Australia estará en cuartos. Y lo hará como cuarta, tras una segunda parte descomunal, increíble, única, en la que no solo remontó los 15 puntos de desventaja que tenía, sino que acabó arrasando, de la mano de un Mills auténticamente mágico que, con 39 puntos, se convirtió en el gran héroe de su equipo.
El choque era un todo o nada para los británicos, y salieron a la pista con la lección muy bien aprendida, marcando distancias con un 6-0 de inicio, aunque Mills, que ya avisaba, respondió con 7 puntos seguidos, para acercar a su equipo a un punto (12-11, m.7). No obstante, Daniel Clark emergió por sorpresa en la recta final para, con tres triples consecutivos, hacer que Gran Bretaña despegase: 25-16.
En el segundo acto, Baynes intentó meter en el partido a Australia, pero Gran Bretaña seguía en su línea de progresión y, sin depender de Deng, manejaba a su antojo el partido, hasta el punto de que, con un parcial de 11-0, tomó una renta de 14 puntos tras el triple de Renking (42-28), que Australia pudo rebajar hasta los 10 al descanso: 46-36.
Freeland, la constante británica, encadenó 5 puntos para poner la máxima para su equipo nada más comenzar el tercer periodo (51-36), aunque, cuando todo parecía ir encaminado a una cómoda victoria local para poner al rojo vivo el grupo, Australia emergió con un baloncesto maravilloso.
Dellavedova puso las bases, con dos triples muy cercanos, aunque Mills fue el verdadero alma de la remontada. Un 2+1, una canasta con su firma, un triple tras recuperación milagrosa de Ingles y otra canasta más adicional. 2-17 en tres minutos y 25 en su casillero con cuarto y medio por jugar. Partido nuevo. El propio Dellavedova pondría a su equipo por delante al fin con otro triple y luego Australia aprovechó los problemas de personales de Gran Bretaña para forzar faltas e ir a la línea de tiros libres, culminando un parcial de 6-30 que Clark cortó con un triple sobre la bocina: 60-66.
Era el último anhelo de Gran Bretaña, que acabó por hundirse definitivamente en el último cuarto. Con Mills magistral, todo genio, y Andersen apuntándose a la fiesta, un 0-16 de inicio terminó por destrozar el encuentro. La exhibición australiana en el último cuarto fue de las que se recordarán durante mucho tiempo, con Mills yéndose al banquillo ovacionado por todo el pabellón (39 puntos, 5 triples, 5 rebotes) a falta de cuatro minutos y los menos habituales prolongando el estado de gracia australiano (¡70 puntos tras el descanso!) para acabar sentenciando su cuarta plaza por un impactante 75-106.
Fuente: ACB.com
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