Terrell Taylor se fue de Córdoba con la sensación de que no se le dio la oportunidad de demostrar todo lo que le podía brindar al equipo. Siente que no le tuvieron confianza y no entiende el por qué.
Hoy por hoy son muy pocos los jugadores que se identifican con un color de camiseta. Más si no nacieron aferrados de una u otra manera a ella. Pero desde que pisó por primera vez nuestro país y se puso la de Atenas, allá por el año 2006, Terrell Taylor aprendió a querer la Verde. La siente suya. Por eso no dudó cuando tuvo la posibilidad de volver a defender los intereses del elenco de barrio General Bustos. Aunque, lamentablemente, no se va de Córdoba con el dulce sabor con que llegó.
“Llegué con muchas ganas y me voy algo desilusionado por como terminó el equipo, aunque no decepcionado con mi juego, porque no me dieron la posibilidad de demostrar lo que sé hacer. No tuve chances. Si hubiera jugado mal, bueno, lo aceptaba y listo. Pero no”, tiró con todo “la Tanqueta”, que como pocas veces se abrió en diálogo con PODIO y no se guardó nada de lo que sentía en las horas previas de emprender el viaje que lo depositará mañana en Estados Unidos.
La primera vez que vine a Argentina fue a Córdoba, a Atenas, en 2006. Lo llevo muy adentro, en la piel. A diferencia de otros países o Ligas, toda la gente de aquí es de Atenas y muestra pasión”.
“Sentía algo así como que veía caer a un hermano y no le podía dar una mano para levantarlo. No confiaron en mí. La verdad es que no sé para qué me trajeron si no me dieron minutos. No recibí ninguna explicación, ni la quiero. Ya pasaron los playoffs y no soy de mirar para atrás, sino que siempre enfoco en el próximo compromiso”, afirmó el pivote mientras su sonrisa se desdibujaba de su rostro buscando allá a lo lejos una explicación.
Al tiempo que, entre risas que sirvieron para descontracturar ese momento, agregó: “Quería dar todo lo que se. Pero ojo, tampoco es que hago bien todo lo que quiero. Si fuera tan así estaría jugando en la NBA y no en Atenas...”.
-¿No te sentiste cómodo en el equipo?
-Eh... Notaba que el entrenador no confiaba en mí. En los momentos complicados siempre optaba por jugar con los jugadores que conocía. Pero si (Diego) Guaita no rendía en algún momento, tampoco (Mariano) Fierro y (Brian) Williams, date vuelta y decí ‘Taylor’ andá a hacer tu trabajo. Pero ni eso. Cada partido jugué menos. Me hubiera dicho que no me quería, y listo. No lo comprendo. Creo que podría haber parado un poco más a (Darren) Phillip, que nos mató.
“Por ahí los periodistas se fijan únicamente en las estadísticas para hacer un balance de jugadores, pero mi trabajo no se refleja ahí. Lo mío es invisible. Hago todo lo que no haría (Walter) Herrmann (risas)”, explicó. Mientras que luego, afirmó: “Yo marco, bloqueo, pongo el físico para el bien del equipo. Todo el trabajo sucio que alguien tiene que hacer y a nadie le gusta”.
Mientras que siendo más explícito en cuanto a su modo de jugar al básquetbol y de vivir este deporte, comentó: “Taylor no hace 30 puntos, tampoco será foto o tapa de revistas. No me interesa ser figura. Prefiero hacer dos puntos y que el equipo gane y no 30 y que terminemos perdiendo. Esto es así, lo tengo claro”.
-¿Te vas amargado?
-Algo así, pero tranquilo conmigo mismo.
-¿Te gustaría tener una revancha?
-Claro que sí hermano. Quisiera volver la temporada que viene y demostrar por qué me llamaron. Algo bueno tenía para hacer. Pero sino, la vida sigue. Será en otro momento o lugar.
"Cuando uno habla mucho encuentra más excusas que respuestas”.
Siento que la gente me quiere y yo los quiero a ellos. No es que uno es jugador de básquetbol y los demás personas, somos todos iguales. Siento que es así”.
Cristo es la razón por la que no ahorqué al entrenador (risas). Soy creyente, pero tampoco es que ando todo el tiempo con la Biblia bajo el brazo. Soy respetuoso de las decisiones de los demás y no pido explicaciones”.
Fuente: La Mañana
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