La figura de Peñarol en el último clásico charló mano a mano con El Atlántico y revivió su gran noche ante Quilmes. Además, habló de su rol dentro del equipo y repasó su carrera en profundidad. Entrevista imperdible
No se equivocaron en Peñarol cuando fueron a buscar a Adrián Boccia. El ex Lanús siempre cumple y no es casualidad que sea el jugador más regular en este desparejo inicio de temporada del equipo de Fernando Rivero. En silencio, el rosarino de 31 años aporta en las distintas facetas del juego y se ha ganado muy rápido la consideración del hincha.
De perfil bajo, con el equipo siempre por delante, Boccia también sabe hacer ruido. Lo comprobó Quilmes, que lo padeció en el clásico del último martes, en el que el alero se despachó con 26 puntos y 11 rebotes para convertirse en la figura de un nuevo duelo ganado por el “Milrayitas”. “El triunfo sirve sobre todo para lo anímico, para saber que todavía estamos vivos, que estamos para pelear. La eliminación de la Sudamericana fue un palo, porque más allá de las lesiones que tuvimos, estábamos con mucha ilusión. Pero hay que seguir, ahora el objetivo principal es entrar al Súper 8 y ganar estos dos partidos en casa”, expresó Boccia, mucho más relajado tras disfrutar de un merecido día de descanso en la playa.
En un mano a mano con El Atlántico, el más destacado del clásico revivió su gran noche, repasó su extensa carrera y habló de su rol dentro del equipo marplatense: “Trato de hacer un poco de todo”, reconoció.
-¿Esperaban que el clásico se les presente tan complicado?
-Y… la realidad marcaba que ellos venían mejor que nosotros y que estaban muy bien en lo anímico por estar entre los primeros de la zona. Sabíamos que teníamos que defender fuerte y que iba a ser un partido que se iba a definir en el último cuarto. Entendíamos que no había que desesperarse si las cosas no salían al principio, Y en definitiva fue un partido palo a palo que se definió a favor nuestro en el final. Realmente a nosotros nos sirve mucho en la parte anímica.
- Evidentemente, la vuelta de Campazzo les ha dado una inyección anímica y sobre todo los ha mejorado desde el juego.
-Tenerlo a Campazzo en la formación inicial ya genera un respeto en el rival, porque nosotros somos más fuertes con él, somos otro equipo. Hay que aprovecharlo porque genera que los rivales estén muy pendientes de él y que se generen espacios para los demás. Obviamente que le da un toque de jerarquía al equipo, eso no lo voy a descubrir yo. Creo que cuando él esté en plenitud vamos a ser un equipo mucho más competitivo y mucho más fuerte.
-Con los jugadores de jerarquía que tienen en el plantel, ¿cuentan con un plus para los partidos que se definen de esa manera?
-Puede ser, hay muchos jugadores que han ganado y jugado varias finales. Seguramente eso ayudó, pero de todos modos creo que el final del partido tuvo muchas imprecisiones, no se jugó demasiado bien. Hubo mucho nervio, de nuestra parte por necesitar ganar y de ellos por querer remontar. Se dio un partido muy friccionado, pero estoy contento porque, pese a que no fue un buen cierre, lo pudimos ganar.
-El partido se “picó” por momentos. Quedó claro que, además de ser un clásico, estaba en juego buena parte de la clasificación al Súper 8.
-Es un clásico. Vos fijate la cantidad de gente que había, la cancha estaba casi llena y eso generó que se juegue de esa manera. Se jugó como lo que es y había que estar a la altura. Los dos equipos estaban necesitados de ganar: nosotros queríamos darle una alegría a la gente y lo necesitábamos como grupo. Además, el objetivo es entrar al Súper 8 y ahora queremos lograr la clasificación con estos dos partidos en casa.
-Debe ser especial tener una actuación como la tuya en un clásico…
-Ni hablar, todo suma. Más allá de que el rival haya sido Quilmes y de que hice un buen partido, yo me mentalicé en que podamos salir de ese pozo en el que estábamos. Necesitábamos una victoria que se disfrutara como equipo. Se dio en este partido, en el clásico y estoy muy contento por cómo se dio todo.
-No querés mencionar mucho tu actuación…
-No, no soy de hacerlo. Lo mismo me decían tras el partido contra Aguada, cuando me tocó hacer 30 puntos pero el equipo había perdido. Trato de focalizar todo como equipo, porque en definitiva nos trajeron para ganar y para que el equipo esté por encima de todo.
-Es que, definitivamente, vos sos un jugador de equipo, ¿no?
-Sí, me considero así. Trato de serle útil al equipo en lo que le haga falta. Me gusta ser un jugador completo, saber que un día me va a tocar anotar, otro día rebotear, otro día defender al mejor jugador del otro equipo… Trato de hacer todo lo que el entrenador me pida, siempre siendo consciente de que hay jugadores como Leo (Gutiérrez) o Facu (Campazzo) que tienen un poder de anotación importante en todos los partidos.
“SOMOS TODOS CONOCIDOS”
-Varios de tus actuales compañeros en Peñarol son amigos tuyos del básquet.
-Sí, yo con Martín Leiva, a quien conocía de la Selección, fui compañero en Burgos de España. Con Ibarra también me conozco desde siempre, fuimos a ese Mundial de Japón y nos encontramos en España muchas veces. Lo mismo con Axel Weigand… A Leo (Gutiérrez) lo conocí también en España, cuando él jugaba en Mallorca. Somos todos conocidos y eso es bueno para el grupo.
-¿Cómo te estás sintiendo en el club?
-La verdad que bien, la adaptación fue rápida porque, como te dije, es un grupo en el que nos conocemos todos. Además, el “Tulo” (Fernando Rivero) me dio la confianza para que haga mi juego y no tenga ningún tipo de problemas para adaptarme. Lo ideal sería que el equipo se empiece a enderezar y que pueda ganar un poco más seguido, porque a todos nos subiría la confianza. Todos queremos volver a la senda de la victoria y, pese a lo que nos pasó, hay que mirar para adelante, queda mucha Liga y hay que ser conscientes que no va a ser fácil.
-Te ganaste rápido la consideración de la gente, nada menos que en la posición que dejó Marcos Mata.
-Sí, trato de hacer un poco lo que hacía Marcos. Obviamente que él ya dejó una huella marcada, porque ganó títulos, pero uno trata de aportar en varios rubros. A veces en la anotación, a veces reboteando o defendiendo al mejor del otro equipo. Trato de hacer un poco de todo y, por suerte, personalmente las cosas vienen saliendo bien. Pero como te decía, a uno lo traen para que el equipo gane. Desde el primer día te hacen saber que Peñarol tiene que estar arriba, que es un club ganador, que viene ganando todo.
"Los palos del básquet me afectaron en su momento”
Emigrar antes de cumplir los procesos de maduración suele ser un pasaporte a la frustración para muchos deportistas, que al llegar a destino se encuentran con una realidad distinta a la que imaginaban en la previa. Algo de eso le sucedió a Adrián Boccia cuando llegó a la ACB de España, país en el que finalmente pudo asentarse hasta jugar 9 temporadas.
- Vos debutaste en Boca antes de irte a España.
-Sí, a los 16 años me fui de Rosario para Buenos Aires y estuve hasta los 19 en Boca, donde jugaba 10 ó 12 minutos por partido. Con 19 años, muy joven, me fui a España, donde estuve hasta los 28 y jugué 9 temporadas. Me tocó venir a la Liga casi como un desconocido, porque al irme tan joven la gente no me conocía mucho. Creo que en Lanús hicimos las cosas bien, fuimos de menos a más, y el año pasado fue la explosión porque jugamos la final de la Liga y porque me tocó estar en la Selección”.
-¿Qué te quedó de tu experiencia por Europa al haberte ido tan joven?
-Uno cuando se va de tan chico, se va con muchas expectativas y cree que se va a comer el mundo. A mi me tocó irme a un equipo como Pamesa Valencia, que me contrató por tres años. Obviamente, yo quería jugar en ese equipo. Pero la realidad fue que me cedieron a varios clubes y, por ciertas cosas que tiene el básquet, no me fue del todo bien. Creo que esos tres años me sirvieron para madurar en la vida, porque uno al estar en un club como Boca o siendo joven, está mucho más mimado o necesita la palmadita todo el tiempo. Cuando llegás a un país al que no estás acostumbrado, tenés que rendir ya, y yo me había ido con muy poca experiencia en la Liga Nacional. Así que esos años me sirvieron para crecer, para madurar. Los palos que te da el básquet, por las expectativas con las que me había ido, me afectaron en su momento. Pero pude salir de eso, tuve unos últimos años muy buenos, que coincidieron con la crisis en España y, por ciertos motivos, tuve que volver y arrancar acá de cero. Por suerte se dio todo bien y pude estar en la Selección, que para un jugador es lo más importante.
-Resulta difícil para el jugador cuando se va del país sin cumplir los procesos de maduración. Vos ahora tenés de compañero a Campazzo, quien parece que ya cumplió con esa etapa y está más preparado para emigrar, ¿no?
-Sin lugar a dudas, lo tengo muy claro. Yo el año pasado tuve de compañero a Nicolás Laprovittola (NdeR: emigró a Flamengo de Brasil) y ahora lo tengo a Facu. Ellos ya tienen la experiencia de haber jugado 250 partidos en la Liga, tienen roce internacional y eso hace que te vayas firme, asentado. Cuando yo era joven, las ganas de irme a Europa, junto a una oferta de tres años de contrato, me superaron. Obviamente, me fue difícil decirle que no. Pero sin lugar a dudas, uno si pudiera volver atrás haría las cosas con más cabeza.
JUGADOR DE SELECCIÓN
Adrián Boccia viene de cumplir una buena labor en el Premudial de básquet disputado en Caracas (Venezuela), donde la Selección Argentina consiguió el pasaje al Mundial de España 2014. Sin embargo, no fue la primera experiencia de Boccia con la celeste y blanca. Antes, había representado al país en los juveniles. “Jugué el Mundial Sub 21 en Japón. Fue una formación que me tocó desde infantiles, estuve siempre. Me tocó jugar dando dos años de ventaja con Carlitos Delfino en varias Selecciones… No me había tocado nunca estar en una Selección mayor y recién a los 30 tuve la posibilidad y es como que se disfruta mucho más, porque es un camino recorrido en el que hubo muchas malas y cuando vienen las buenas se disfruta el doble”, indicó.
-En aquel Mundial de Japón en 2001 también compartiste plantel con Delfino y Scola, entre otros.
-Estaba Scola, Delfino… Martín Leiva se lesionó los ligamentos cruzados en ese momento, cuando recién arrancaba. También estaban Diego Ciorciari y Pedro Calderón. Era un lindo equipo y terminamos terceros.
-¿Qué te dejó el último Premundial y qué ilusiones tenés de cara al Mundial del año que viene?
-La Selección fue un premio al trabajo que se hizo el año pasado, porque llegamos a dos finales y se hizo una buena temporada. Me tocó ir a China al principio, pensando que iba a ser un grupo nuevo, con muchos jugadores jóvenes. Y después me tocó ganarme un lugar en el Premundial, donde al principio de la temporada nunca pensé que me iban a citar, esa es la realidad. Ahora uno lo que hace es seguir por el mismo camino, sabiendo que hay grandes jugadores en mi posición y que si hay alguna posibilidad de estar ahí la pelearé. Pero soy consciente de que hay jugadores de otro nivel, que hoy por hoy están por encima.
Fuente: El Atlántico
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