El alero cordobés Miguel Gerlero se convirtió en el héroe de la clasificación regatense al convertir con un cachetazo el doble que le permitió a su equipo quedarse con una victoria agónica de 80-78, que selló la serie 3-1 a su favor.
“Estaba convencido que Paolo (Quinteros) la iba a meter. No imaginaba otro final. Pero estaba muy ansioso, con muchas revoluciones, íntimamente sabía que estaba en deuda. Por eso, más allá de todo, fui a buscar el rebote”, confesó quien vivió un duelo muy especial con el escolta Xavier Silas de Quimsa.
“No se si la cachetee, si la agarre, cómo tire. Lo que sí se es que la pelota entró y me fui directo al banco a festejar con mis compañeros, a contagiar la tremenda alegría que tenía y me encontré con que me superaron de contentos que estaban. Quería abrazar a todos, ya que todos me bancaron y me dieron confianza para afrontar una serie durísima como la que me tocó tener”, expresó.
Una de las razones de la “durísima” serie fue la marcación sobre Silas, un jugador tan irreverente como talentoso, al que Gerlero en pleno festejo le dedicó el doble final. Tuvieron que llevárselo sus compañeros ya que le gritaba el triunfo prácticamente en el rostro de Silas, que había anotado 26 puntos y segundos antes convertido un triple que equiparó el marcador en 78.
“Tuve suerte, ayudada por la tremenda actitud que le pusimos todos para cerrar la serie y no tener que volver a Corrientes a buscar el quinto punto. Sin dudas la revancha llegó en el momento justo”, añadió.
Finalmente, confesó: “íntimamente sabía que estaba en deuda y no estaba produciendo lo que debía, me sentía frustrado, pero tuve la virtud que nunca me entregué, ni bajé los brazos”. Y uno de esos brazos que nunca bajó, en el manotazo final, le dieron el pase a semifinales.
Fuente: El Litoral
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