Se lo ve abatido. La satisfacción de llegar a la final de la Liga Nacional de Básquetbol quedó opacada por el bajo rendimiento de Lanús, que hasta el momento no le pudo hacer sombra a Regatas y quedó contra las cuerdas, sin margen de error. Por eso, está -literalmente- quebrado Silvio Santander, el entrenador “granate”.
“Aún si nos hubiese tocado ganar, no hubiese sido justo porque ellos habían jugado mejor y están con otras reservas que nosotros”, dijo el DT bonaerense después del 78-76 adverso.
“Desde que empezó la serie se los nota mucho más compenetrados y concentrados y
nosotros es increíble haber llegado a este momento sin las reservas que teníamos que llegar: mentales, anímicas, emocionales y carácter para estos partidos”.
Santander, asimismo, admitió: “Se nos ve como gastados o golpeados y encima con la venida a Buenos Aires hay una situación anímica con un equipo (Regatas) que se potencia porque está haciendo las cosas bien y otro (Lanús) que casi sin margen de error. Entonces, al no abrir bien el juego (Regatas tomó las riendas desde el arranque), después pasó lo que pasó: un equipo jugó más claro, mejor y nosotros no jugamos bien”.
Otra muestra cabal de la frustración que abraza a él y todo Lanús estuvo en las palabras que el propio técnico escribió en su cuenta de Twitter (@SantanderSilvio), donde publicó: “Son días donde creo que no merezco la felicidad, ni puedo mirar a la cara mis hijos”. Contundente y lapidario, más allá que seis horas después intentó en cierto modo limar la frase al postear en la misma red social: “Gracias por los mensajes, dije como me siento, no que esto terminó”. Es verdad, Regatas todavía no desconectó el respirador artificial, el tema es saber si Lanús tiene reservas para luchar y creer que puede resurgir de las cenizas.
Fuente: Diario Época
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