El infierno de Gutiérrez en la primera final en Córdoba

Atacado por unas siete mil personas uno no debe sentirse cómodo. Sobre todo si, un año atrás, esas mismas voces eran puro elogio. Del amor al odio hay una frase y “Leo” Gutiérrez lo sabe. “Quiero morirme en Atenas”, había dicho, flamante campeón con el Griego, exultante ante el baño de cariño cordobés por el título de campeón 2009.

“Somos un poco mercenarios”, aclararía meses después, cuando ya vivía en “la Feliz” seducido por un contrato mejor que el que le habían ofrecido Lábaque y compañía.

Jugador franquicia de Peñarol, anoche sufrió en carne propia el rigor del despecho ateniense. Sólo los 420 marplatenses que viajaron hasta Córdoba, con banderas de cancha de fútbol, lo acunaron con alguna tímida ovación. El resto, la multitud verde, lo fusiló con insultos y silbidos. Desde la primera pelota que tocó no hubo perdón.

“La Nº 6”, barra brava del básquetbol si las hay, no pudo defender a su amuleto. Aunque los muchachos de Mar del Plata se esforzaron poniendo clima de estadio, Gutiérrez escuchó siempre el atronador rugido del soberano. No había forma de tapar tanta bronca.

Un primer tiempo de 8 puntos y un segundo un poco peor, con tres, delataron la insufrible noche que vivió el de Marcos Juárez. ¿Y quién no, después de un coro que entonó sin parar el “Gutiérrez hijo de p...”?

Repitiendo una gastada de otros tiempos, inspirada en “el Huevo” Sánchez en su paso por Quilmes, los de Peñarol cantaron “El loro pide aliento” una y otra vez para distraer a los locales. Duelo mayúsculo de barras, que por momentos estuvo empatado pero que se inclinó por el castigo hacia “Leo”.

Gutiérrez lo sintió. Sintió la bronca de los hinchas traicionados y abandonados. Y siguió recibiendo duro y parejo abajo de los aros (los rivales también jugaron). Si hasta su nariz se llenó de sangre para darle más dramatismo a la película.

“Leo” se la bancó y fue capaz de cruzarse con Lo Grippo, hasta que Hernández lo mandó al banco. Faltaba poco y “el Oveja” sintió que era momento de paz ante tanto infierno

Fuente: Diario La Voz del Interior
Foto: Gentileza Diario La Mañana

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