El base de la Selección y una charla a fondo: sus inicios, su crecimiento y madurez, el compromiso con Argentina, el futuro del nuevo grupo, el Preolímpico, la intimidad de las concentraciones, su relación especial con Facundo Campazzo y su conexión con la política.
Nicolás Laprovittola tiene apenas 25 años, pero ya alcanzó una madurez que le permite hablar con una claridad notable, similar a la que muestra en la cancha. El base de la Selección, pieza clave en el presente y el futuro de Argentina, se hizo un tiempo para una charla a fondo mientras trabaja pensando en el Preolímpico. La actualidad, un repaso por sus inicios, la intimidad del grupo, la política, sus gustos y mucho más. A conocer un poco más del mundo de una de las joyas nacionales.
-¿Cómo viste estos primeros días de entrenamientos?
-Muy bien. Más allá de que sean los primeros, se nota que hay un rodaje de un mes, que hay una dinámica de trabajo. La mayoría conocemos las jugadas para marcar alguna cosa puntual, y los chicos que están entrando sabemos cómo vienen y la calidad que tienen. Luis (Scola) incluso trabajó con nosotros en Houston. El nivel no empezó tan abajo sino que estamos bastante avanzados, eso está bueno porque nos genera un buen ambiente de trabajo y nos da mucho margen para seguir mejorando.
-En el grupo de los Panamericanos se notó buena química desde afuera. ¿Cómo se hace para lograr tan buena química rápidamente, sobre todo teniendo en cuenta que varios no se conocían?
-A veces es medio relativo... Quizás sale bien o no, en otras hay que trabajar un poco más. Creo que está bueno que hayan seguido los 12 de los Panamericanos para mantener esa química y dinámica de juego. Es importante por el rodaje que hemos adquirido y las enseñanzas que nos dejaron los Panamericanos, que fueron muchas. Eso nos va a ayudar para entrar rápido en ritmo, en la dinámica de trabajo y en encontrar lo que Sergio (Hernández) nos pide. Está bueno continuar con esa química, encontrar rápido nuestros puntos buenos y disimular los malos.
-¿Qué conclusiones sacaste de los Panamericanos?
-Desde lo grupal, que para mi es lo principal, creo que muchos chicos sacaron la cara, estuvieron muy bien y aparecieron en momentos en los que el equipo lo necesitaba. También mostramos buena capacidad de reacción para atravesar momentos malos. Sabíamos que los íbamos a tener y quizás fueron más duros de los que esperábamos, pero siempre activamos y quisimos corregir eso. En líneas generales todo el equipo dio un paso adelante, conseguimos las cosas que fuimos a buscar. Personalmente me quedé bastante embroncado, porque quería pelear por una medalla, pero también uno se va un poquito más tranquilo porque fuimos a buscar algo que conseguimos.
¿Y a nivel individual?
-Me encontré muy bien en el juego, liderando al equipo, conduciendo, bien con Facu (Campazzo) en la cancha, algo que se hablaba mucho. Puede ser que hayamos tomado protagonismo de más, pero creo que en ese momento lo necesitábamos. Obviamente que lo hablé con Sergio, no iba a tomar esa cantidad de tiros sin una orden del técnico. Soy un jugador medio caradura, Facu también, pero respetamos mucho a nuestros compañeros y a la forma de jugar. Principalmente me sentí bien liderando. Creo que lo necesitábamos al ser un grupo de jóvenes y con poca experiencia, y me sentí bien en ese rol. Ahora, con otros jugadores, hay que empezar nuevamente a conocer los roles.
-Y cómo broche de la experiencia, pudiste conocer a Steve Nash...
-Cuando lo vi el primer día, pasé, saludé y me quedé parado... El tipo es una leyenda. Uno ve lo que hacía en la cancha y querer copiarlo es muy complicado, pero es una imagen a seguir. Pude sacarme la foto finalmente. El último día Facu me pregunta "¿qué vas a hacer?" y yo le digo "necesito la foto con Nash". Fui a ver la final sólamente por eso. Después me quedé por mis amigos brasileños, que hay que felicitarlos por el torneo que hicieron. Pero fui exclusivamente a la foto.
-¿Cómo te sentís en relación a ser un líder, cómo te cae?
-Uno se va ganando eso. En Toronto necesitábamos una voz de mando, alguien que marcara lo que había que hacer, algo que hace Luis desde que juega en la Selección. Nos faltaba un poco ese jugador, y la verdad es que fue una de las cosas que más intenté. Me gusta ese rol, en Flamengo me lo gané y lo saboreé bastante. Me siento cómodo. Pero bueno, en este nuevo proceso hay que ganárselo, no hay que forzarlo porque hace mal. Uno va viendo quiénes pueden ser los líderes, por dónde puede ir la manera de jugar o a quién escuchar. El técnico también lo va otorgando y creo que hay que ir viendo lo que Sergio pide.
-¿También lo proyectás hacia futuro, quizás con Campazzo, que al ser los bases pueden verse como la voz del grupo hacia delante?
-Se puede proyectar, pero si viene un chico con capacidades y nos pasa por arriba, no hay liderazgo contra eso. El liderazgo se va ganando dentro del proceso, dentro de lo que uno va haciendo en sus clubes y de los jugadores con los que va jugando. Me puede servir para más adelante, pero intento no proyectar mucho. Quiero vivir el día a día en la Selección, competir al 100% siempre. Como base me gusta tener liderazgo, pero el entrenador es quien lo otorga, el que dice a quién escuchar.
-¿Cómo toman el hecho de que los grandes, incluso Scola y Nocioni, digan que es el momento para que los jóvenes den el paso al frente, que ellos ya no van a tirar del carro?
-Lo escuché bastante. Sin dudas que el respeto que les tenemos a ellos dos hace que nos cueste pasarlos por encima o indicarles cosas, pero sin dudas que tenemos que dar un paso adelante los que venimos desde atrás. Debemos hacerlos correr un poco a ellos, que entren en una dinámica de juego que nos convenga. Sabemos que muchos equipos de América juegan dinámico, rápido. A veces nos va a convenir parar la pelota, pero también en muchas otras nos va a convenir correr la cancha. Luis nos está haciendo correr la cancha también, sabemos que necesitamos ese ritmo de juego. Creo que muchos tenemos que dar la cara, en los Panamericanos se dio un paso adelante en ese sentido. Eso está bueno para ir pensando cómo puede ser el equipo. Todos se están ganando un puesto acá, hay que intentar ayudar en todo lo que podamos a Luis y a Chapu. Nosotros vamos a tirar porque tenemos más fuerza y velocidad, pero ellos nos van a guiar.
-¿Es difícil no caer en la dependencia, quizás inconsciente, de lo que tengan que hacer Scola y Nocioni?
-Su juego no va a hacer que caigamos en ellos. Nunca he visto recaer un juego sólamente en el Chapu. Y si Luis está diciendo lo que dice, él sabe que no nos conviene entrar en ese juego de dependencia. Sabemos que ellos son muy importantes, pero también es más importante lo que el juego te puede dar o por dónde podemos llevarlo nosotros. Al extra pase, a defender duro y correr... Tenemos muchas otras armas. Podemos no tener tantos nombres, pero si conseguimos una buena química, ritmo y dinámica, el juego les va a llegar solo a ellos y todo el equipo se va a sentir cómodo.
-Está claro que en estos dos años en el Flamengo de Brasil maduraste mucho, tanto en el juego como en la cabeza. ¿Dónde notás mayormente esa maduración?
-Cuando llegué a Brasil necesité ganarme el respeto de mis compañeros. También conocí otro básquet y forma de juego. Y siempre fui intentando meter mi visión del juego dentro del de Flamengo. Aprender otro básquet y mezclarlo con otro que yo venía haciendo fue muy bueno. Fui creciendo en confianza, no sólo con el entrenador sino con mis compañeros, me fueron entendiendo y jugaban más tranquilos porque sabían que el juego les iba a llegar. Eso me hizo mucho mejor en todo sentido, y lo fui sintiendo. El tema del liderazgo me gustó, lo tomé y no me gustaba soltarlo para nada. Tenía partidos buenos o malos, pero siempre intentaba tener mi presencia en la cancha. Eso lo aprendí de Luis, siempre estar presente y no desaparecer porque el equipo me necesitaba. Llegar a jugar el Mundial con la Selección, en parte por lo que hice en Flamengo, también me hizo crecer. En esos torneos, en el corto plazo uno no entiende mucho por lo que pasó, pero a largo plazo vas entendiendo esas experiencias internacionales contra equipos fuertes.
-Con todo el bagaje de experiencia que tenés hasta ahora, ¿qué ves de la posición del base, o cuál es el ideal de base? ¿Y qué sentís que tenés de ese ideal?
-Hemos tenido varios ideales en la Selección. Creo que Pablo Prigioni es el ideal para nuestro juego. Intento muchas veces hacer eso, ver la mejor opción, respetar al compañero que está en el mejor momento, buscar ventajas. Pero también me gusta anotar, en ese sentido puedo dar un poco más. Intento no abusar de eso, tengo que mejorarlo porque a veces lo hago. También tengo que dar un paso adelante en lo defensivo. Pero me cuesta pensar o compararme con lo que puede ser un ideal de base, no me gusta.
-¿Cómo se hace para poder trabajar tranquilos pese a la carga de lo que dejó la Generación Dorada, y al mismo tiempo hacerle entender al ambiente que este es otro proceso, que quizás Argentina no tenga en el corto plazo los resultados de aquel grupo que consiguió todo?
-Nosotros lo sabemos. La Generación Dorada hizo una historia impresionante, con todos los adjetivos juntos. Somos conscientes de eso, pero la verdad es que acá son otros jugadores, estamos en un proceso e historia nueva. Hay muchos jugadores jóvenes, algunos que están debutando en la Selección, y hay que tener un poco de paciencia. Nosotros podemos pedirla, pero también sabemos cómo somos los argentinos. El exitismo está... Si le pedimos a Messi que gane todo, imaginate para el resto. Nosotros tenemos que trabajar tranquilos, ser humildes, pensar en lo que somos y pensar en grande, en que podemos llegar a la final del Preolímpico y a Río 2016. Tenemos material, nuestras cosas y bastante tiempo para trabajar duro. Si lo hacemos bien, podemos dar que hablar. Podemos meternos en los Juegos Olímpicos otra vez y debemos confiar en nosotros.
-¿Qué es la Selección para vos, cuándo te la empezaste a imaginar?
-De chico fui llamado, pero me sacaban medio rápido. Llegué recién en la U18 y desde ahí no paré. La Selección es algo único para todos nosotros. Con la Generación Dorada hemos vivido y soñado todos. La verdad es que festejar por la tele una medalla de oro, o llorar por lo que era un bronce contra Rusia en Londres 2012, son cosas que uno va sintiendo que cuando llega la hora querés vivirlo. Lucho para esos momentos, porque son los que te marcan y los que se disfrutan mucho. Más allá de ganar o perder, llegás acá y te encontrás con amigos después de una temporada larga. Quizás alguno puede pensar por qué no nos vamos de vacaciones, pero no. Queremos esto, lo disfrutamos, nos gusta e intentamos dar lo mejor por representar a Argentina.
-¿Lloraste con aquella medalla perdida en Londres? Para vos fue un torneo muy duro porque te quedaste en la puerta, en el último corte.
-Me quedé afuera y me fui de vacaciones enseguida, pero miré todos los partidos. Sufrí muchísimo. No soy de llorar tanto por el básquet, lloraba cuando era chiquito. Pero sí lo sufrí mucho. Ver lo bien que habían jugado los chicos ese partido, haber llegado hasta ese lugar y que pasara lo que pasó no estuvo bueno. Y cómo se quebraron grandes jugadores hace que uno sienta muchas cosas. Fue un momento medio de mierda.
-A nivel frustraciones, ¿fue una de las más grandes a nivel profesional?
-Fue un momento que no me gustó pasar. No lo asimilé tanto en ese momento, sino cuando empezaron los Juegos Olímpicos. Ahí tomé la dimensión de lo cerca que había estado y de lo que me había perdido. Pero también lo tomé mucho como un aprendizaje, como algo que no me quería perder más. Por suerte enseguida al otro año volví a la Selección en un torneo importante, dos años después estuve en un Mundial. Más allá de no poder estar en Londres, yo me sentí un poco parte de lo que fue eso. Y me ayudó mucho a seguir creciendo.
LA INTIMIDAD DE LA CONCENTRACIÓN Y SU VÍNCULO CON CAMPAZZO
-Las concentraciones son momentos especiales. ¿Qué es lo que más te gusta?
-Obviamente que está el día a día, los mates, las juntadas, las contadas de anécdotas, encontrarse con amigos... En lo deportivo, entrenarse al 100% todos los días y competir por un lugar es algo que uno va aprendiendo y queriendo un poco más. De querer un lugar a querer más minutos, de más minutos a más responsabilidades. Ese competir todo el tiempo me gusta mucho. En los clubes hay semanas en las que uno se relaja un poco más por diferentes circunstancias, pero acá el foco y concentración es todos los días al 100%. Y, por ejemplo, terminar eso y al toque hacer un chiste con Facu, con el que me pegué durante todo el entrenamiento, me gusta. Lo disfruto mucho, y esas cosas me hacen venir acá todos los años. También, claro, el hambre por querer marcar un poco la historia de la Selección.
-Ahora que me diste el pie... ¿Cómo es esa relación con Campazzo? Parecen los hermanos macana ustedes...
-Este año nos están dando un poco más de bola (risas). Hemos hecho una relación muy linda. Durante toda la temporada hablamos por teléfono felicitándonos, preocupándonos por los momentos malos de uno y el otro... Es una relación muy linda. El es medio especial, tiene algo que cae bien a todo el mundo, está todo el tiempo activo...
-¿Tan activo que a veces se pasa a molesto?
-Y... Por ejemplo, en el viaje de vuelta desde Toronto, estaban por darnos la comida y él estaba dando vueltas por el avión diciendo "mate, mate, mate, quiero mate". El armó todo un mate cinco minutos antes de que nos den al arroz con pollo del avión. Tomé uno para bancarlo, pero había que decirle "Facu, ya está". Y agarraba y se iba para otro lado. Tiene esa actividad que lo caracteriza. Pero es un amigazo.
-¿Te hizo alguna que decís "no, en esta me dan ganas de matarlo"?
-No, no me ha hecho tantas a mi. Sí hicimos algunas juntos (risas). Hacemos casi todo juntos cuando estamos acá y lo disfrutamos. En la Villa de Toronto andábamos para todos lados juntos... Y sí, rompemos un poco las bolas...
-¿Cómo lo ves en esa faceta de conductor de "A la cama con Facu"?
-Creo que le está yendo bien con eso. Fui invitado y ahora fui atrás de cámara. Creo que está bueno, él le da su toque. Me gusta, lo va mejorando y creo que el próximo va a estar mejor. Esas son cosas que van surgiendo acá, y el día a día se pone más lindo así.
-Eso es un ejemplo de la popularidad que van tomando ustedes dos, van generando ese rebote en la gente. ¿Cómo te llevás con la popularidad?
-Nosotros estamos acá y obviamente que a la hora de entrenarse y jugar no hacemos chistes, pero cuando estamos afuera somos nosotros. Facu tiene su actividad y yo soy un poco pachorra quizás, pero lo sigo a todos lados y lo hacemos con naturalidad, no buscamos destacarnos por destacarnos. También tenemos que ser conscientes de controlarlo en algún momento. Cuando llegamos a la Villa hicimos un par de cosas, pero cuando entramos en competencia no hicimos nada más. Eso está bueno, porque no nos vamos de mambo.
-Toda esa buena onda que muestran afuera de la cancha, ¿es clave para ese buen rendimiento adentro? Vos me contaste que te sentiste muy bien, y quizás el equipo apunta a tenerlos bastante tiempo juntos en cancha.
-Creo que es importante, y también lo es que todos nos llevemos bien. Obviamente que no voy a hacer los chistes que hago con Facu con alguien que no tengo tanta confianza. Pero está bueno que todos interactuemos entre todos, que tengamos momentos juntos de equipo, los almuerzos y las cenas. Obviamente que acá recién empezamos, pero si podemos salir del hotel y hacer alguna actividad también está bueno. Eso suma mucho a la hora de conseguir la química de equipo que hablábamos.
-Vos empezaste a jugar al básquet por mirar Space Jam, y ahora parece que se viene la 2. ¿La aprobás ahora que estaría LeBron James?
-No soy muy simpatizante de LeBron, pero sin dudas que la voy a aprobar. Yo vi Space Jam por Bugs Bunny, no por Michael Jordan. Es más, no tenía noción de quién era Michael Jordan. Seguramente la voy a ir a ver en el cine como vi varias. Soy fanático de los dibujitos. Por ejemplo, los Minions ya la vimos con Facu. Dragon Ball también, es algo por lo que soy loco. No empecé karate como Miguel Amargós, el chico que ganó una medalla de oro en los Panamericanos. Pero cuando leí su historia me sentí muy identificado, por Dragon Ball y por lo mío de empezar con Space Jam. Me gustan esas cosas... Películas de Pixar, Disney, el animé. Y Space Jam la iré a ver al cine.
-Cuando veías la película y te picó el bichito del básquet, ¿pensabas que ibas a llegar a este momento en la Selección?
-No. Yo soy del fútbol también y jugaba mucho. Cuando tenía la edad de Space Jam, a los 7 años, pensaba en jugar el fútbol. En mi familia nadie jugaba al básquet, nunca habíamos escuchado nada. Y empezar así fue medio raro. Pero después se fue dando todo, en el primer día en Deportivo Morón encontré un amigo, Martín, que lo sigo teniendo ahora. Y fue así, el básquet me ha ayudado en todo sentido, me ha dado muchas cosas, conocí muchos lugares. Estoy agradecido a Bugs Bunny y al básquet.
-En Brasil se te pegó un poco lo de los deportes extremos también. Surf, parapente...
-Sí. Estaba un poco inquieto allá y empecé a conocer cosas... En un momento me fui a caminar solo por un morro después de perder un partido, estaba medio culo inquieto en Brasil y lo descubrí. Me gusta, lo disfruto, pero la pasión que hay con el básquet es muy grande.
SU RELACIÓN CON LA POLÍTICA
-¿Cómo te estás llevando con la política ahora en un momento clave para tu mamá, Margarita Stolbizer, quien es precandidata a presidente?
-Es un momento diferente al de toda mi vida. Si bien ha sido candidata a gobernadora dos veces, la magnitud que está teniendo ahora es muy grande. Le está yendo bien y tengo mucha confianza en lo que pueda dar. Lástima que ahora no puedo votar en las PASO, y perdemos varios votos acá porque estoy haciendo campaña (risas). La verdad es que es un momento delicado, en el que cada vez que estoy en un micrófono tengo que cuidarme mucho más en lo que digo, porque la imagen que ella da es lo que es ella misma en mi casa, y no quiero cambiar nada de eso. Siempre nos trató de la misma manera, siempre fue así, pensando en los demás antes que en ella. Siempre pensó en mejorar día a día, estudia sobre lo que no sabe y necesita, se prepara para lo que tenga que hacer... Estoy sorprendido porque había momentos en los que ella leía y yo tenía que hacerlo para la escuela, y ella lo hacía y yo no. Nos ha ayudado mucho a todos nosotros y creo que nos puede ayudar mucho a todos los argentinos.
-¿Duele más leer o recibir una crítica vos que una hacia tu mamá, que la opinión que haya sobre ella sea negativa?
-Creo que no existe opinión pública negativa de mi vieja. Pero no soy una persona que se haga mucho la cabeza con lo que piensen los demás. Me he hecho fuerte con eso en el deporte, cuando uno quizás recibe críticas constantes. A veces te halagan y parecés Steve Nash, pero al otro día no. Aprendí mucho. Ella también es consciente de eso y se ha preparado mucho para eso. Por eso es que tiene la imagen que tiene y nunca nadie va a pensar mal de ella. Su imagen negativa no existe. Es muy positiva, y creo que la gente, además de pensar así, tiene que apostar a eso y no conformarse con lo que hay.
Fuente: Prensa CABB
Foto: www.ligateunafoto.com
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