El equipo marplatense no dejó dudas ante Regatas y ratificó su superioridad en la serie. Construyó un triunfo sólido y equipista en tres cuartos. Y lo decoró el "Mago" Campazzo con un fenomenal cuarto final.
Peñarol, el club de locos, el club de barrio, el que no conoce la palabra imposible, lo hizo de nuevo. Porque el olor a consagración lo motiva, lo vuelve una fiera cazadora de títulos, cuyo apetito jamás se satisface.
No se satisface Gutiérrez, que anoche alcanzó su décimo título en la Liga Nacional. Tampoco Leiva, con seis. Ni Campazzo, quien jugó seguramente su último partido en Peñarol, que lleva cuatro con apenas seis años en primera. Ni sus dirigentes, que nunca dejan de apostar fuerte. Ni este "Tulo" Rivero que, de tanto contacto con ella, entró al equipo con la misma mística ganadora para conducirlo a buen puerto.
En definitiva, este equipo que siempre quiere más volvió a estar a la altura de las circunstancias para hacer delirar a una multitud de casi nueve mil personas que festejó anoche en el Polideportivo la consecución de la cuarta Liga Nacional de básquetbol en cinco temporadas, la quinta de su historia.
Regatas Corrientes, que no por nada perdió ante Peñarol seis de las nueve veces que jugaron en la temporada, terminó rendido una vez más. Y sólo el gran Paolo Quinteros estuvo a la altura de tan bravo compromiso.
Peñarol impuso su ambición, su fortaleza, su mayor caudal de juego, su poderío físico, la regularidad de Boccia y el talento de Campazzo, enorme en el cuarto final, para imponerse 88-73 y ponerle a la serie ante los correntinos un inalcanzable 4 a 2.
La historia de la serie volvió pronto a su cauce habitual. Regatas discutió la primacía mientras sus lanzadores exteriores tuvieron efectividad. Pero, en un contexto en el que Campazzo manejaba los ritmos del encuentro y con Peñarol imponiéndose cerca de los dos canastos.
De movida, el equipo marplatense impresionó un poco mejor. Correcto con su defensa, criterioso para elegir sus lanzamientos. Claramente, de los dos, el equipo "milrayitas" fue el que consiguió más cantidad de tiros de alto porcentaje.
Gracias a su superior capacidad para hacer juego logró alimentar seguido a un alero que juega muy profundo como Boccia y que volvió a hacer mucho daño.
De todos modos, como de movida la ofensiva peñarolense no tuvo el respaldo del tiro abierto, Regatas se las compuso para estar ahí nomás y para pasar fugazmente al frente con dos "bombas" de Quinteros y otra de Ricky Sánchez.
A dos minutos y medio para el final del cuarto inicial, el equipo correntino lideraba 19 a 16. Pero, de ahí al cierre del cuarto, corriendo y tirando de tres puntos, Peñarol le metió un parcial de 8-0 para llegar al descanso 24 a 19. Con el dato adicional de que Martina y Ricky Sánchez ya estaban con tres faltas personales.
El regreso al partido fue mejor todavía para Peñarol. Rivero, de a poco, fue mandando a la cancha a toda la rotación. Los relevos mantuvieron el rigor defensivo, aportaron gol de tres puntos y lideraron la "fuga" del equipo marplatense.
Regatas, a esa altura, lucía totalmente confundido contra una defensa consistente. Casalánguida intentó con varios cambios y hasta con una doble base con Martínez y Hopson. Nada le dio resultados. Mientras los relevos poco le dieron a Regatas, Quinteros vio demasiados minutos sentados en el banco mientras sus compañeros no la metían.
Peñarol aprovechó la oferta. Cuando el tiro de tres puntos le dejó de dar de comer, aprovechó los posteos de Boccia para consolidar la ventaja, que llegó a ser diecisiete puntos (43-26) en los segundos finales de la primera etapa.
Pese a que salió del vestuario con un doble de Boccia y un tiro de tres puntos de Gutiérrez que le permitieron tomar veinte puntos de ventaja, Peñarol no las tuvo todas consigo en el tercer parcial.
Por un lado, hubo virtud de la defensa de Regatas. Pero también es cierto que falló varios tiros bien tomados en buena parte del parcial.
Los correntinos, con el pick and roll entre Quinteros y Martina, recortaron la diferencia a trece puntos y varias veces con la pelota en su poder para arrimar un poco más.
Pero también lo fallaron casi todo de tres puntos. Con poco, cuando Leo Gutiérrez a falta de dos minutos y fracción encadenó otro tiro de tres puntos y una asistencia a Boccia, Peñarol detuvo la escalada correntina y, con un doble del rosarino sobre la chicharra, ingresó al cuarto final 61 a 43 arriba.
Si hacía falta algo para cerrar la fiesta era el show de Campazzo. Hasta ahí había jugado un partido correcto, repartiendo el juego, sin mirar demasiado el aro. En ese cuarto final, en cambio, anotó 22 de sus 32 puntos para terminar de sepultar las esperanzas correntinas.
Cada vez que Regatas intentó arrimar, se encontró con un pase de magia del base, que armó una fiesta inolvidable en las tribunas que, a falta de cinco minutos, ya dieron rienda suelta a toda su alegría.
Peñarol campeón. Fue el mejor y tuvo al mejor. ¿Hacía falta algo más?
Síntesis:
Peñarol (88): F.Campazzo 32, F.Fisher 10, A.Boccia 17, L.Gutiérrez 6 y M.Leiva 4 (x) (FI); G.Fernández 6, F.Giorgetti 6, I.Sosa 3, A.Weigand 2 y M.Ibarra 2. DT: Fernando Rivero.
Regatas Corrientes (73): J.Martínez 3, P.Quinteros 24, N.Romano 13, R.Sánchez 5 y F.Martina 8 (FI); P.Calderón 2, P.Hopson 3 (x), M.Gerlero 3, J.Brussino 6 y M.Bortolín 6. DT: Nicolás Casalánguida.
Estadio: Polideportivo "Islas Malvinas".
Arbitros: Pablo Estévez-Daniel Rodrigo-Diego Rougier.
Progresión: 24-19, 44-29 y 61-43.
Fuente: La Capital
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