España vuela, por fin, sin lastres. Lo hace con un juego espléndido de protagonismo colectivo en el que no hay dudas. Quedaron todas atrás. En un habitual ya inicio dubitativo que ha dado paso a otra versión magnífica de la selección. Así lo certifica el triunfo contundente ante Francia, que confirma el crecimiento del equipo rumbo a las medallas, por las que peleará el viernes en semifinales.
Los renglones torcidos de España volvieron a llevarla a la antesala de la historia. Un duelo de cuartos de final a priori complicado con el que alargar la leyenda de esta generación de ensueño. Otro partido sin red, como casi todos en Río 2016, en el que salió a relucir la mejor cara del equipo. Enfrente estaba Francia, el gran rival de estos años en Europa. Músculo y talento, que ha ido creciendo a la sombra de la selección y que ayer volvió a verse superado con claridad. Duelo cargado de rencor. Con viejas rencillas disimuladas en la previa, pero que no se olvidan. Bastaba un vistazo de los saludos iniciales para darse cuenta de que no era un partido más. Choques de manos que se evitaban, como en el caso de Rudy y Batum. Indiferencia. Balón al aire.
España tenía claros los focos de atención. Nando de Colo, el único titular francés que no juega en la NBA, era el que más preocupaba a Scariolo. El base del CSKA es un jugador especial que ha crecido en Europa tras su paso fugaz por la liga americana y que en Moscú ha alcanzado el estatus de gran estrella. Un tipo capaz de dirigir y ser una amenaza constante. El motor de esta Francia irregular. Mientras Ricky estuvo en cancha, De Colo sufrió para ver el aro. Perfecto el catalán en esa labor oscura que permitió a la selección ir creciendo en el marcador. Controladas las acometidas galas, el ataque fluía como en los últimos dos encuentros con Mirotic especialmente acertado, autor de 16 puntos al descanso (que fueron 23 al final del partido).
Rudy Fernández y el montenegrino mandaron un aviso de tres -cuatro triples consecutivos- con el que Collet tuvo que sacar bandera blanca (17-10, min. 8). El movimiento de piezas llevó a Pau al banquillo, inédito el catalán en ataque, pero infranqueable en la zona con dos tapones en esos minutos iniciales. La entrada en escena de la segunda unidad no fue esta vez traumática. Ha crecido el banquillo nacional de la mano de jugadores como Reyes, Sergio Rodríguez o Navarro, a los que ayer se unió Willy Hernangómez. Ocho puntos consecutivos del nuevo jugador de los Knicks hicieron olvidar por un momento a Gasol, feliz con su respiro en la banda (27-17, min. 14). Se gustaba la selección, que alternaba la defensa individual con la zona, creando un cortocircuito difícil de superar para los galos. Sólo la destreza de Tony Parker alejaba el desasosiego en el equipo azul. Un alivio pasajero que apenas duró por el regreso de Mirotic y Gasol a la cancha. Otros tres triples seguidos con el montenegrino de protagonista terminaron por romper un encuentro que resultó demasiado sencillo ante la falta de oposición de su rival (53-35, min. 23).
Sin capacidad de reacción, arrollados por el vendaval español, los franceses vieron cómo crecía la distancia hasta hacerse escandalosa. España le sacó los colores a Francia (81-51).
ESTADISTICAS
Fuente: As.com
Foto: FIBA
Comentarios