planteado el año de la misma forma. Con un equipo que entrenó muy duro, y se sacrificó y quedó demostrado, más allá que no había descensos. Los jugadores quisieron ser competitivos todo el tiempo. Y con descenso, habrían salido con las mismas ganas y la misma competencia. Con hambre, ganas, actitud de siempre.

-Si tenes que valorar lo mejor, o el punto clave del equipo, ¿cuál fue?

-Creo que hubo una humildad en saber qué era lo que había que hacer para ganar. Y cuando lo podíamos lograr, al equipo le iba bien y competía. Nosotros nos dimos cuenta cuál era la forma que nos convenía competir. Nos convencimos de la forma, y a veces se pudo hacer, otras no. Eso es importante. Nosotros sabíamos que teníamos que defender, correr, ser dinámicos, tener un despliegue, proponer partidos dinámicos, no lentos y tácticos. El equipo lo entendió a eso, y es lo mejor de todo, creo.

Fuente: 0223

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