Rubén Magnano está en Córdoba y constantemente es buen momento para sus análisis. Brasil, Atenas y el básquetbol argentino estuvieron bajo su lupa.
Si bien este momento podría denominarse para él, a modo de ficción, “El descanso del guerrero”, lejos está de serlo. De paso por Córdoba en uno de los pocos tiempos libres en los que su apretada agenda internacional le da respiro, Rubén Magnano atendió a PODIO y habló de todo.
“Creo que esto es parte de la cosa. Encontrarme con gente del básquetbol, como ustedes, amigos, entrenadores... indudablemente me alegra mucho. Me pone muy feliz porque de repente nuevamente estoy en mis raíces. Estoy en Córdoba”, fueron las primeras palabras de Rubén para éste diario al abordar de manera graciosa el poco tiempo que él mismo se permite tener. Pero como siempre, se nota que lo hace con mucho placer y respeto.
Después de mucho trabajo no hay como volver a la casa propia para descansar entre los afectos...
Sin lugar a dudas. A pesar de que uno hace muchos años que está dando vueltas por diferentes partes, yo continúo con la misma añoranza: volver a Córdoba. Estar con mis afectos, mi gente querida es indudablemente algo que tiene que ver con uno. Yo no me los puedo despegar tan fácilmente. Añoro volver a mi casa.
-¿Cuál es su situación actual en Brasil?
-Hoy por hoy estamos en un período de espera. En lo personal aguardando un poco las decisiones de la Confederación. No desde lo contractual (tiene lazos hasta 2016, aunque con una cláusula para 2014), sino de la planificación a seguir de aquí en adelante.
-¿Cómo los recibieron a la vuelta de los Juegos de Londres?
-Bien. Diría que hasta muy bien. No me llevo tanto por lo que habla el periodismo, sino que mi termómetro es la recepción de la calle, la persona común. De aquel que se sentó frente al tele. Esas personas dan una respuesta, y ha sido por demás satisfactoria.
-¿Ya pudo digerir la eliminación?
-Me quedé un poco insatisfecho y triste, porque al equipo lo vi bastante bien, comprometido, firme, duro... como para poder haber tenido una chance de luchar por una medalla. Lo importante es que Brasil ya ha recuperado un estadío y un respeto dentro del concierto FIBA, y eso sí me llena de alegría.
-Que haya sido justo Argentina volvió a ser una espina...
-Si al término espina lo vamos a comparar con el equipo que yo no quería enfrentar, sí. Fue una espina. Sin ser ellos los grandes candidatos como España o Estados Unidos, hubiera preferido otro rival. El camino y las circunstancias direccionaron para que se dé así.
-Dice que las circunstancias direccionaron... ¿sigue pensando en lo que pasó en el
cruce con España?
-Yo no voy a manifestarme al respecto. Voy a valorizar el trabajo hecho por Brasil. Todo Brasil muestra la frente bien alta, porque salimos al campo a ganar y no a manipular resultados.
-¿Cree que por el recambio generacional que tiene que llegar para Argentina, Brasil estará unos años un escalón por encima?
-En eso hay un alto grado de subjetividad. Más allá de algunas camadas en diferentes posiciones, yo dudo que vaya a ser así. Para eso se necesita un respaldo de estructura basquetbolística muy sólida, con elementos que parten de dirigentes, escuela de entrenadores, competencia interna en diferentes niveles que sin dudas es un cimiento muy muy grande, en donde se sostiene el verdadero deporte. Y Brasil esta tratando de tener esos cimientos firmes. Por eso mi gran duda.
Siempre con un ojo en la Liga Nacional
Comparar el básquetbol argentino con el brasileño es inevitable, pero con un concepto más que claro y siempre pedagógico, Rubén Magnano no dejó margen para la duda, al graficar: “Te voy a dar un número que en esencia va a determinar lo que me preguntas y no habrá que ahondar en explicaciones: ´Hay un muchacho de 30 años que es la Liga argentina y un chiquito de 4 años que aprende a caminar, que es la brasileña´”.
-¿Sigue de cerca la Liga Nacional?
-Siempre. Estoy muy al tanto de lo que sucede, a partir de lo que leo.
-¿Es gusto o amor por nuestra competencia el detonante de que haya regresado tantos jugadores del exterior?
-Más que eso, estimo fundamentalmente que una de las variables tiene que ver con la etapa cumplida por muchos jugadores hasta una determinada edad fuera del país. Y quizás avalan ese ánimo de regreso con una situación económica bastante preocupante en Europa. Frente a eso, a la diferencia la contemplan con la faz personal, que para mi gusto también s una inversión. Ojo, la otra variable muy interesante es lo atractiva, afianzada, dura y luchada que es nuestra Liga Nacional. Es sin dudas una de las mejores del mundo.
Fuente: La Mañana
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