Turquía no tuvo problemas para vencer a Francia 95-77

Turquía demostró el porqué es una de las selecciones candidatas al oro en su Mundial y arrolló a Francia. Turkoglu (20 puntos) y Güler (17) lanzaron a la selección otomana.

Turquía demostró en los octavos de final que este es su Mundial y tras barrer de la pista a Francia (95-77) presentó su firme candidatura al título. Lo hace con sólidos argumentos, con una gran afición que empuja y alienta a dar el máximo a unos jugadores que responden con firmeza en la pista. Son un conjunto donde todos suman aunque tienen una estrella que brilla por encima del resto.

Hidayet Turkoglu (20 puntos y cuatro rebotes) es el alma de la selección, sus canastas se celebran con más fuerza y todos saben que las opciones de victoria en el torneo pasan por lo que pueda hacer el alero de Phoenix Suns. Frente a Francia, mantuvo un bonito duelo con Boris Diaw (21 puntos y cuatro asistencias) en el que él turco fue el claro ganador.

Caos y desacierto en el comienzo

Impulsada por la ruidosa afición turca, la selección que dirige Bogdan Tanjevic salió dispuesta marcar distancias desde el primer minuto y el 5-0 con el que se abría el marcador así parecía indicarlo. Francia se atascaba entre pérdidas de balón y faltas en ataque. La presión le superaba y tardaba casi tres minutos sumar sus primeros puntos. Lo hacía de la mano de Boris Diaw. El alero de la NBA había pasado desapercibido en la fase de grupos pero frente a Turquía demostró que si bien el físico no es el óptimo, las ganas por ganar estaban intactas.

Animado por esta primera acción Nando de Colo se sumó a la causa y llevó la igualdad al encuentro. Turquía apretaba pero no ahogaba al rival porque si bien su rapidez de manos y agresividad en la defensa le permitía recuperar cinco balones en el primer cuarto, atrás tenía problemas en la defensa del rebote y Francia se aprovechaba su mayor músculo (19-14).

La respuesta otomana fue poner en práctica una zona para proteger el rebote y castigar la imprecisión de los tiradores franceses. La táctica era la correcta y bloqueó por momentos el ataque galo. Desde la defensa Turquía recuperó el control de la situación alcanzando por primera vez la barrera de los 10 puntos (26-16).

Con el paso de los minutos, las rotaciones entraron en juego y el banquillo de Turquía superó claramente al de su oponente siendo destaca la participación del base Sinan Güler (genial toda la noche con 17 puntos y tres asistencias). El encuentro respondía a los deseos de éste y el antídoto galo venía desde el puesto de base aunque viendo que la solución Albicy no fue tal, De Colo tuvo que volver a la pista para intentar poner orden. Sin embargo, el choque no estaba para ortodoxias deportivas, Turquía desatinaba en el lanzamiento exterior y no sacaba provecho del nerviosismo galo (30-24).

Turkoglu aparece y Turquía despega

Visto lo visto, que el partido se rompiera en era cuestión de tiempo… el que estuviera Turkoglu en la pista. Como los grandes generales, su regreso a la acción supuso el segundo empuje local (37-26). Por fin el encuentro dejaba de lado el descontrol y las imprecisiones y respondía a lo que se espera de los octavos de final de un mundial. Turkoglu y Diaw se retaban en canastas y del duelo salía claramente vencedor el turco porque contaba con el apoyo de sus compañeros. El alero de los Suns leía perfectamente la defensa del pick and roll y, a diferencia de lo visto otros años, sabía perfectamente cuando lanzar o doblar al compañero que se quedaba sólo.

La crisis de Francia le llegaba justo en el peor momento, en las postrimerías de la primera parte, cuando el golpe anímico es mayor y marchas a los vestuarios preguntándote qué es lo que no funciona (43-28).

El final del segundo cuarto era malo, aunque peor sería el inicio del tercero. Dos triples más de Turkoglu alargaban el parcial al 16-0 y viendo la incapacidad anotadora de Francia, el resultado ya parecía insalvable (53-28). Un tiempo muerto de Vincent Collet intentó cortar la hemorragia de su equipo, pero fue imposible y Francia acabó por perder los papeles. Una antideportiva de Diaw era la clara evidencia que el equipo había perdido el norte y la esperanza de victoria.

Faltaban 15 minutos pero uno y otro equipo ya sabían que no había nada que pudiera cambiar el discurso del partido. Los que mandaban se sentían cómodos reduciendo la velocidad de su juego porque el equipo que iba por detrás, incapaz de superar la trampa defensiva de la zona, apenas se conformaba con que la renta no fuera más y la paliza no alcanzara el grado de ridículo (71-45).

El último cuarto sobró, ni siquiera el despertar de Batum supuso un aliciente, el partido era una fiesta y como tal se vivía más en la grada que en el campo. La afición turca lanzó a los suyos y ahora recogía el fruto de su esfuerzo con el disfrute general de una victoria rápida, contundente a pesar del maquillaje final de Francia y que, sobre todo, mete miedo al resto de aspirantes a la corona mundial.

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Fuente: acb.com
Foto: Sitio Oficial Turquia 2010

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