Peñarol fue un carnaval


Derrotó a Pinheiros de Brasil y se quedó con el Interligas. El elenco marplatense ganó su cuarto título internacional. Y lo hizo con la autoridad que le da su oficio y su cada vez más aceitado juego de ataque. Noveno campeonato desde que Leonardo Gutiérrez, MVP de la final, llegó a Mar del Plata. Lo disfrutaron alrededor de cuatro mil hinchas.

Este Peñarol es increíble. Con sus marcas registradas (defensa, pase extra, tiro de tres puntos, entre otras) pareció hacer sencilla la resolución de una final ante el mejor equipo de Brasil del momento. Pinheiros fue rival en el primer cuarto y después terminó rendido ante el oficio y las variantes del equipo de Sergio Hernández, que consiguió su cuarto título internacional, el segundo de la temporada.

Al cabo, Peñarol superó a Pinehiros 88 a 75 y se quedó con la tercera edición del Torneo Interligas, que reúne a los mejores de Argentina y Brasil.

Dentro de las importantes actuaciones individuales que anoche hubo en el equipo marplatense, sobresalió una vez más Leonardo Gutiérrez, elegido MVP de esta final y de alguna manera una de las caras de este exitosísimo ciclo peñarolense. Es que desde la llegada del cordobés, hace poco menos de tres años, Peñarol ya festejó nueve títulos. Y se queda para ir por más.

Pinheiros dio lo mejor de sí en el arranque del partido. La puntería de Shamell (ocho puntos de los primeros diez de su equipo) y el apoyo del tiro abierto de jugadores muy altos como Marquinhos y Olivinha, sumado a la polenta de Morro para pelear en el poste bajo, lo puso en ventaja.

Sergio Hernández, incluso, se vio obligado a gastar su primer tiempo muerto cuando apenas se habían jugado cuatro minutos para intentar desentrañar el intríngulis de la defensa de Shamell.

Tras esa interrupción, Peñarol ajustó sus patrones de defensa y comenzó a encarrilar el partido. Dominó abrumadoramente el rebote en su tablero y lastimó de movida cerca del canasto con Leiva y también con el resto, rápidos y decididos para atacar por el eje de cancha.

Cuando la defensa paulista comenzó a doblar en la pintura, aparecieron los espacios para el desvastador poder de fuego de Gutiérrez. Las ?bombas? de Leo le permitieron a Peñarol lograr sus primeras ventajas y ganar el primer parcial 22 a 20.

La gestión defensiva del equipo local fue ?in crescendo?. A punto tal que limitó la ofensiva visitante a sólo trece puntos en el segundo parcial, siete de ellos aportados por el intratable Shamell. El resto poco y nada pudo aportar ante un Peñarol muy concentrado. Y los relevos que Claudio Mortari, el entrenador rival, mandó a la cancha no consiguieron disimular la amnesia ofensiva.

El equipo marplatense, entonces, empezó a quebrar la resistencia brasileña. Paulatinamente, al principio. Los tiros de tres puntos de Mata ?otra vez en un nivel excepcional- estiraron la ventaja a seis o siete puntos. Y un bombazo de Gutiérrez ?tras rebote ofensivo de Leiva de un tiro libre malogrado por el propio cordobés- llevó la luz a diez cuando restaban un poco más de dos minutos para el final de la etapa.

Peñarol se fue al descanso ganando por doce puntos (45-33) y pudo hacerlo por más de no haber incurrido en ocho pérdidas y no haber despilfarrado dos o tres chances muy factibles de anotar en contraataque.

El segundo tiempo, como si fuera poco, comenzó con un triple de Safar. Pinheiros, en consecuencia, quedó condenado a remar muy de atrás.

Peñarol manejó la ventaja con mucha solvencia. Podría decirse que jugó al gato y al ratón con su rival. Pinheiros se vio obligado a forzar mucho sus acciones ofensivas, mala receta ante un rival que no dio ventajas y que tuvo un rebote granítico.

En cambio, los de Sergio Hernández movieron la bola con mucha tranquilidad y redujeron enormemente el nivel de pérdidas. Así encontraron tiros limpios desde lejos, pero, sobre todo, alimentaron permanentemente a Leiva, líder de la ofensiva en el tercer cuarto con ocho puntos.

La amplia ventaja (67-51) con la que Peñarol ingresó al cuarto final lo puso a resguardo de todo. Hasta se permitió algunos minutos muy flojos en ataque. Pero no corrió sobresalto alguno. Los brasileños, muy nerviosos, erraron casi todo lo que tiraron. Y no tuvieron chances de corregir lanzamientos.

El equipo marplatense, en consecuencia, tuvo el título en sus manos cuatro o cinco minutos antes del cierre del partido. Nicolás Lauría, quien de a poco vuelve de sus problemas físicos, se dio el gusto de jugar ese cierre. Mientras, en las tribunas, los hinchas le daban rienda suelta a un nuevo festejo. Y a las cargadas a Quilmes, que mañana jugará su permanencia en la Liga Nacional.

Síntesis

Peñarol (88): F.Campazzo 17, K.Lamonte 6, M.Mata 15, L.Gutiérrez 21 y M.Leiva 17 (FI); M.Ibarra 4, A.Reinick 0, S.Safar 3, F.Giorgetti 0, P.Barrios 3, N.Lauría 2 y S.Giletto 0. DT: Sergio Hernández.

Pinheiros (75): J.P.Figueroa 3 (x), Shamell 17, Marquinhos 13, Olivinha 9 y Morro 8 (FI); Paulinho Boracini 8, Rafael Mineiro 2, Bruno Fiorotto 2 y Renato 13. DT: Claudio Mortari.

Estadio: Polideportivo Islas Malvinas.
Arbitros: Héctor Uslenghi, Alejandro Sánchez y Adrián Vázquez (todos de Uruguay).
Progresión: 22-20, 45-33 y 67-51.

Crónica: La Capital
Foto Gentileza ligateunafoto.com

Comentarios