Triunfazo de Quilmes en "La Bombonerita"


Quilmes lo hizo otra vez. En un partido que lejos estuvo de ser atractivo por lo bien jugado, resultó emotivo como el que más. Y con un esfuerzo sobrehumano desde lo defensivo, sobreponiéndose -una vez más, casi como había sucedido en la primera rueda en Once Unidos- a la acumulación de faltas que condició a varios, le ganó anoche a Boca Juniors, el puntero de la Zona Sur.

Lo venció en la propia "Bombonerita", por 60 a 58, en el marco de la octava fecha de la primera fase de la Liga Nacional "A" de Básquetbol.

No empezó bien la historia para el "tricolor". Sobre todo adelante. Algo que se repetiría a lo largo de toda la noche, aunque con esa pesadilla también tuvo que cargar el "xeneize".

Demoró 4m15s el conjunto de Leandro Ramella en anotar sus primeros puntos (dos libres de Federico Marín). Y a partir de allí, paulatinamente, los marplatenses empezaron a construir el mapa de partido más conveniente. De riendas cortas. A pesar de ir y volver vacíos muchas veces, aguantándolo atrás.

Privado del contraataque -apenas pudo correr en dos o tres ocasiones en todo el partido-, Quilmes equivocó el camino en la primera mitad. Porque rompía la primera línea defensiva, pero terminaba chocando invariablemente con la enorme humanidad de Robert Battle, que tapaba todo y obligaba a corregir tiros, cuando lo aconsejable era descargar, una vez que llegaba la ayuda defensiva del grandote estadounidense.

Aún así, la defensa le otorgó grandes dividendos a Quilmes. Y también, ante las faltas cometidas por Maximiliano Maciel y Mario Ghersetti, los relevos empezaron a jugar su rolprotagónico en el partido, de la mano de una contracción defensiva conmovedora, tal como había pasado en el partido ganado por el "tricolor" en suplementario en Mar del Plata.

Cualquier similitud con aquel partido no es mera coincidencia. Porque es evidente que, para el estilo de juego de algunos equipos y las características individuales de algunos jugadores, ciertos rivales resultan más incómodos que otros.

A veces, aunque no sean mejores que otros. Algo de eso le pasó a Boca. Se encontró con un Quilmes que expuso una determinación elogiable.

Y, lo más importante, siempre pensó que era la noche para sumar su primer triunfo como visitante. Se podría decir que marcó el terreno en la primera mitad, de resultado espartano (27-24), le marcó la cancha a Boca y se quedó con lo mejor para el final, donde le propinó el golpe decisivo.

Casi sin tiro de tres puntos (3 de 10 en toda la noche), pero peleando cada pelota como si fuera de oro, el visitante exprimió hasta su última gota de esfuerzo. Con una defensa de riesgo que le ofreció la chance de llegar a los 2m30s finales arriba en el resultado, trasladándole toda la presión a su oponente. Y entonces, para plegarse a uno de los pocos que había estado feliz desde la línea, Federico Marín, apareció con un cierre de partido memorable Lucas Ortiz. Desafiando a los grandes de Boca para atacar la canasta y convertir, o para asegurar todas las chances que tuvo desde la línea. No fue casualidad. Quilmes le encontró la vuelta a Boca y volvió a derrotarlo.

Síntesis:

Boca Juniors (58): Luis Cequeira 6, Selem Safar 3, Federico Aguerre 5, John De Groat 17 y Robert Battle 13 (Formación inicial); Lucas Faggiano 0, Marcos Delia 4, Alejandro Diez 0 y Patricio Prato 10. Entrenador: Carlos Duró.

Quilmes (60): Fabián Sahdi 5, Walter Baxley 9, Federico Marín 11, Maximiliano Maciel 0 (x) y Mario Ghersetti 5 (Formación inicial); Facundo Piñero 7 (x), Tayavek Gallizzi 12 y Lucas Ortiz 11. Entrenador: Leandro Ramella.

Parciales: 14-12, 13-12, 11-14 y 20-22.
Arbitros: Pablo Estévez y Julio Dinamarca.
Estadio: Luis Conde, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Fuente: La Capital
Foto Gentileza: ligateunafoto.com

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