Lituania se quedó con los sueños de Argentina

Argentina cayó 104-85 ante Lituania y de esa forma se despidió de pelear por la medalla dorada. El equipo Báltico que fue superior en ambos lados de la cancha a lo largo de todo el juego, terminó llevándose una victoria por demás merecida que lo catapulta a jugar por primera vez en su historia las semifinales de un campeonato del mundo.

Con Luis Scola absorvido por la marca, el equipo que conduce Sergio Hernández naufragó ofensivamente ante un Lituania que desde el inicio planteó un juego muy físico, con un intenso y sincronizado trabajo defensivo. Mientras que en el otro costado de la cancha, el equipo verde jugó un partido perfecto vulnerando la defensa argentina con variado repertorio, goleo repartido (7 jugadores en doble figura) y una efectividad asombrosa. El próximo rival será Rusia en la lucha por el quinto puesto.

Por: Jorge Freire (Basquet Senior)
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Lo habían ganado todo hasta el momento. Habían superado situaciones difíciles, ofrecido espectáculo, demostrado muchas alternativas en su juego y, sin embargo, nadie les daba por favoritos. Nadie creía en una de las Lituanias menos glamourosas de los últimos años. Ya era hora de reírse de los pronósticos.

Lituania luchará por medallas. Y lo hará a lo grande, tras superar a una Argentina que 48 horas antes había dormido en el mismísimo cielo tras eliminar agónicamente a Brasil en uno de los partidos más bonitos que un Mundial ha podido ver jamás. Volvían los elogios a una generación de héroes nacionales. Volvían a contar aquellos viejos rockeros que robaron el corazón de todos en octavos para quedarse a un paso de la lucha por las medallas, aún en puro trance por la exhibición de Scola.

Luis anotó el primer tiro del encuentro, en lo que parecía un simbolismo de otra exhibición descomunal por venir. Falsa alarma. Kalnietis tomó las riendas de Lituania y, con 7 puntos consecutivos ponía con ventaja a Lituania. A pesar de otros 6 puntos seguidos de Delfino, el ritmo del choque era lituano. Había defensa, velocidad, contraataques y, lo que terminó de romper la igualdad, tiro exterior. Un par de triples de Pocius y Jasaitis disparaban al cuadro verde y un par de canastas conseguidas por Maciulis en un abrir y cerrar de ojos, encendían todas las alarmas: 21-12 (min.8).

Frente a la efectividad lituana, o se respondía con acierto o con garra. Y Argentina hoy sólo tenía de lo segundo. Jasen amagó con la reacción tras una espectacular volcada a una mano en una de las jugadas del campeonato (21-17, m.9), pero justo ese fue el momento en el que a Delininkaitis le dio por aparecer.

Como si fuese el mejor Macijauskas, el escolta asumió el liderazgo de su equipo para hacer despegar a su equipo. Un triple, un contraataque culminado con canasta, un tiro libre y un 2+1 en tres minutos. Nueve puntos para dejar al borde del K.O a una Argentina que recibió otro duro golpe con el triple de Jasaitis: 35-20 (m.13). Definitivamente, y aún con un mundo por jugar, la situación era límite.

El cuadro albiceleste lo intentaba todo, pero caía una y otra vez en la telaraña que Kemzura había ideado, perdiendo balones, sin poder encontrar a Scola e incluso viendo cómo sus tiros exteriores eran taponados. Delfino, errático, jugaba solo contra el mundo y su rival era el ejemplo contrario. Un equipo, con todos aportando en cada fallo argentino, en cada canasta propia. ¡Y sin Kleiza! La estrella báltica no apareció hasta el ecuador del segundo periodo para estrenar su casillero de puntos con un triple que frenaba en seco la mini-reacción de su oponente: 38-24.

Lo volverían a intentar. Hernández les pedía en un tiempo muerto que hicieran lo posible para irse al descanso con menos de 10 puntos de ventaja y Scola pareció entender de inmediato el mensaje: 38-28, m.17. Otro espejismo. El último del partido para Argentina, que asistió con impotencia al recital de su rival, capaz de anotar en cada maldita ocasión que lo probaba desde más allá de 6,25. Ni tres, ni cinco, sino 8 triples en 8 intentos (100%) que dolían como 8 puñales clavados en el corazón de todo un país.

Media docena de rivales le habían anotado un triple a un equipo que lloraba su 0/9 en esos momentos. Y lo peor era la sensación de no poder replicar, jugando completamente incómodo en el aro rival, asfixiados a base de dos contra uno y una presión sin cuartel. Argentina, lejos de esos 10 de desventaja que pedía Hernández, jugó por llegar a los 15 en el último minuto y acabó atragantándose con una indigesta cifra de veinte al descanso, la máxima, tras un palmeo de Kalnietis sobre la bocina: 50-30.

O un adiós por la puerta de atrás o un billete con épica. Esta parecía ser la ecuación de los sudamericanos, que debían apelar al milagro para meterse cuanto antes en el partido. Lituania había luchado mucho para tirarlo todo por la borda en la segunda mitad y salió de vestuarios con el mismo hambre. Pocius estrenaba el tercer acto con una soberbia volcada y Kalnietis recordaba, con otro triple, que hoy los astros, aquellos que se conjuraron para que un Scola sobrehumano eliminase a Brasil, estaban con Lituania: 55-50.

Era el momento de Lituania. Llovían puntos para el rey de los parciales más escandalosos y de las remontadas más salvajes del Mundial. Hoy sólo servían para seguir coloreando el mejor de sus lienzos en Turquía. Un triple de Jasaitis le daba 30 de ventaja a Lituania (66-36, m.25) y a argentina, ya con el tren de los cuartos imposible de alcanzar, sólo le quedaba luchar por no manchar en un día malo una década dorada.

Las defensas se relajaban y las canastas se sucedían con mucha mayor facilidad. Cinco puntos de Prigioni y un par de tiros libres de Delfino hacían menos humillante la derrota (72-51, m.28), pero los lituanos estaban poseídos y se sentían capaces de todo. Incluso, de firmar 12 puntos en menos de un par de minutos, con un Maciulis magistral, para terminar de desquiciar a Argentina a la conclusión del tercer periodo: 85-53.

Con 32 de ventaja, Kleiza se permitía correr frenéticamente de un lado a otro de la cancha para evitar una canasta rival. No había sólo que ganar. Era preciso arrasar a aquel verdugo olímpico que les arrebató el bronce en Pekín. Llegaba el momento de arrollar, dar un golpe en la mesa, decirle al mundo que olvidarse de ellos en las apuestas era un enorme error.

Un canastón de Jankunas permitía que hasta 7 jugadores lituanos alcanzasen los dobles dígitos en anotación, aunque Argentina, ya con sus suplentes en pista, hizo el último sprint para despedirse de la lucha por las medallas en el torneo en el que comenzó su leyenda, allá por 2002, con orgullo y dignidad. Un 0-9 les permitía maquillar el luminoso (87-67), pero aún restaban cinco minutos por jugar. Cinco infiernos en los que quemarse, cinco siglos por superar.

Minutos de la basura para dos que anhelaban el bocinazo final, unos para celebrar la mayor gesta de su historia en un Mundial, y otros por terminar su suplicio. La fiesta en las gradas entre los que sí sabían ganar y los que sí sabían perder precedió a un final en el que sólo los tres suplentes lituanos que se quedaron sin jugar (Gecevicius, Limavicius y Andriuskevicius) se quedaron sin un "final feliz".

Lituania saboreó su gesta entre volcadas y Argentina se conformó con el único objetivo que pudo cumplir en su día más aciago: perder por menos de veinte (104-85) en lo que quieren que sea un hasta luego, en lugar de un adiós. Ellos merecen despedirse a lo grande, y con todos lo que conformaron la leyenda albiceleste en la pista, en el parqué de Londres. 2012 les espera.

Puede que Lituania vuelva a ser humano frente a Estados Unidos. Quizá jamás recupere ese acierto de locura de la primera mitad. Probablemente, hasta el propio bronce queda lejos. Pero por un día, aunque sólo sea por un día, asustaron con su juego al mundo. Incluido Estados Unidos, su próximo rival. Las semifinales les esperan. La historia ya les recibió.

Síntesis

Argentina (85): Prigioni 7, Delfino 25, Jasen 11, Scola 13, Oberto 4; Juan Gutiérrez 4, Cequeira 6, Quinteros 6, Leonardo Gutiérrez 7, Mata 2. DT Sergio Hernández.

Lituania (104): Kalnietis 12, Pocius 16, Jasaitis 19, Kleiza 17, Javtokas 0; Seibutis 0, Maciulis 12, Delininkaitis 16, Jankunas 12. DT Kestutis Kemzura.

Parciales: 28-18, 50-30 y 85-53.
Árbitros: Jorge Vázquez, (Puerto Rico), Guerrino Cerebuch (Italia) y Scott Jason Butler (Australia).
Estadio: Sinan Erdem Dome (Estambul).

BOXSCORE

Fuente: acb.com

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