Santander: "Hay que ir evolucionando y no conformarse con lo que uno tiene"


Como si fuese un jugador juvenil que debuta y que sin titubear muestras sus capacidades, Silvio Santander dio sus primeros pasos en Paraná y de entrada expuso sus credenciales. De aquel joven entrenador que dirigió a Echagüe en el TNA a este técnico reconocido y admirado que acaba no solo de consagrarse campeón con Quimsa de Santiago del Estero, sino además de ser elegido como el mejor entrenador de la Liga Nacional.

Siempre es sumamente atractivo dialogar con Santander. Por su pasado, por su proyección y por este presente de pura satisfacciones. El DT fue uno de los disertantes de la reciente Clínica Esco-Coditep. Claro está, inevitable fue programar un encuentro con una persona que dejó grandes recuerdos y que a pesar del tiempo sigue sintiendo a Echagüe como una parte esencial de su carrera.

-¿Esperabas tener una temporada tan buena como ésta: Campeón de la Liga Nacional, elegido el mejor técnico y ser convocado como asistente en la selección?
-La verdad, un año tan ideal no me lo esperaba. Uno tiene sueños, deseos y aspiraciones, como esas ganas locas de llegar a la final y ganarla. Eso siempre flota en el ambiente de cualquier entrenador, pero tan ideal como sucedió no me lo esperaba. Por funcionamiento, porque fuimos mejorando los registros, por como se fue dando para ganar la zona Norte y por el crecimiento de algunos jugadores. Fueron pasando muchas cosas lindas en el equipo que hicieron que fuera una temporada de muchas satisfacciones.

-Hay muchos entrenadores jóvenes y también de larga trayectoria que desearían estar donde hoy vos estás. ¿Cuál es el camino? ¿Pasión, sacrificio o dedicación?
- Esas y muchas cosas más las vinculo con la pasión. Hay etapas y crecimientos que se deben desarrollar, pero también estar convencido del camino a tomar para llegar al objetivo. Hay que ir evolucionando y no conformarse con lo que uno tiene. No creerse que se sabe todo sino que estar convencido en que todos los días se puede aprender algo. Siempre estar en la búsqueda del crecimiento. Y creo que todo eso parte desde la pasión por lo que uno hace. Cuando esta temporada me premiaron, me emocioné mucho porque se me juntó todo eso que estoy contando. El haber viajado en ómnibus durante horas cuando era pibe para escuchar a un entrenador, o dirigir a los más chicos y entrenar de lunes a viernes y después jugar sábados y domingo sin tener un día libre. Yo sabía que estaba sumando horas de vuelo y que era lo que a mi me gustaba. Pasa mucho por ahí, por ser apasionado y querer aprender, siempre.

-Hoy estás en tu mejor momento, pero sos de tener presente tu pasado y aquellos primeros pasos.
-Permanentemente. Yo siempre digo que uno no puede dudar de sus orígenes porque ahí es donde empieza todo. Ahora bien, es lindo salir en televisión y ser reconocido, pero son excepciones. Particularmente siento que éste es un lugar prestado, que son situaciones que se dan de vez en tanto. En realidad, siempre son más las perdidas que las ganadas. Es más, estoy convencido de que algún día voy a volver a la etapa de formación. Después que pase esta locura de la Liga voy a volver a trabajar nuevamente con los chicos. Ahí es donde la satisfacción es permanente. El trabajar y ver el desarrollo del chico es una felicidad enorme. Ahora estoy en el profesionalismo y lo voy a seguir haciendo con muchas ganas, pero no tengo dudas que algún día voy a volver a las inferiores.

-¿Cuánto tiene que ver Echagüe y Paraná en tu carrera?.
-Muchísimo. Yo en Paraná aprendí lo que significa pelearla y seguir a pesar de los diferentes obstáculos. Echagüe es muy especial en mi carrera. Este club fue una escuela para mi. Pasé cuatro años donde aprendí muchísimo. Estuve dos años de asistente y dos de entrenador.

¿Y a la distancia qué recordas de aquel proceso?.
-En todo ese proceso sentí que no podía fallarle a los chicos porque veía que ellos tenían muchos sueños, ganas de crecer, de llegar, de ir por más. Sentíamos todos juntos que debíamos dejar volar los sueños y que teníamos que exigirnos a diario. Y más yo, por ser el responsable de todos ellos. Sentía que si no lograba lo planificado, el sistema me expulsaba. Siempre lo digo y también lo hablamos con los chicos con quienes hoy me encuentro en una cancha, coincidimos que Echagüe nos quedó muy marcado en nuestras carreras. Nosotros sabíamos que si nos esforzábamos la recompensa llegaba.

-Con el tiempo volviste a dirigir a muchos de esos jugadores que tuviste en Paraná. ¿Echagüe es una tema recurrente?.
-Claro que si. Recordamos varias anécdotas. Una de ellas fue cuando estábamos jugando en Rowing y terminamos perdiendo por 20 puntos por el torneo local. Apenas terminó los reuní y les dije que nosotros no nos podíamos permitir dejar de crecer un día porque muchos de ellos el día de mañana podrían jugar en Europa. Muchos de ellos me miraron feo y me dijeron, “para loco, qué decís”. Bueno, al tiempo varios de ellos pudieron emigrar. Era un grupo que te demandaba laburo, que querían crecer y ser cada día más. Aquella charla fue un reto para todos ellos, pero a su vez la forma de proyectarse. Hace poco hablé con Antonio Porta y recordábamos grandes momentos.

-Tuviste varias joyitas en tu conducción, hoy ya jugadores de renombre.
- Si, pero no solo me acuerdo de los jugadores que trascendieron. También recuerdo a Alejandro Bahler, a Robinson Neugebauer, a Panchito Morresi. De chicos que se superaron de una manera emotiva. Por eso digo que Echagüe me marcó para siempre.
-¿Cuando venís a Paraná, qué sentís?
- En el durante a lo mejor no sucede, pero cuando pasa el tiempo te sentís sumamente valorado. Eso me pasa cada vez que vengo. Es algo increíble. Hoy me cruzo con entrenadores que iban a ver a Echagüe y tenían 12 o 13 años y me cuentan que se acuerdan de aquel equipo, o de los entrenamientos. En Paraná siempre me han cobijado, me han mimado. A lo mejor a mucha gente no le gusta como soy como entrenador, pero en Paraná siempre me hicieron sentir el cariño.

Fuente: El Diario

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