Mario Milanesio: "No soy un gran creyente, pero hubo una ayuda extra"


No es Narciso Ibáñez Menta protagonizando "El hombre que volvió de la muerte", ni tampoco Víctor Sueiro, sino Mario Guillermo Milanesio, quien bien podría sumarse al listado de aquellos que regresaron para contarla después de haber permanecido en coma al borde de la muerte por más de un mes debido a una septicemia (infección generalizada de los órganos).

"Yo tendría que haber visto un montón de luces y no vi ninguna", confiesa irónico "el Loco", quien tras superar el difícil trance que lo tuvo en serio riesgo, despliega optimismo y ganas de vivir. “No era mi momento. Siempre fui una persona sana y jamás esperé llegar a este tipo de situación”, reconoce.

El hermano mayor de los Milanesio, dice estar recuperándose de menor a mayor, disfrutando e insertándose nuevamente en su pasión: el básquet. Y en este rubro lo espera la selección de mayores de la Asociación Cordobesa (ACBB), que en junio tendrá que defender el título provincial logrado el año pasado bajo la dirección técnica de Mario.

–¿Qué experiencia te dejó esta situación?
–Tuve 15 días dormido y no recuerdo nada, para mí habían pasado 15 minutos. No sentí nada, ni fue traumático. Si pasaba lo peor hubiese sido en paz. Son situaciones límite y nadie está preparado para estas cosas. Fue una negligencia mía sin saber lo que me produciría. Pero pasar por esto te hace ver las cosas desde otro punto de vista, de lo frágil que es el ser humano. Cuando estás bien pensás que nunca te pasará nada, pero no es así. Hoy estoy más pendiente de mi salud y trato de cumplir aquél dicho que dice “Hay que vivir hoy como si fueses a morir mañana”.

–¿Cuándo te cayó la ficha?
–Mis médicos no recordaban que alguien, en mi estado, haya salido. A los 15 días abrí los ojos lo vi a Marcelo… No soy un gran creyente, pero tuve una ayuda extra. Pero además sentí una gran energía de todos los sectores, de gente que no conozco ni conoceré, eso te ayuda a vivir. Nunca había tomado dimensión de todo eso y de la repercusión que tienen los deportistas, recibí mucho apoyo y buenas vibraciones. Algo que siempre agradeceré.

–Y ahora, otra vez a la cancha…
–Sí. Hace un mes que tengo muchísimas ganas de volver y apareció la oportunidad de la Asociación. El año pasado tuvimos una linda experiencia, yo no había dirigido selecciones. El ofrecimiento me llegó en el momento justo, me hace bien. En estos días me estoy poniendo a armar el equipo para el torneo de junio. Estoy entusiasmado.

Básquet en terapia

Mario, hincha de Atenas si los hay, hace una pausa para contar lo difícil que le resultó seguir al equipo en terapia intensiva. “Ahí no te dejan entrar radios. Por suerte tenía un médico de guardia que había jugado en Barrio Maipú al que le preguntaba en la pizarra (no podía hablar porque estaba entubado) cómo le había ido al equipo”.

Una noche jugaba Atenas y Mario no podía ver pasar a “su informante” porque un biombo (que le instalaron a pedido suyo para no ver un paciente grave que tenía enfrente), lo aislaba en la terapia. Pero, lejos de rendirse, esperó serenamente y, una vez que el médico se asomó por arriba del biombo para observarlo, inmediatamente Mario le hizo el típico gesto de pregunta (balanceando la mano derecha con los dedos en racimo) alternando con el típico movimiento de lanzamiento al aro.

Ambos hechos, lejos de permitirle saber el resultado, provocaron la sorpresa del profesional, quien inmediatamente le indicó a la enfermera que le suministrara otro tranquilizante: “Supongo que habrá creído que estaba medio alterado”, cuenta “el Loco” entre risas.

El paso por Atenas
“Para mí, el trabajo que se estaba haciendo era el correcto”, cuenta Mario, que fue despedido poco antes de fin del año, con un récord de 12 victorias en 17 partidos.

“Las expectativas eran altas –cuenta convencido–, pero la desgracia de tener 45 días jugadores lesionados impidió el funcionamiento colectivo. Yo priorizaba los resultados hasta que pudiera trabajar con todo el equipo junto. Pese a las dificultades el equipo clasificó al Súper 8, de visitante, y sin Walter ni Bruno.

–Entonces, ¿cuáles fueron los argumentos de tu “corte”?
–No entendí la decisión y hasta el día de hoy sigo preguntándomela. Nunca se me dijo, en profundidad, cuál fue el detonante. Si bien teníamos altibajos, estábamos a un partido de quedar terceros, y lo hicimos diezmados. No tuve por cinco partidos a Herrmann y cuando volvió no podía jugar un cuarto entero, Bruno estuvo otros cinco afuera, Brussino otros dos meses, al igual que Fierro… Una pena, pero nunca pude saber cuál era el techo del equipo. Este plantel, completo, estaba para estar entre los cuatro y no donde terminó (9º). Pero el oficio de entrenador es así, hoy se vive con mucho exitismo el deporte y un club grande como este no es la excepción. No olvidemos que Rubén (Magnano) se fue de Atenas antes de jugar una final…

–Atenas hace tres temporadas que no arrima. ¿Qué falla? ¿Todo es plata?
–Según mi forma de verlo como exjugador y por todo lo que "mamé" dentro de esta institución, Atenas siempre tuvo los mejores jugadores y eran los más caros de la Liga: Marcelo, “Pichi”, Oberto, toda esa camada, los americanos… La receta de Atenas fue siempre tener los mejores. Si no tenés los mejores y un proceso de al menos dos años, donde consolidás y mantenés un equipo como lo hizo Peñarol y Regatas, es muy difícil.

–Pero dicen que no hay plata…
–Si manejan el presupuesto del año pasado, alcanza. Hay que traer tres buenos… yo traería a Paolo (Quinteros), Walter (Herrmann) y Leo (Gutiérrez), que son garantidos en lugar de contratar ocho o nueve jugadores que no sabés cómo te rendirán…

–¿También le costó conformar grupos?
–Es que todos los años arma equipos distintos. Y es difícil que en poco tiempo se arme algo sólido. Si tenés buenos jugadores y ganás, disimulás mucho. Pero al no lograrlo está pagando lo que hicieron otros equipos. Arma, desarma… fijate, terminó la liga y este año hará todo de nuevo y nadie asegure que en dos o tres meses estén unidos. En nuestras épocas estábamos unidos, consolidados y eso era un plus… hoy Atenas lo está pagando porque es uno más…

-¿Volverás a dirigir a Atenas?
–(larga pausa) Creo que es imposible… Puede que sea un ciclo cerrado. Vos, cuando sos del club, no tenés el respeto que podés tener en otro lado. Y eso ya lo viví y no quiero saber más nada de eso. Yo creo en mis condiciones, en lo que sé, me he preparado, he estudiado, hice cursos, jugué al básquet… Todo sirve para trasladarlo a este momento como entrenador. Nunca digo nunca, pero quiero seguir dirigiendo en otro lado y donde se valore mi trabajo.

Fuente: Mundo D

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