Delfino: "La realidad es que estoy volviendo y esto es lo que hay"


Carlos Delfino sabe que esto no está resultando. Que su llegada a la Liga Nacional de Básquet para jugar en Boca no se dio como esperaba. Sin embargo, aun así, asegura que todavía “no es momento de presionar el botón antipánico” y se muestra analítico, repasando cada una de las aristas de esta nueva etapa. En su retorno a la actividad, luego de un largo parate (dejando de lado su aparición en los Juegos Olímpicos de Río estuvo sin jugar en un equipo desde el 1 de abril de 2013), el santafesino se encuentra en Córdoba para completar una doble fecha, que comenzó el sábado con derrota (76-75) frente a Atenas y que continuará esta noche ante Instituto en el Ángel Sandrín.

“No hemos jugado bien, sobre todo los últimos dos juegos. No hemos ganado todo lo que esperaba ganar. También de mí esperaba otra cosa, que sea más fácil, sin subestimar a nadie, porque nuestra liga tiene muy buen nivel. Pero por algo Boca está dónde está, es lo primero que dije cuando llegué: ‘Para cambiar un resultado tenés que cambiar la ecuación, hay algo que no está funcionando’. Desde lo personal evidentemente no ha resultado, he jugado cinco partidos y he perdido tres”, explica el alero, quien se incorporó al Xeneize a principios de este mes.

A propósito del porqué de su decisión, tomando en cuenta que se trata de un equipo que está peleando por no descender, el otrora jugador NBA descubre que ha sido algo que ha analizado muy bien: “Hay que decirlo, yo elegí Boca porque tenía pocos viajes: Córdoba, otro a Corrientes y a Formosa, y uno a Comodoro Rivadavia, después siempre en Buenos Aires. Por ese lado, más allá de lo que vengo diciendo en todas las notas, de que está mi hermano, ‘Nico’ (Gianella), que conozco a los doctores... el tema Boca era una cuestión de comodidad”.

–Has hecho un poco el camino inverso: el jugador promedio se pierde los primeros años de sus hijos, y con dos de los tuyos, por las lesiones que te pasaron, estuviste al principio y ahora te les vas...
–Uf, es durísimo y te lo puedo contar desde los dos lados, porque tengo una hija que tiene casi 16, que nació acá en la Argentina; y mientras yo seguía creciendo afuera, ella crecía acá también. Y tengo ahora a los mellizos, con quienes viví el día a día: los llevaba a la escuela, los iba a buscar; y ahora, desde que estoy en Boca, hace 20 días no los veo. En ambas situaciones estábamos a un continente de distancia.

–Y hablando de esto, hasta si quisieras tenés una tercera etapa, la de haber sido hijo de un jugador de Liga Nacional. También lo viviste.
–Totalmente, aunque ahora es más fácil. Con una camarita en el teléfono te podés comunicar. Por ejemplo, viví una situación que me marcó mucho: cuando tenía seis años tuve un accidente jugando a las escondidas frente a mi casa. Me crucé y un auto me pasó la rueda por encima de una pierna, me quebré... y mi viejo se enteró recién cuando llegó de un viaje. Hoy me entero de todo en cuanto pasa, estamos más tranquilos.

–Mucha gente pensó que jugarías muchos minutos y marcarías muchos puntos, ¿sos de prestar atención al entorno, a las críticas, te afectan?
–Yo estaba parado. Me encantaría ser el de 2010, poder hacer más, pero la realidad es que estoy volviendo y esto es lo que hay. Si sirve para ayudar, bienvenido sea, y si no será sacándome participación. Hay que buscar cómo ensamblar las piezas del rompecabezas. Yo sé mi realidad, si están esperando otra cosa, está YouTube, hay videos. Yo no vivo más de recuerdos, estoy contento de que estoy adentro de una cancha, estoy jugando, me estoy divirtiendo. Estoy tratando de ser el que fui antes; por otro lado, en el momento en el que dejás de pensar en esas cosas (en las críticas) te volvés profesional. Nunca traté de darle importancia a los comentarios, sí soy muy autocrítico.

–¿Y más allá de tu equipo, con qué liga te encontraste?
–La liga tiene una vida propia. Una velocidad propia, una manera de jugar propia. Los árbitros cobran de una manera y terminan jugando finales Fiba, pero no dirigen como acá. Es como la vida nuestra en el día a día: acá manejamos de una manera y afuera vamos y le damos prioridad al peatón. Lo mismo pasa con los jugadores. En Europa no se puede hacer una salida abierta por que te cobran caminada y acá la hacemos. La liga tiene su vida propia, es buena, es competitiva y es algo a lo que me tengo que adaptar.

–¿Cómo definirías tu situación actual? ¿En qué etapa estás? ¿Qué estás buscando?
–Estoy buscando volver a estar en competencia, en ritmo de juego. Tuve una última operación, una limpieza en noviembre, y me estaba entrenando muy bien. Llegó un momento en el que el doctor me dijo que ahora lo que me falta es ritmo de competencia y que eso lo agarraba jugando. Tuve otras opciones, de equipos que estaban pensando en pelear arriba, que quizás me ofrecían situaciones más tranquilas, pero fui más por lo emotivo.

Fuente: Mundo D

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