Javier Bianchelli, entrenador de Quilmes, tiene una reunión pendiente con los dirigentes para analizar distintas cuestiones de la temporada que pasó. "El equipo llegó muy lastimado en lo anímico al play-off ante Atenas", explicó.
Javier Bianchelli, el entrenador de Quilmes, sostuvo que nada sabe sobre su futuro. “No sé qué hará el club. Pero si me proponen seguir con el equipo, estoy dispuesto. Dos horas después ya quería revancha”, le dijo a este medio.
“De todos modos, no me junté con la dirigencia a cerrar esta temporada. Tenemos muchas cuestiones para tratar. Seguramente tendré una reunión el viernes”, agregó.
Consultado sobre los insultos que recibió de una parte de los hinchas una vez consumado el descenso, el entrenador fue tajante. “Los que putearon fueron treinta. Ni les conozco las caras, no sé quiénes son, jamás los veo en el club. A mí me importa el verdadero hincha de Quilmes.
Ellos hace dos meses que me mandan mensajes de apoyo, que no prestara atención a los insultos, que le metiera para adelante”, afirmó.
“A mí me parece fenómeno que cuestionen mi capacidad, que no les guste cómo juega el equipo. Pero llegaron a cuestionar si soy hincha de Quilmes. Y eso es una estupidez”, agregó.
“Los muchachos y yo hicimos lo posible dentro de nuestras capacidades. En el play-off estuvimos lejos, pero en la serie regular nos faltó muy poco para evitar esa instancia. Estuvimos con vida hasta el suplementario del último partido y, con todos los problemas que tuvimos, siempre dependimos de nosotros”, analizó el DT.
“Perdimos muchos partidos en la último pelota. Ahora recuerdo los de Quimsa y Libertad acá, los de Instituto y Obras como visitantes…Con uno de esos partidos, hoy estamos hablando de otra cosa”, aventuró.
“Lo concreto que fue cuando tuvimos la oportunidad de zafar, no lo hicimos. El equipo llegó muy lastimado en lo anímico al play-off ante Atenas”, explicó.
“Eso se vio muy claramente en esa serie. Hicimos buenos primeros cuartos. Siempre empezamos bien, estratégicamente nos salieron las cosas. Pero cuando aparecían los primeros errores, se caía todo. Y cuando nos sacaban una pequeña diferencia, aún con mucho tiempo por jugar, venía el derrumbe. Te sacaban diez puntos y era como si te hubieran sacado treinta. Llegamos muy golpeados a ese final, faltos de confianza”, finalizó.
Fuente: La Capital
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