El pivote de Obras tuvo un 2011 excepcional: brilló en la Liga Nacional, ganó el Preolímpico con la selección argentina, se llevó el Olimpia de Plata en básquet y su equipo es el líder del campeonato nacional que se reanuda hoy. Sin embargo, él se alegra de que lo reconozcan como buena persona.
Si le daban a elegir el menú, seguro no le salía tan perfecto. Un presente tan redondo no cabía ni en sus planes más audaces. Y lo reconoce.
Cuando se fue a España era uno de los tantos lungos que buscaban abrirse camino, pero cuando regresó, ya hecho y derecho, sabía lo que quería y en 2011 pegó un bingo de aquellos.
Juan Gutiérrez, el hombre en cuestión, apiló, en sólo un año, la nominación como Jugador más Valioso (MVP) de la Liga Nacional, ganó el Preolímpico con la Generación Dorada y el Interligas con Obras, se llevó el Olimpia de Plata en básquet nacional y dejó a su equipo en lo más alto de la Liga, que hoy se reanuda.
“Desde que empecé a coquetear con la idea de volver a Argentina, ni en los pronósticos más optimistas figuraba tener este presente”, dice “el Pipa”.
–¿Sos de ponerte objetivos o dejás que fluya?
–Tuve una época en que me ponía objetivos, pero después de la última época en España, en la que la estaba pasando mal, el único objetivo que me propuse era disfrutar de lo que hacía.
–Dijiste que, para vos, ya era increíble estar en la terna del Olimpia con “Pepe” Sánchez y “Leo” Gutiérrez.
–Estar en esta terna ya era increíble y fue una alegría enorme habérmelo llevado, más si me pongo a pensar lo significan “Leo” y “Pepe” no sólo para el básquet argentino: para mí, “Pepe” es uno de los mejores bases que hubo en el mundo. El mío es el premio al trabajo de Obras, en el cual me toca ser la cara visible de ese proyecto.
–Pero algo de orgullo individual debés tener...
–Obviamente. Pero creo que en la Liga hay grandísimos jugadores que hacen igual o mejor trabajo. A mí se me dieron muchas cosas porque estoy en Obras. Me pone muy contento y me da motivación, pero trato de no darle mucha bola a esas cosas ni de pensar egoístamente.
–Y que digan que sos buen tipo además de buen basquetbolista…
–Es una caricia mayor. Que me traten como buen jugador es algo casi anecdótico: la Liga va a ocupar 10 ó 15 años de mi vida. Pero la persona que yo soy me va a acompañar toda la vida. Siempre es una alegría que te reconozcan como buena persona.
–¿Qué significa Obras para vos? ¿Te ves en otro equipo?
–Cuando empecé a coquetear con la idea de volver, le dije a mi representante que quería jugar adonde fuese. Soy hincha a muerte de Obras, pero si tuviera que jugar en otro club, lo haría.
–Te fuiste a Europa como uno más entre cientos y regresaste para convertirte en figura de la Liga.
–Más allá de la evolución como jugador, es importante lo que podés madurar. Lo que más aprendí en Europa fue darle la importancia que merecía cada cosa. Cuando me dije “no le debo nada a nadie, y quiero ser feliz”, empecé a cambiar. Además, en una semana entrenando con la selección aprendés más que en una temporada entera en cualquier lugar del mundo. Te toca compartir equipo con cinco o seis jugadores que están en los libros de la historia del básquet. Te pasan por arriba.
–Además, “Manu”, “Pepe” o Luis son deportistas con una cabeza increíble.
–En la selección tenemos cuatro o cinco tipos con un cerebro brillante. Tienen un intelecto superior, que les mantiene una curiosidad permanente por aprender, educarse, informarse. Asombran.
–También sos inquieto: en Twitter opinás de cine, música, básquet o info cotidiana.
–Me reconozco como una persona que no está adentro del tupper todo el día. Trato de informarme y de mantener la cabeza inquieta. Y si hay algo que no sé, trato de aprenderlo.
–En cuanto a la selección ¿cómo resumirías el 2011?
–Creo que fue único. Hay casi ciento por ciento de posibilidades negativas de que alguno de los jugadores que está hoy vuelva a estar cuando se juegue un torneo importante en Argentina. Jugar después de 10 años en el país, festejar un título en casa, contra Brasil, y clasificarse para un Juego Olímpico… ¡Fue único, redondito, perfecto!
–Y a futuro, ¿qué ves para la selección?
–Creo que Londres va a ser el último torneo importante para dos o tres referentes. Por suerte, hay dos o tres que tienen pilas para rato. Y va a ser muy difícil aguantar en la cima. En Beijing, al segundo día, me dije: “Yo quiero volver a un Juego Olímpico como sea”. Son lo máximo. Y desde entonces quiero volver. Daré lo mejor si me toca un papel más o menos importante. Ojalá que no sea importante: sería que Oberto y los monstruos que están adelante pueden seguir jugando.
Fuente: Mundo D
Si le daban a elegir el menú, seguro no le salía tan perfecto. Un presente tan redondo no cabía ni en sus planes más audaces. Y lo reconoce.
Cuando se fue a España era uno de los tantos lungos que buscaban abrirse camino, pero cuando regresó, ya hecho y derecho, sabía lo que quería y en 2011 pegó un bingo de aquellos.
Juan Gutiérrez, el hombre en cuestión, apiló, en sólo un año, la nominación como Jugador más Valioso (MVP) de la Liga Nacional, ganó el Preolímpico con la Generación Dorada y el Interligas con Obras, se llevó el Olimpia de Plata en básquet nacional y dejó a su equipo en lo más alto de la Liga, que hoy se reanuda.
“Desde que empecé a coquetear con la idea de volver a Argentina, ni en los pronósticos más optimistas figuraba tener este presente”, dice “el Pipa”.
–¿Sos de ponerte objetivos o dejás que fluya?
–Tuve una época en que me ponía objetivos, pero después de la última época en España, en la que la estaba pasando mal, el único objetivo que me propuse era disfrutar de lo que hacía.
–Dijiste que, para vos, ya era increíble estar en la terna del Olimpia con “Pepe” Sánchez y “Leo” Gutiérrez.
–Estar en esta terna ya era increíble y fue una alegría enorme habérmelo llevado, más si me pongo a pensar lo significan “Leo” y “Pepe” no sólo para el básquet argentino: para mí, “Pepe” es uno de los mejores bases que hubo en el mundo. El mío es el premio al trabajo de Obras, en el cual me toca ser la cara visible de ese proyecto.
–Pero algo de orgullo individual debés tener...
–Obviamente. Pero creo que en la Liga hay grandísimos jugadores que hacen igual o mejor trabajo. A mí se me dieron muchas cosas porque estoy en Obras. Me pone muy contento y me da motivación, pero trato de no darle mucha bola a esas cosas ni de pensar egoístamente.
–Y que digan que sos buen tipo además de buen basquetbolista…
–Es una caricia mayor. Que me traten como buen jugador es algo casi anecdótico: la Liga va a ocupar 10 ó 15 años de mi vida. Pero la persona que yo soy me va a acompañar toda la vida. Siempre es una alegría que te reconozcan como buena persona.
–¿Qué significa Obras para vos? ¿Te ves en otro equipo?
–Cuando empecé a coquetear con la idea de volver, le dije a mi representante que quería jugar adonde fuese. Soy hincha a muerte de Obras, pero si tuviera que jugar en otro club, lo haría.
–Te fuiste a Europa como uno más entre cientos y regresaste para convertirte en figura de la Liga.
–Más allá de la evolución como jugador, es importante lo que podés madurar. Lo que más aprendí en Europa fue darle la importancia que merecía cada cosa. Cuando me dije “no le debo nada a nadie, y quiero ser feliz”, empecé a cambiar. Además, en una semana entrenando con la selección aprendés más que en una temporada entera en cualquier lugar del mundo. Te toca compartir equipo con cinco o seis jugadores que están en los libros de la historia del básquet. Te pasan por arriba.
–Además, “Manu”, “Pepe” o Luis son deportistas con una cabeza increíble.
–En la selección tenemos cuatro o cinco tipos con un cerebro brillante. Tienen un intelecto superior, que les mantiene una curiosidad permanente por aprender, educarse, informarse. Asombran.
–También sos inquieto: en Twitter opinás de cine, música, básquet o info cotidiana.
–Me reconozco como una persona que no está adentro del tupper todo el día. Trato de informarme y de mantener la cabeza inquieta. Y si hay algo que no sé, trato de aprenderlo.
–En cuanto a la selección ¿cómo resumirías el 2011?
–Creo que fue único. Hay casi ciento por ciento de posibilidades negativas de que alguno de los jugadores que está hoy vuelva a estar cuando se juegue un torneo importante en Argentina. Jugar después de 10 años en el país, festejar un título en casa, contra Brasil, y clasificarse para un Juego Olímpico… ¡Fue único, redondito, perfecto!
–Y a futuro, ¿qué ves para la selección?
–Creo que Londres va a ser el último torneo importante para dos o tres referentes. Por suerte, hay dos o tres que tienen pilas para rato. Y va a ser muy difícil aguantar en la cima. En Beijing, al segundo día, me dije: “Yo quiero volver a un Juego Olímpico como sea”. Son lo máximo. Y desde entonces quiero volver. Daré lo mejor si me toca un papel más o menos importante. Ojalá que no sea importante: sería que Oberto y los monstruos que están adelante pueden seguir jugando.
Fuente: Mundo D
Comentarios