Mata: "Tengo muchas ganas de jugar el Sudamericano"


Marcos Mata, acaso el mejor basquetbolista nacido en esta ciudad de la historia, el único en jugar Mundial y Juegos Olímpicos con la Selección Argentina, vivió una temporada única en su carrera. Por primera vez, lejos de Mar del Plata y de Peñarol.

El salto a la poderosa Liga ACB de España lo ha seguido completando como jugador. También en lo humano. Como dijo Sabella el otro día, antes de Bélgica, cruzó el Rubicón. Franqueó el umbral de una de las grandes competencias del mundo FIBA. "Me costó como le cuesta a cualquier persona. Al principio, durante los primeros dos meses me parecía todo espectacular. Después uno empieza a extrañar y a desear volver a tu familia, a tus amigos...Pero en los últimos meses volví a sentirme cómodo con el lugar, como si ya me hubiera acomodado. Pero fue una buena experiencia para mí. Siempre jugué y viví en Mar del Plata. Algún día me tenía que tocar irme", le dijo hace pocos días, antes de viajar a sumarse a la concentración de la Selección Argentina, a LA CAPITAL.

-¿Qué tan difícil te resultó?

-Sentía que me faltaba algo. Mi familia es muy unida. Yo tuve a mis viejos mucho tiempo afuera. Ellos volvieron y estuvimos un año juntos. No fue fácil separarnos otra vez. También extrañé a mis amigos. Si uno acá necesita distraerse, levantás el teléfono y enseguida se arma la reunión. Sabés que siempre están dispuestos a darte una mano. Allá es más difícil. Uno llega sin conocer a nadie. Gracias a Dios tuve una gran relación con los chicos del equipo y con el delegado. Pero no salía del círculo del básquetbol. Acá, en cambio, tengo amigos que no tienen nada que ver con el básquetbol. Y se extraña eso.

-¿Es necesario cortar con el básquetbol?

-Me gusta. Más allá de que en la mayoría de las casas a las que voy se termina hablando de básquetbol. Pero a mí me gusta hablar de otras cosas, de lo que salga en el momento, de lo que trabajan las otras personas...O un "hablemos sin saber", ja, ja...Pero está bueno, así se aprenden otras cosas. Estando afuera me encontré con que no podía despegarme ni un minuto del básquetbol. Necesitaba salir de ese círculo y me costaba. Creo que influyó el hecho de jugar un sólo partido por semana después de disputar dos cotejos semanales durante diez años. En nuestra Liga perdés un partido y tenés revancha a las cuarenta y ocho horas. En España tenés desquite recién en siete días. Y si perdés tres o cuatro veces seguidas, pasa un mes. Después de diez años de jugar con el otro sistema, me costó acostumbrarme.

-¿Deportivamente cómo fue la adaptación?

-Cada equipo tiene dos o tres jugadores muy grandes físicamente. Mi equipo tenía un par de jugadores de 2.17 metros. Todos tienen jugadores de 2.06, 2.07 o 2.08. Ves muchos alley-hoops, se juega muy atlético. Yo estaba acostumbrado a penetrar, sentir el toquecito y tirar. Ahí cuando penetrás, recién llegado como yo, te comés unos "gorros" increíbles. Pero aprendés. Recién allá caí en la cuenta de por qué Boccia tiene ese tirito en suspensión. O por qué Van Lacke tira cómo tira. Yo me preguntaba en la Liga porque tomaban esos lanzamientos poco comunes. Porque jugaron allá y necesitaron cambiar su estilo para adaptarse y evitar las tapas. Me costó mucho también el rompimiento. En los primeros diez partidos me cobraban "pasos" (NdR: caminada) cada vez que arrancaba. Tuve que volver a practicarlo. Al final, les gané por cansancio. Pero, en los primeros partidos, ya hasta me los cobraban porque era yo. No sabía que hacer. Basé mi juego entonces en el tiro de tres puntos hasta que me sentí más cómodo. Y después el resto pasa por adaptarse al juego de tu equipo. Cajasol jugaba casi sin sistemas. Entonces mi preocupación pasaba por ver cómo encajar. Por saber cómo jugaban mis compañeros para encontrar mi propio lugar.

-¿Cuál era tu rol en el equipo?

-Un poco diferente al que hacía en Peñarol. No me tenía que preocupar tanto por el rebote. Teníamos jugadores tan altos que uno da por sentado que los recobres los toman ellos. Lo otro era más o menos lo mismo. Tratar de aportar lo mío en ataque, sobre todo el tiro. Y en defensa lo mismo de siempre.

-¿Qué tal Aito García Reneses?

-Sabía un poco de su trayectoria cuando fui, pero no me imaginé que era tan importante. Ganó dónde estuvo. Trata de inculcar que siempre se puede aprender. El quería que aprendiéramos a jugar de acuerdo al estilo del equipo. Y se preocupa mucho de enseñarle a los más chicos. Como pararse en cada situación, cómo resolverlas según el momento. Y le gusta mucho trabajar sobre la técnica individual.

-¿Y el balance de la campaña del equipo?

-Caímos en cuartos, las semifinales no estuvieron tan lejos. Fue mucho más de lo que se esperaba. Un año antes el equipo no había andado muy lejos del descenso. El plantel era muy joven, no sabía muy bien que podía pasar. Como si fuera poco, arrancamos 0-3, un mes inicial perdedor. Nos comprometimos a sacar el equipo adelante y, gracias a Dios, nos empezó a ir mucho mejor. Estuvimos ahí nomás de clasificar a la Copa del Rey. A un partido. Teníamos que ganarle en casa a Barcelona y perdimos por cinco. Para todos fue muy bueno.

-¿Real Madrid y Barcelona son tan inalcanzables?

-Durante buena parte de la temporada, Barcelona tuvo muchos altibajos. Pero llegó un momento en el que encontró su ritmo, recuperaron lesionados, y se pusieron muy fuertes. A tal punto de que terminaron siendo campeones. Durante la fase regular en cambio, se veía mucho más parejos a Real Madrid y a Valencia. Pero ya en los últimos diez partidos de esa fase se vio a un Barcelona totalmente diferente. Real Madrid tuvo un año increíble. Ganaba por cuarenta en la Liga y en la Euroliga a equipos que también tenían jugadores muy importantes. Se lo veía casi inaccesible.

-¿Cuáles son las principales diferencias que encontraste en relación a nuestra Liga?

-Los estadios. Están todos muy bien preparados. Hay más chicos y más grandes. Pero todos tienen todo lo necesario para el público y para los jugadores. Los viajes son otra gran diferencia. Lógicamente, España es un país más chico que el nuestro. Pero un viaje Sevilla-Madrid, equivalente a Mar del Plata-Buenos Aires, se hace en el AVE, el tren rápido, y tardás dos horas y media. Y vas comiendo y tomando lo que quieras en el bar. A algunos lugares íbamos en avión. El viaje más largo, en definitiva, es de seis horas. Te va a parecer increíble, pero me terminaban pareciendo interminables. Lo hablaba mucho con mi novia. En España un viaje de seis horas me parecía larguísimo y acá llegué a viajar un día entero. Los domingos se juega al mediodía. Terminábamos de jugar, almorzábamos y regresábamos a Sevilla. A lo sumo, como mucho, estábamos afuera dos días y medio. Acá teníamos giras de cinco días y setenta horas viajando.

-¿Había algo parecido a Peñarol-Quilmes para ustedes?

-El clásico era Unicaja de Málaga. La vez que más se llenó el estadio fue contra ellos. Y con Real Madrid y Barcelona.

-¿Cómo se vive un clásico en España?

-Muy diferente. En Argentina es mucho más pasional. Y, dentro de esa pasión, también tenés desbordes. La pasión bien entendida a nosotros nos encanta. Allá la gente va y alienta. Pero es otra cosa. Y nosotros estamos acostumbrados a la locura con la que se vive acá. Si un español viene acá, tranquilamente puede pensar que estamos mal de la cabeza. Pero allá nunca vas a ver un desborde de violencia.

El futuro

En las últimas horas medios españoles confirmaron que Aito García Reneses dejó el Cajasol, ahora llamado Sevilla Baloncesto desde el reciente cambio de propietarios, entre otras cosas molesto por un par de decisiones inconsultas. Entre ellas, la rescisión de contrato de Marcos Mata. El alero marplatense no tiene mayores precisiones acerca de su futuro.

-¿Qué quisieras de tu próxima temporada?

-Tenemos que ver con mi representante cuáles son las opciones. A mí me gustaría quedarme en España porque siento que puedo jugar mejor en esa Liga. Me sentí muy cómodo y me gustó la forma de vida. Mucho más relajada, la seguridad no es un gran problema.

-Se habla mucho de que Campazzo puede ir a España. ¿Cómo lo ves ahí?

-No creo que a él le cueste. El va con cualquiera. Lo veo bien, pero tiene que tirarse menos, ja, ja, ja...El demostró en el Premundial que está para cualquier Liga. Pero yo pienso que tiene que pasar por Europa antes de ir a la NBA. Después, si sigue en ese nivel, tendrá su chance. Pero tiene mucho talento para jugar allá y lo puede hacer bien.

-¿Qué te genera esta nueva convocatoria?

-Tengo muchas ganas de jugar el Sudamericano, jugarlo bien y que nos vaya bien. Y pondré todo para quedar en la lista del Mundial. Sería mi segundo. Lamentablemente, la primera vez fue porque el Chapu no pudo jugarlo. Pero fue lindo vivirlo. Me gustaría seguir estando ahí con tantos grandes jugadores. Te llena como persona y como jugador. Y hay que seguir cumpliendo para seguir perteneciendo. Aunque uno siempre imagina, me pasaron cosas increíblemente buenas. Y quiero que me sigan pasando.

Fuente: La Capital

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