Rotundo 88 a 67 sobre Estudiantes para llegar a semifinales. Anoche destruyó a los bahienses con una gran defensa y mucho sentido colectivo. Ahora su rival será Libertad de Sunchales. El próximo miércoles, en el Polideportivo, el primer capítulo.
Se acabó la discusión. El año pasado, a esta misma altura de la Liga, lo sufrió Regatas Corrientes. Cuando está obligado a ganar, cuando el margen de error se achica al mínimo, Peñarol da lo mejor de sí. Con una producción equipista sin fisuras, el equipo marplatense se impuso a Estudiantes por 88 a 67 en el quinto y decisivo cotejo de la serie de cuartos de final de la Liga Nacional de Básquetbol.
Esta vez Pepe Sánchez y Juan Espil, que jugó el último partido de una carrera brillante, tuvieron poco que decir. Y el elenco milrayitas llegó a las semifinales del torneo por sexto año consecutivo. En esa instancia, desde el próximo miércoles, enfrentará a Libertad de Sunchales. El primer capítulo será en el Polideportivo Islas Malvinas, seguramente a las 22.10.
Cuando huele el peligro, Peñarol responde. Anoche lo hizo una vez más. Ante el riesgo, respondió con una actuación colectiva enormemente sólida.
El paso inicial lo dio con una defensa sin fisuras. Con Mata, como ocurrió otras veces, encima de Pepe Sánchez. Y con Leiva omnipresente para cerrar todos los espacios en la pintura. A eso le agregó buenos bloqueos y, en consecuencia, rebote firme en su propio canasto.
Con esa premisa cumplida, lo suyo en ataque fue de menor a mayor. Estudiantes salió a defender individual y se sintió relativamente seguro en los primeros minutos. Porque el único jugador de Peñarol que causó algún desequilibrio fue Martín Leiva, quien volvió a ganarle el duelo personal a Jerome Meyinssé.
Pero el pivote necesitaba un socio anotador. Y ese, en la última mitad del primer cuarto, no fue otro que Kyle Lamonte. Como en los últimos partidos, el estadounidense comenzó nervioso, embarullado. De pronto, en un ataque, Gutiérrez -que no anotó en la primera parte y fue rápidamente resguardado cuando cometió su segunda falta personal- juntó marcas, lo vio libre detrás del arco de tres puntos y se la dio. Con mucho espacio, Lamonte anotó ese triple y su confianza comenzó a inflarse.
El extranjero, a favor de la defensa individual, se animó al uno contra uno, provocó faltas y, como si fuera poco, se hizo cargo del último ataque del primer cuarto, los corrió a todos y clavó un triple sobre la bocina de expiración. Fueron diez puntos suyos vitales para que Peñarol cerrara 23-14 ese primer parcial y afianzara lo suyo.
La temida defensa zonal de los bahienses apareció recién en el comienzo del segundo parcial. Le costó un ratito a los de Sergio Hernández encontrarle la vuelta. Mientras, los deberes defensivos se hicieron bien y la luz adquirida en el cuarto inicial se mantuvo.
Espil, esta vez, entró con la mira torcida y falló todo lo que intentó desde la tercera dimensión. Pepe Sánchez, bien marcado, no tuvo con quien entablar circuitos.
Ante ese panorama, Peñarol se sintió seguro. Y paulatinamente comenzó a hacerle daño a la zona con mucha inteligencia. Estudiantes no negó la recepción a Leiva y el pivote, que terminó el primer tiempo con 15 puntos, continuó haciendo estragos. El complemento ideal para su supremacía en el poste fue el tiro de tres puntos. Sin embargo, los dirigidos por Sergio Hernández utilizaron ese recurso dentro de límites razonables. Las bombas se tiraron casi todas a pie firme y con espacios. Cuando encadenaron una serie exitosa Ibarra, Giorgetti y Mata, la brecha se amplió a 21 puntos (48-27) a falta de dos minutos y medio, momento en el que Pepe Sánchez, impotente, llegaba a su tercera falta y se hacía cobrar una técnica que le cayó al banco.
Peñarol, en definitiva, se llevó al descanso largo una más que tranquilizadora diferencia de 51-32.
El remate lo produjo en el arranque del tercero. Tres triples consecutivos (uno de Leo Gutiérrez, dos de Mata) contra la zona terminaron de sepultar las posibilidades bahienses. La diferencia se hizo de 26 puntos en un abrir y cerrar de ojos y el partido se terminó entonces.
Tras esa ráfaga, Peñarol casi manejó la renta defendiendo. Tan tranquilo estuvo el final que Sergio Hernández dispuso que el cuarto final lo iniciaran Leo Gutiérrez y los cuatro relevos. Esa formación, con Safar muy certero, timoneó el final del partido en aguas muy tranquilas.
Para el equipo marplatense fue la sexta clasificación consecutiva a semifinales. Una nueva prueba que es desde hace tiempo el que mejor hace las cosas en el básquetbol argentino.
Para Estudiantes, el fin de las ilusiones. Y para Juan Espil, la noche del adiós. El enorme tirador, que anoche no gravitó, se fue con el recuerdo de una serie tremenda. Con la pelota del partido, como tributo del propio club marplatense. Y aplaudido por todo un Polideportivo, que deliró con una más de las grandes noches milrayitas.
Síntesis
Peñarol (88): F.Campazzo 7, K.Lamonte 14, M.Mata 19, L .Gutiérrez 5 y M.Leiva 17 (FI); F.Giorgetti 5, M.Ibarra 9, S.Safar 12, A.Reinick 0 y S.Giletto 0. DT: Sergio Hernández.
Estudiantes (67): J.I.Sánchez 8, L .Faggiano 12, R.Stanton 3, R.Sánchez 15 y J.Meyinssé 21 (FI); F.Aguerre 0, E.Ruiz 3, J.Espil 3 y A.Zago 2. DT: José Luis Pisani.
Estadio: Polideportivo ?Islas Malvinas?.
Arbitros: Pablo Estévez, Alejandro Chiti y Roberto Smith.
Progresión: 23-14, 51-32 y 71-47.
Crónica: La Capital
Foto Gentileza: ligateunafoto.com
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