Meyinsse, el buen alumno que apostó a sus convicciones


El flamante foráneo no solo se destaca por ser buen basquetbolista, tiene una historia por demás interesante. Único hijo, su papá nació en Ghana y su mamá en Jamaica. Sus padres no quisieron que fuese jugador profesional, pero él pagó sus boletos y se vino a la Argentina.

La contratación de Jerome Meyinsse sirvió para que Sionista ganara espacio en distintos medios. El Centro Juventud acaba de cerrar acuerdo con una de las piezas más valiosas de la Liga Nacional, la que se valora a partir de los serios pretendientes que aparecieron para quedarse con sus servicios, como Weber Estudiantes de Bahía Blanca, 9 de Julio de Río Tercero, Atenas de Córdoba y La Unión de Formosa.
En este contexto, detrás de Meyinsse no solo hay un buen fichaje, sino además una historia que merece ser contada. Se trata de un joven jugador, que apostó mucho por sus condiciones, que pagó de su propio bolsillo los pasajes hasta la Argentina para intentar seguir jugando, a pesar de la resistencia de sus padres y de sus muy buenas notas universitarias.
Meyinsse nació en Baton Rouge, Louisiana, una ciudad de alrededor 500.000 habitantes. En los Estados Unidos aseguran que es un lugar muy respetado en la gestación de grandes deportistas. Meyinsse, por ejemplo, es muy amigo y compartió cancha con Tyrus Thomas, el jugador de la NBA ex Chicago Bulls y hoy en Charlotte Bobcats.
Amante de las matemáticas y apasionado de la música, Jerome es único hijo. Su papá se llama Joseph y nació en Ghana, mientras que su mamá se llama Patricia y es de Jamaica. Ambos quisieron que su hijo continuase con una carrera profesional académica. Él, prefirió invertir en su impulso, probó llegar a la Argentina sin ser ofrecido por un agente, superó una prueba en 9 de Julio de Río Tercero y hoy es un hombre importante en la Liga con tan solo 23 años.

CON DECISIÓN. Meyinsse confesó alguna vez que ser único hijo no significó crecer con todo servido. La enseñanza de sus padres de esforzarse y mucho para conseguir lo deseado sirvió para generar un carácter fuerte: “Fue mejor para fortalecer mi personalidad y darle valor a las cosas. Igual, hasta los 10 años, me hubiera gustado poder compartir con un hermano”, añadió en una entrevista.
Jerome comenzó a practicar deportes a los 9 años. Primero probó con el béisbol, después se inclinó por el básquet. De chico se destacó en las aulas por ser un alumno aplicado y estudioso. Heredó ese apego a los libros por sus progenitores. Su papá Joseph es actual profesor de matemáticas y su mamá Patricia es profesora de economía.
Si bien las operaciones eran su fuerte, su deseo por jugar al básquet fueron más. De hecho, sus padres varias veces lo amenazaron a no permitirle entrenar si sacaba malas notas.
En el sitio de la Universidad de Virginia se puede encontrar un viejo texto en el cual destacan las cualidades académicas de Meyinnse. Según dice el artículo, “entre libros y apuntes Meyinsse rozaba la perfección. Tanto en resultados, como por su participación en diferentes programas de la propia universidad, lo que le valdría ser galardonado con premios y becas de importante cuantía”.
Meyinsse siempre jugó bien al básquet. No obstante, los agentes y equipos profesionales no se pelearon por hacerse con sus servicios a poco de finalizar la facultad. Ese dato fue suficiente para que Joseph y su esposa Patricia le insistieran con dedicarse a una actividad que no fuese el deporte profesional. Jerome logró convencerlos para volcarse al básquet.

PIBE DE OFICIO. Sin ser ofrecido por su agente, Jerome Meyinsse aceptó una oferta y decidió venirse a la Argentina. ¿La propuesta? Una prueba en 9 de Julio de Río Tercero, recién ascendido a la Liga Nacional A.
“Al finalizar mi último año universitario, lo primero que hice fue buscarme un agente. Una vez conseguido me pasé el resto del verano trabajando en mi juego y entrenando en Virginia. Al principio no tenía demasiadas ofertas, así que cuando me comentaron que había un club en Argentina que estaba interesado, me informé un poco, y al ver que era una buena Liga, decidí probar”, le contó una vez al sitio solobasket.com.
En la 2011/2012 y con tan solo 22 años, este moreno de 2,06 metros fue el extranjero más joven de la Liga. Al margen de que atrás quedara el deseo de sus padres de que no dejara los libros, Meyinsse nunca dejó de estudiar. En Río Tercero, por ejemplo, todos los días concurría a una profesora para aprender hablar castellano, algo que continuó en Bahía Blanca mientras jugaba para Estudiantes.
“Me sirve para todo; en la vida hay más que básquet. Juego porque me encanta y es lo único que podré hacer mientras sea joven. Después, serán tiempos de negocios”, agregó.
Instalado en Argentina, también habló de la competencia: “La Liga es muy buena y me divierto muchísimo en cada uno de los partidos. Me gusta que los árbitros permitan un juego físico, algo que es inusual en otros países. Además tuve la oportunidad de jugar contra muchos jugadores que estuvieron en el equipo nacional de Argentina y siempre es divertido intentar vencerlos”, dijo. Jerome Dieu Donne Meyinsse. De él se trata. Es la nueva ficha de Sionista.

Fuente: El Diario

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