Quilmes derrotó a 9 de Julio y forzó el cuarto partido. El equipo marplatense despilfarró una ventaja de diecinueve puntos y no perdió de casualidad en el período regular. Lo rescató Hopson. Y se terminó imponiendo en dos suplementarios.
En un momento dado, estuvo perdido. Se le paró el corazón. Pero vio la luz. Nadie sabe cómo, se puso de pie. Seguramente tomado de la mano por Hopson, tan decisivo como en el TNA. Y con el respirador en la boca, salió adelante en dos alargues. La crónica fría dirá que Quilmes se puso 1-2 en esta serie de Permanencia ante 9 de Julio, tras vencerlo 94 a 88. Pero el triunfo, en lo anímico, por la forma en que lo logró, puede significar mucho más. Mañana se verá cuánto cuando a partir de las 21.30, otra vez en el Polideportivo, jueguen el cuarto partido.
Todo fue un verdadero revoltijo. Quilmes entró hecho un manojo de nervios. Así como salió decidido a defender como si fuera la vida en ello, sus propios impulsos lo nublaron totalmente a la hora de atacar. Anuló con su desesperación las bondades de una defensa que hizo a 9 de Julio jugar muy incómodo. A los tiros fallidos quilmeños desde buenas posiciones bien pronto le sucedieron las acciones individuales.
Los cordobeses también tomaron el mismo camino. El primer tiro de cancha exitoso, para cualquiera de los dos, lo convirtió Gregorio Eseverri a falta de 5´29´ para el final del primer cuarto. Todo un dato.
En ese contexto, resultó lógica la incidencia que tomaron pronto aquellos jugadores que, por su condición de extranjeros y anotadores naturales, aparentaron sentirse menos agobiados de responsabilidad. El panameño Josimar Ayarza, de 9 de Julio, fue el primero en salir a escena y su equipo salió adelante.
Pero enseguida apareció Hopson a copar la parada, como en el TNA, a hacerse cargo de todo. Con siete puntos suyos, Quilmes equiparó la pulseada y finalizó el primer cuarto arriba 16 a 14.
El nacionalizado siguió en plan de gran figura y su equipo ya no perdió la delantera. Ni uno ni otro permitieron tiros cómodos cerca del canasto y, a la fuerza, las apuestas ofensivas se definieron por el perímetro. Pero, mientras que 9 de Julio abolló el aro, Quilmes encontró la medida para su tiro a distancia. Tres aciertos consecutivos de tres puntos (Hopson, Weigand y Piñero) le permitieron al equipo local establecer el primer quiebre de la noche y tomar una máxima luz de doce puntos (36-24) a un minuto del final del primer tiempo. En definitiva, los de Luciano Martínez se fueron al descanso 36 a 27 arriba.
Sin sobrarle nada a su juego, Quilmes mantuvo firmes las riendas del partido en el complemento. Principalmente, con su férrea defensa. Weigand borró a Cowan, Eseverri a Ayarza y Gerbaudo siguió sin aparecer.
Del otro lado, 9 de Julio se confió en las pocas garantías que habitualmente da el tiro exterior quilmeño y pasó a defender zona. No le respetó el tiro a Weigand, ni a Eseverri. Entre ellos dos anotaron tres triples muy seguidos. Y Hopson continuó en muy buen nivel para llevar la luz a 54-35 cuando restaban alrededor de tres minutos y medio para el final del tercer cuarto.
En ese momento, cuando el golpe de nocaut parecía cercano, Quilmes aflojó con su defensa. Y 9 de Julio, que no renunció a la zona, reaccionó con cuatro triples en fila (dos de Martina y dos de Gerbaudo) para meter un parcial de 14-2 e irse al último descanso sólo siete puntos abajo: 56-49.
Los desajustes defensivos perimetrales quilmeños continuaron en el arranque del último cuarto. Masieri puso dos triples consecutivos y pareció venirse la noche. Del otro lado, para completar el panorama, el equipo terminó de confundirse contra la zona cordobesa. Y los fantasmas aparecieron todos juntos para agarrarlo de las piernas. A falta de seis minutos y medio, 9 de Julio, que siete minutos antes perdía por diecinueve puntos, pasó al frente 61 a 59.
Faltaba mucho todavía. Pero no hubo reacción basquetbolística en Quilmes. Ni una sola jugada para liberar a un tirador, ni un balón interior para revertir el balón. Fue todo desesperación, agachar la cabeza e ir a chocar. Fue sólo Hopson, quien con sus arrestos, de todos modos, mantuvo las esperanzas hasta los últimos segundos.
A 9 de Julio, probablemente, le haya faltado un poco de instinto asesino para aprovechar la confusión y rematar la faena. Torre falló un libre a falta de 22´ que pudo darle a su equipo una ventaja de tres. Y Hopson, quién si no, buscó la falta e igualó con dos libres a falta de 6´ para enviar el partido al alargue.
No cambió mucho el suplementario. Quilmes no se serenó ni con esa nueva vida que le regaló Hopson. 9 de Julio tampoco, tocado por dejar escapar el triunfo. Por su intensidad defensiva, el equipo marplatense tuvo las de ganar. Pero falló 5 de 10 tiros libres y defendió muy mal la última jugada, en la que Luchino entró en bandeja por el medio de la defensa y mandó la historia a un nuevo alargue. Y recién entonces, con la defensa de Eseverri sobre Gerbaudo, la decisión de Hopson para hacerse cargo, con aciertos y errores, y dos conversiones de Truscott en segundas instancias, Quilmes vio la luz. Y, a través de ella, llegó al cuarto partido.
Síntesis
Quilmes (94): N.Ferreyra 7 (x), P.Hopson 37, G.Eseverri 12, A.Weigand 11 y C.Matthews 8 (x) (FI); L.Truscott 8, F.Piñero 3 y C.Moodie 8. DT: Luciano Martínez.
9 de Julio (88): D.Gerbaudo 22 (x), G.Luchino 6, J.Ayarza 15, J.Cowan 3 y S.Clancy 5 (FI); P.Orlietti 8, G.Torre 11 (x), E.Martina 12 (x) y Leandro Masieri 6. DT: Sebastián González.
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas.
Arbitros: Alejandro Chiti, Juan Fernández y Leonardo Mendoza.
Progresión: 16-14, 36-27, 56-49, 71-71 y 81-81.
Fuente: La Capital
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