Rusia logra el mejor resultado de su historia en unos Juegos Olímpicos, tras clasificarse a semifinales después de derrotar a Lituania (83-74). El conjunto ruso, que no se clasificó para Atlanta’96 y Atenas’04 y cayó en primera ronda en Pekín, tenía como tope los cuartos de final de Sydney 2000. Unos cuartos que ya han quedado atrás.
Los rusos comandaron el marcador durante todo el partido, mas el gran final de tercer cuarto lituano les puso en apuros, justo cuando parecía que tenían el partido controlado. Con Rimantas Kaukenas (19 puntos y tres asistencias), Mantas Kalnietis (14) y Jonas Valanciunas (7 y 9 rebotes) aumentando considerablemente su nivel con respecto al resto del torneo, Lituania llegó a los instantes finales con opciones, aunque Rusia mantuvo una ventaja relativamente cómoda, para que la victoria, y sus opciones de medalla, sigan intactas.
El encuentro había empezado con inhabituales errores en el lanzamiento, tal vez forzados por dos equipos que salían mentalizados defensivamente. Lituania llevó la delantera en un primer cuarto ausente de brillo, hasta que Rusia empezó a funcionar con la automática facilidad que le caracteriza. Tanto con Shved como con Ponkrashov, Rusia empezó a anotar canastas de aparente sencillez, hasta completar un parcial de 9-0 que les colocaba en una buena situación (15-9). Con 8 rebotes de Kirilenko en el primer periodo, Rusia controlaba a la perfección su aro, algo que le permitía afrontar con tranquilidad los ataques de un rival cuyo juego interior no era capaz de inquietar.
Así, al inicio del segundo cuarto, con varias acciones interiores de Kirilenko y Khryapa, Rusia empezó a implantar una visible superioridad. Visible tanto por la facilidad con la que los rusos se movían por la pista como por los errores que forzaban a su rival. Tras un tiempo muerto de Kemzura, la situación lituana mejoró ligeramente, con mención especial para un Kaukenas capaz de desbordar y generar desequilibrios en ataque. A ello contribuía también el nefasto porcentaje de triple ruso (0/6 a mediados del segundo periodo; 1/9 al escanso), que, además de la carestía anotadora, favorecía la defensa lituana a los interiores rusos. Capítulo aparte merecían sus porcentajes de tiros libres: 0/5 entre Kaun y Mozgov.
Con Kaukenas al mando, Lituania redujo hasta el 25-21. Con el nuevo jugador del Zalgiris en el banco, tomó el relevo Songaila. Con 10 puntos (terminó en 15), el pívot fue una constante amenaza para el juego interior ruso, manteniendo a los suyos en el partido. Lituania caía al descanso por tan solo 32-27, una enorme noticia teniendo en cuento su rendimiento. Aunque el resultado era más demérito ruso. Con un inusual 11% en triples y un 36% en tiros libres de los hombres de David Blatt, ir ganando solo podía explicarse por la enorme diferencia que separa a los dos equipos.
El inicio tercer cuarto trajo más errores por ambos equipos, una tónica que venía desluciendo el partido desde su mismo inicio. Eso sí, con mejores resultados para Shved y su equipo, que seguía forzando faltas de mano de la velocidad del nuevo jugador de los Wolves. Y, si Khryapa anotaba un triple para romper el triste porcentaje ruso desde 6,75 y Kirilenko taponaba a Kaukenas, Rusia se despegaba en el marcador: 46-32. Mozgov empezaba a imponer su poder de resolución, en gran parte gracias a las jugadas inventadas por Shved, que alternaba grandes ideas con incomprensibles pérdidas de balón.
Pero, a partir del 51-37 adverso, Lituania empezó a competir a cierto nivel, con los mejores minutos (tal vez de todo el campeonato) de Kalnietis, que comandó la remontada de su equipo justo cuando parecía al borde de ser expulsado del partido. Nada más lejos de la realidad: Lituania invirtió las sensaciones y terminó el periodo 54-50.
Un rejuvenecido Kaukenas anotó un triple nada más empezar el último cuarto para encender las alarmas rusas. Aunque, como el marcador nunca llegaría a enloquecer de anotación, a Rusia le bastaban un par de triples en dos minutos (Khryapa y Monya) para volver a coger impulso (62-55). Pese a los intentos de Kaukenas –el mejor y más constante atacante lituano–, Rusia ya no se descontrolaba, conservando así su ventaja, con Ponkrashov tomando buenas decisiones como timonel.
El encuentro entraba en su fase más vistosa, con ambos equipos aumentando su porcentaje desde la línea de triple. Por Lituania, Valanciunas estaba siendo realmente útil para el equipo, sobre todo en el apartado reboteador, y Kalnietis respondía con su mejor partido del campeonato, colocando a los suyos 74-69 a falta de dos minutos.
Hasta que llegó un final de despropósitos. Con 77-72 y poco más de un minuto por jugarse, Shved se jugó un triple lejanísimo después de que Rusia estuviera a punto de agotar los ocho segundos para pasar de campo. Lituania perdió inmediatamente el balón, pero Shved falló los dos tiros libres de la falta con la que los bálticos pararon el contraataque. Triple errado de Kalnietis... y Rusia que seguía con cinco puntos de ventaja a falta de 32 segundos.
Fridzon no falló desde la línea, y colocó un 79-72 que fue ya distancia suficiente como para colocar a Rusia en la semifinal de los Juegos Olímpicos. La primera de su (corta) historia.
La eliminación lituana supone que, por primera vez en su historia, el conjunto báltico no alcanza las semifinales de unos Juegos Olímpicos. Desde Barcelona'92, los primeros Juegos que disputaron los lituanos como país independiente, habían llegado a la lucha por las medallas en todos los torneos.
Síntesis
Rusia (83): Shved 4, Ponkrashov 8, Khryapa 10, Kirilenko 19, Kaun 2 (FI); Fridzon 11, Monya 10, Mozgov 17, Antonov 0. DT: David Blatt.
Lituania (74): Jasikevicius 3, Seibutis 0, Maciulis 1, Kleiza 4, Valanciunas 7 (FI); Kalnietis 14, Pocius 5, Jasaitis 2, Jankunas 2, Kaukenas 19, Songaila 15 y Kavaliauskas 0. DT: Kestutis Kemzura.
Cuartos: 17-10, 32-27, 54-50 y 83-74.
Arbitros: Pablo Estévez (ARG), Carl Jungebrand (FIN) y Michael Aylen (AUS).
Estadio: New Greenwich Arena.
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Fuente: AXB.com - EFE
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