El entrenador de Quilmes se mostró muy dolido por el descenso de su equipo. Con respecto al último partido ante Olímpico, sostuvo que “no tuvimos la tranquilidad necesaria”.
A pesar del descenso, Esteban De la Fuente dio la cara. En la cancha y en los medios. Luego de vivir el último miércoles la situación más triste de su carrera ligada al básquet, el entrenador de Quilmes explicó sus sentimientos tras la derrota ante Olímpico. “Estoy devastado, esa es la palabra. No es algo que uno imagina, son muchos los sentimientos deportivos, laborales y familiares. Tengo mucha gente amiga que es hincha del club y hay mucha desolación y tristeza”, expresó el “Cabezón”.
En una especie de análisis de la serie por la Permanencia, De la Fuente sostuvo que “los dos equipos no se han sacado diferencias en lo deportivo. Haber recuperado la localía en su momento era un paso importante, pero a sabiendas de que no estaba todo dicho. El equipo no pudo aprovechar la diferencia que sacó en el tercer cuarto y no tuvo mucha claridad, algo que no tuvo durante casi todo el año. Cuando no hay claridad, los balances defensivos son malos, uno comete muchos más errores en base a desconcentraciones”, y agregó: “También el momento, la situación y el lugar, ayudan a que los nervios te traicionen. Pero creo que hemos hecho todo lo que estaba a nuestro alcance. Hemos sido honestos y hemos trabajado para tratar de salir de la situación.
Los jugadores han dado todo y lamentablemente a veces alcanza y a veces no. Es un golpe muy duro de digerir, porque no estaba en la cabeza de nadie”.
En declaraciones al programa “Juego Limpio”, que se emite por La Red (FM 91.3), el entrenador quilmeño también habló de la diferencia de 12 puntos que desperdició el “Cervecero” en el último cuarto: “No tuvimos la tranquilidad necesaria. Quizás abusamos en ese momento del tiro exterior, cuando la idea era meter la bola en el juego interior. También Olímpico se cerró, pero son momentos donde la calidad del jugador sale a flote para saber distinguir qué tipo de situación es la que más conveniente, más allá de lo que le diga el entrenador. Pero obviamente es muy complicado jugar con ese nerviosismo con el que muy pocos están acostumbrados a jugar”.
“Siempre hemos tenido momentos difíciles, pero como entrenador es el peor. Nosotros sabíamos que llegábamos a un equipo que desde el arranque iba a depender mucho de los extranjeros, en base a cómo estaba conformado y por el tiempo que tuvimos para armarlo. Eso ya era un arma de doble filo, porque muchas veces ni con plata podés encontrar a los extranjeros. Sabíamos que íbamos a depender mucho de ellos, y la prueba está en que tuvimos que hacer muchísimas variantes, incluso con jugadores que eran garantidos en la Liga y que no nos rindieron como esperábamos”, explicó De la Fuente y añadió que “después empezamos a cambiar y creo que lo mejor fue la llegada de Fernando (Titarelli), porque nos dio la posibilidad de buscar un “2” y un “3” americano, y no ir a buscar un “1-2” extranjero, como nos había pasado con (Robert) McKiver. Pero eso no llegó muy temprano. Y tuvimos que salir a buscar jugadores que tenían que rendir si o si, porque sino el peso recaería en jugadores que en el armado del equipo tenían otras responsabilidades”.
A su vez, De la Fuente contó las horas posteriores al partido: “No pude dormir. Fue duro tener a mi hijo llorando a la par de la gente, porque él es hincha de Quilmes, y tener que explicarle con todo el dolor del alma que el equipo descendió. Pero que si en su cabeza está querer ser jugador de básquet, tiene que saber que esto tiene estas cosas. Es un juego, se gana y se pierde. Pero ver llorar a tu hijo desconsoladamente, por el amor que siente por el club, va más allá de lo deportivo”, expresó.
Por último, el técnico adelantó los pasos a seguir de cara a la planificación de la próxima temporada de Quilmes, en el Torneo Nacional de Ascenso: “Ahora tendremos que hacer nuestro balance. Calculo que esta semana nos juntaremos a hablar con la dirigencia y ver que depara el futuro de acá en adelante. Yo estoy muy agradecido por la oportunidad y el apoyo que me han dado siempre para poder jugar y dirigir en este club que quiero. Estoy muy triste por no haber podido mantener la categoría, que era el objetivo principal de este año”.
Fuente: Diario El Atlántico
A pesar del descenso, Esteban De la Fuente dio la cara. En la cancha y en los medios. Luego de vivir el último miércoles la situación más triste de su carrera ligada al básquet, el entrenador de Quilmes explicó sus sentimientos tras la derrota ante Olímpico. “Estoy devastado, esa es la palabra. No es algo que uno imagina, son muchos los sentimientos deportivos, laborales y familiares. Tengo mucha gente amiga que es hincha del club y hay mucha desolación y tristeza”, expresó el “Cabezón”.
En una especie de análisis de la serie por la Permanencia, De la Fuente sostuvo que “los dos equipos no se han sacado diferencias en lo deportivo. Haber recuperado la localía en su momento era un paso importante, pero a sabiendas de que no estaba todo dicho. El equipo no pudo aprovechar la diferencia que sacó en el tercer cuarto y no tuvo mucha claridad, algo que no tuvo durante casi todo el año. Cuando no hay claridad, los balances defensivos son malos, uno comete muchos más errores en base a desconcentraciones”, y agregó: “También el momento, la situación y el lugar, ayudan a que los nervios te traicionen. Pero creo que hemos hecho todo lo que estaba a nuestro alcance. Hemos sido honestos y hemos trabajado para tratar de salir de la situación.
Los jugadores han dado todo y lamentablemente a veces alcanza y a veces no. Es un golpe muy duro de digerir, porque no estaba en la cabeza de nadie”.
En declaraciones al programa “Juego Limpio”, que se emite por La Red (FM 91.3), el entrenador quilmeño también habló de la diferencia de 12 puntos que desperdició el “Cervecero” en el último cuarto: “No tuvimos la tranquilidad necesaria. Quizás abusamos en ese momento del tiro exterior, cuando la idea era meter la bola en el juego interior. También Olímpico se cerró, pero son momentos donde la calidad del jugador sale a flote para saber distinguir qué tipo de situación es la que más conveniente, más allá de lo que le diga el entrenador. Pero obviamente es muy complicado jugar con ese nerviosismo con el que muy pocos están acostumbrados a jugar”.
“Siempre hemos tenido momentos difíciles, pero como entrenador es el peor. Nosotros sabíamos que llegábamos a un equipo que desde el arranque iba a depender mucho de los extranjeros, en base a cómo estaba conformado y por el tiempo que tuvimos para armarlo. Eso ya era un arma de doble filo, porque muchas veces ni con plata podés encontrar a los extranjeros. Sabíamos que íbamos a depender mucho de ellos, y la prueba está en que tuvimos que hacer muchísimas variantes, incluso con jugadores que eran garantidos en la Liga y que no nos rindieron como esperábamos”, explicó De la Fuente y añadió que “después empezamos a cambiar y creo que lo mejor fue la llegada de Fernando (Titarelli), porque nos dio la posibilidad de buscar un “2” y un “3” americano, y no ir a buscar un “1-2” extranjero, como nos había pasado con (Robert) McKiver. Pero eso no llegó muy temprano. Y tuvimos que salir a buscar jugadores que tenían que rendir si o si, porque sino el peso recaería en jugadores que en el armado del equipo tenían otras responsabilidades”.
A su vez, De la Fuente contó las horas posteriores al partido: “No pude dormir. Fue duro tener a mi hijo llorando a la par de la gente, porque él es hincha de Quilmes, y tener que explicarle con todo el dolor del alma que el equipo descendió. Pero que si en su cabeza está querer ser jugador de básquet, tiene que saber que esto tiene estas cosas. Es un juego, se gana y se pierde. Pero ver llorar a tu hijo desconsoladamente, por el amor que siente por el club, va más allá de lo deportivo”, expresó.
Por último, el técnico adelantó los pasos a seguir de cara a la planificación de la próxima temporada de Quilmes, en el Torneo Nacional de Ascenso: “Ahora tendremos que hacer nuestro balance. Calculo que esta semana nos juntaremos a hablar con la dirigencia y ver que depara el futuro de acá en adelante. Yo estoy muy agradecido por la oportunidad y el apoyo que me han dado siempre para poder jugar y dirigir en este club que quiero. Estoy muy triste por no haber podido mantener la categoría, que era el objetivo principal de este año”.
Fuente: Diario El Atlántico
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