Peñarol terminó a toda orquesta

Derrotó 92 a 75 a Quilmes. El clásico 100 fue parejo durante tres cuartos. En el último, el equipo ?milrayitas? le tiró encima a su rival todo su orgullo y jerarquía para rematar la faena con amplitud. Los de Sergio Hernández terminaron segundos y los de "Beto" Martínez, decimoquintos. El festejo peñarolense quedó trunco porque las bengalas encendidas desde la popular de Quilmes en el final llenaron de humo todo el estadio.

Peñarol no las tuvo todas consigo durante tres cuartas partes del partido. Pero en el tercer cuarto comenzó a remontar un desarrollo adverso y en el último aplastó a Quilmes por un 92 a 75 con toda su jerarquía por la trigésima y última fecha de la segunda fase de la Liga Nacional de Básquetbol.

Con este resultado, el equipo "milrayitas" terminó segundo a raíz del triunfo de Obras sobre Sionista. Y los "tricolores", en definitiva, no cayeron al último lugar porque 9 de Julio, su rival en la Permanencia, venció a San Martín de Corrientes por un doble.

El excesivo celo de la dupla arbitral Juan Fernández-Osvaldo Bautista marcó a fuego el desarrollo del partido. Los dos equipos se desgastaron enseguida por faltas personales. No iban ni cuatro minutos de juego cuando ya los entrenadores habían sentado a Martín Leiva y Clarence Matthews, con dos faltas personales. En total, pitaron 26 faltas en la primera parte (12 a Peñarol, 14 a Quilmes) y, en líneas generales, los de Luciano Martínez se acomodaron mejor a esa situación.

El equipo de Sergio Hernández, privado del hombre fuerte de su defensa y la referencia interior de su ataque, sufrió la primera parte. Una vez más no pudo plantar una defensa fuerte y quedó demasiado limitado al tiro de tres puntos.

Quilmes, pese a sufrir lo suyo con los pitazos, atacó el aro con astucia y desnudó la permeabilidad defensiva interior de Peñarol. Hopson aprovechó las recurrentes distracciones de Lamonte y anotó nueve puntos en el primer cuarto para liderar la ofensiva de su equipo, que, como si fuera poco, tiró poco y bien desde lejos. Así los de Luciano Martínez finalizaron 23-21 arriba el cuarto inicial, estirada a 25-21 en la primera acción del segundo con dos tiros libres de Ferreyra, remanentes de una falta técnica sancionada a Leo Gutiérrez.

Ahí reaccionó el equipo de Hernández. En poco más de dos minutos, endureció su defensa y atacó con un gran juego de pases. Encontró la oportunidad de tirar limpio de tres puntos (anotó dos Mata y otro Safar) y estableció un parcial de 11 a 2 para pasar a liderar el juego 32-27. Pero ese momento fue efímero. Primero desperdició oportunidades claras de contraataque. Después, comenzó a flaquear con su propio rebote defensivo. Y paulatinamente se fue nublando adelante.

Quilmes, entonces, consolidó su defensa. Después, con Truscott comenzó a atacar a Reinick y a desgastarlo con excelentes resultados. Así recuperó el control del partido. Y se apoderó definitivamente de las riendas cuando Hopson, que había descansado casi todo el segundo cuarto, volvió al partido. Con puntos y asistencias lideró un esplendoroso cierre de su equipo, que se fue al descanso al frente 47 a 41.

El regr"so de Leiva le vino de perlas a Peñarol en el arranque del complemento. El equipo "milrayitas", con su referencia interior, volvió a ser natural en ataque. Pero mientras equilibraba sufrió la cuarta personal de Campazo y no pudo solucionar el problema de Hopson, que continuó haciendo estragos.

De todos modos, ya no tuvo tantos problemas defensivos cerca de su canasto. Y una vez más Ibarra entró bien para reemplazar a Campazzo. Con puntos y asistencias, condujo más que aceptablemente y Quilmes sufrió la mayor riqueza del ataque peñarolense, que entró al cuarto final al frente 64 a 62.

Hasta entonces, la madeja del clásico no se había desatado. Pero Peñarol la desató en el arranque del último parcial. Reinick se lo aguantó a Matthews, Mata borró a Piñero, Gutiérrez visiblemente cansado hizo equivocar seguido a Weigand y Hopson no volvió enfocado de un breve descanso. En consecuencia, el equipo de Hernández, tomando tiros lógicos, aprovechando sus oportunidades de correr y sus tiros libres, sacó una máxima ventaja de 73- 64 a falta de siete minutos.

El golpe de nocaut, no obstante, tardó en llegar. Algunas malas decisiones de Lamonte en ataque mantuvieron a Quilmes con vida hasta a tres minutos y medio para el final. Hasta que Gutiérrez le tiró a Quilmes encima su enorme jerarquía con dos bombazos de tres puntos e Ibarra colaboró con otra ráfaga de cinco puntos. Fue demasiado para un Quilmes que ya no tenía las luces del comienzo y que sabía ya que no era último por la caída de San Martín ante 9 de Julio.

El clásico 100 terminó como otras 66 veces anteriores. Con carnaval "milrayitas". Empañado por la estupidez de unos pocos que encendieron bengalas y que llenaron de humo todo el estadio.

Síntesis

Peñarol (92): F. Campazzo 11, K. Lamonte 13, M. Mata 20, L. Gutiérrez 18, M. Leiva 8 (FI); S. Safar 3, M. Ibarra 14, A. Reinick 5. DT: Sergio Hernández.

Quilmes (75): N. Ferreyra 6, P. Mac Hopson 18, F. Piñero 11, A. Weigand 2, C. Matthews 16 (FI); G. Eseverri 2, C. Moddie 4, G. Sciutto 2, L. Truscott 14. Dt: Luciano Martínez.

Cancha: Islas Malvinas.
Arbitros: Juan Fernández-Osvaldo Bautista.
Progresión: 21-23, 41-47, 66-64 y 92-75.

Crónica: La Capital
Foto Gentileza: ligateunafoto.com

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