Rojo y blanco, por todos lados. Cada lugar ocupado por un hincha. Papeles, banderas y todo el cotillón que pueda uno imaginarse en un evento de la magnitud y envergadura del de anoche. Un cordobés se iba a consagrar campeón del Torneo Nacional de Ascenso. Iba a marcar un hecho histórico en la competencia. Y así fue. Envuelto en sus colores y con su gente, Instituto cumplió el sueño de ponerle la frutilla al postre. No le fue sencillo, pero justamente por eso se disfrutó el doble.
La chicharra sonó, a desahogo. Abrazos por todos lados, lágrimas también. Nadie se privó de la emoción, era inevitable. Apenas semanas atrás parecía que estaba todo escrito y hecho, pero no. Faltaba el último capítulo de una novela que terminó con final feliz. La adrenalina definitivamente se apoderó de la escena y la sangre corrió por las venas. Ahora la Copa se mira y se toca. La Gloria la puso bien en alto, como su nombre a lo largo de toda la temporada 2014/15.
El colmado estadio Ángel Sandrín volvió a ser protagonista de grandes conquistas. Pero esta, como ninguna de las anteriores. Aunque los memoriosos harán fuerza por recordar una hazaña similar. Quizás para su gusto existan, pero este es el sueño cumplido de una nueva generación que inició el camino de justamente la Gloria y llegó a buen puerto. Instituto goza de buena salud y ya espera por su próximo desembarco en la máxima categoría: La Liga Nacional.
En el juego, encontró la llave
En el inicio del partido, encontrarle la vuelta a 9 de Julio de Río Tercero fue como hallar una aguja en un pajar. Pero tanto fue el cántaro a la fuente, que lo logró. En el primer cuarto no hubo diferencias, se repartieron errores y virtudes lógicas por el contexto en el que se estaba jugando y viviendo. 9 de Julio lo ganó con una última bola 15-14. En los segundos diez, el Albirrojo se adueñó de las acciones, pero no lo pudo quebrar. El “Patriota” de siete ofensivas concretadas, cinco de ellas fueron de a tres puntos (4 triples y un doble y falta), lo que siempre les permitió mantenerse en juego. De todos modos, encabezados por Lucas Arn (8 puntos) y Scott Cutley (11), los de Alta Córdoba se fueron al descanso 38-34.
A la vuelta del descanso, psicológicamente Instituto terminó el partido. Confundió a “9”, lo sacó del juego, volvió a mostrar un colectivo casi perfecto, que evidenció con una máxima de 18 (63-45) y terminó el segmento al frente, 63-49, con un enorme Emiliano Martina. En el último terminó de completar la faena. Jugó como le convino y aprovechó la desesperación de los de Río Tercero para concretar el 78-67 y pegar el grito de campeón.
Síntesis:
Instituto (78): Pablo Bruna 11, Juan Kelly 0, Scott Cutley 22, Federico Mansilla 13, Emiliano Martina 9 (FI); Lucas Arn (x) 10, Germán Sciutto 6, Santiago González 2, Martín Cabrera 5, Matías Aristu 0. DT: Osvaldo Arduh.
9 de Julio (67): Esteban Cantarutti 12, Gastón Luchino 12, Santiago Arese 17, Sebastián Acevedo (x) 12, Jeremías Acosta 0 (FI); Jorge Chahab 9, Mauricio Corzo 3, Lucio Reinaudi 0, Guillermo Saavedra 2. DT: Bernardo Lardone.
Parciales: 14-15, 38-34 y 63-49.
Árbitros: Ariel Rosas, Maximiliano Piedrabuena y Sebastián Vasallo.
Estadio: Angel Sandrín (Córdoba).
Fuente: La Mañana
Foto Gentileza: Prensa Instituto
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