Oberto: Soy de carne y hueso y tengo problemas


No era su mejor día. Por la mañana, temprano, le había confirmado al presidente de Atenas, Felipe Lábaque, algo que ya se veía venir: su negativa a jugar la Liga Nacional con los griegos.

Y Fabricio Oberto, dueño de una cintura maradoniana para esquivar cualquier polémica, esta vez tenía ganas de hablar, algo que también eludió en los últimos meses, en los que sólo podía sacársele palabras, y con tirabuzón, un “no tengo nada para anunciar”.

Pero esta vez habló con Mundo D con la intención de “acabar con este culebrón” y aclarar acerca de su negativa a Atenas, de la selección, de la Liga Nacional y de su futuro.

“Este no era el momento de asumir una responsabilidad en función de equipo. Me hubiera gustado que lo sea, pero no puedo estar enfocado al ciento por ciento con el equipo y no me gusta estar en ‘gris’”, justificó el ex NBA.

–Mucha gente no entiende tu decisión ni tus silencios.

–Yo no soy ni héroe, ni villano. Soy una persona común a la que le pasan cosas. No las cuento, pero tengo que tomar decisiones. Por respeto al hincha, al club y a mí mismo, no puedo asumir una responsabilidad sin seriedad, teniendo la cabeza en otra parte y sin saber si voy a poder cumplir con las exigencias de un equipo.

–Pero a veces, cuando otros hablan por vos (el gobernador De la Sota “anunció” que jugaría en Atenas), tu silencio se puede interpretar de muchas formas.

–Mi silencio es para no sumarme a las idas y vueltas de los comentarios. Parece que todo tiene que ser un quilombo mediático. Pero para mí… No quiero ponerle a esto la carátula de “simple”, pero no es más que la decisión que uno debe tomar. Yo no hablé porque centré mis energías en otros frentes. El básquetbol es el deporte que me apasiona y que amo, pero hay otras cosas que a veces toman una prioridad que uno no espera. Igual, no me puedo quejar de lo que me tocó vivir y soy un agradecido de eso.

La chance de Atenas

El 12 de enero pasado, el técnico de Atenas autorizó a que Fabricio Oberto entrene con Atenas, una señal que muchos interpretaron como la antesala de su regreso a vestir la camiseta del club. Sin embargo, el sueño terminó el sábado pasado, cuando Felipe Lábaque anticipó que su caso estaba “cerrado”, una noticia que terminó por confirmarla ayer el propio Fabricio.

–¿Quién está más ansioso por verte jugar? ¿Los hinchas, la prensa o vos mismo?

-No sé. Yo aprendí a estar más tranquilo, pero los impulsos están. No hay día en que diga hoy me quedo en casa sin hacer nada. Tengo la rutina de entrenar todos los días, pero me doy cuenta de que la gente está ansiosa, también del cariño que me tienen y de que me quieren ver en la cancha. Hay que disfrutar esos momentos, porque cuando pasan, no vuelven más. El afecto de la gente es único y también sé que hay opiniones encontradas por esta negativa.

–Pero ya hay algunos a los que no le cayó bien tu decisión.

–Lo sé. Hay gente que tiene expectativa de que esté en la cancha y yo tengo más deseos que ellos. Pero no puedo. Igual, no tendría problemas en sentarme con ellos y explicarles.

–Lábaque dijo que dejaste la puerta abierta para incorporarte al club más adelante.

–Yo soy un agradecido del club, del cuerpo técnico, de los chicos del plantel, del ‘Felo’, de muchos que hicieron todo lo posible para que me sienta cómodo. Si yo puedo solucionar mis problemas, acomodar mis cosas y estar ciento por ciento, las chances de integrar un equipo están. La Liga Nacional es muy competitiva, aquí aprendí a jugar y no se me cae ningún anillo para jugarla. Pero hay que estar bien, y yo no lo estoy. Nunca me creí un súper jugador ni nada por el estilo. Soy un laburador de toda la vida y ahora estoy con la cabeza en otro tema. Igualmente sigo haciendo cosas en el básquetbol y con la ilusión de poder llegar a Londres, algo que tampoco es seguro.

La selección, el otro anhelo

Habituado a fijarse objetivos y enfocarse de lleno en ellos, Oberto nunca ocultó su deseo de estar en Londres para sus cuartos Juegos Olímpicos (ya estuvo en Atlanta ’96, Atenas 2004 y Beijing 2008). “No es un capricho, si no estoy bien, no jugaré”, explica.

–Julio Lamas quería que jugaras en un equipo para llegar a Londres. ¿Hablaste con él después de esta decisión?

-Hablé con él la semana pasada en Buenos Aires. La opción más fuerte que hablamos es el Sudamericano, pero él está al día de cómo entreno. Tengo la suerte de tener una buena relación con él.

–¿Le pediste ser incluido en el plantel del Sudamericano?

–Sí, creo que es una buena prueba y siento que puedo colaborar.

–Luis Scola y varios de los integrantes de la Generación Dorada dijeron que sos importante aunque no tengas equipo. ¿Le devuelven la presión al técnico?

-Nunca me consideré número puesto para la selección. Pero entiendo lo de ellos. Si Luis estuviera en mi situación yo pediría que juegue aunque le falten las piernas. Lo mismo si a Manu le faltara la zurda, o a Carlitos (Delfino). Nos conocemos muy bien y sabemos el rol que tiene cada uno en el equipo. Pero el entrenador tiene que llevar a los mejores jugadores y al mejor equipo que pueda conformar en un torneo tan duro. Pero te digo algo: yo me voy a bajar solo de la selección si veo que no estoy en buen nivel. Eso lo tengo clarísimo.

–¿Y en cuántos puntos creés que llegarás a Londres?

–Estaré en un 10 (se ríe). No sé, lo mejor que pueda estar. Los números mienten. En el Preolímpico nunca estuve más allá de un 6. Está claro que no soy el mismo Fabricio de 2002 ó 2004. Tendré mi rol.

El día después

Fabricio encaró algunas actividades privadas y en los últimos días, desde la Agencia Córdoba Deporte, lo anunciaron como uno de los 12 asesores que tendrá Emeterio Farías. “Me hablaron, pero no firmé nada porque les expliqué que hasta que no defina mi situación como jugador no podré asumir ninguna función”, confesó.

–¿Tus ganas de seguir ligado al básquet van más allá de Londres?

–La verdad que mis últimos años han sido muy especiales, desde jugar torneos con infecciones, virus o bacterias, de estar cinco días en cama y jugar, pasar por lo del corazón… La verdad que no es la imagen que quiero para el final de mi carrera. Igual, todo lo que me tocó después de la ablación cardíaca es una yapa para mí. Tranquilamente me podrían haber dicho que no jugara más. Pero por cabeza dura sigo intentando y la del Preolímpico fue una de las pruebas más importantes que tuve. Siempre parece que es mi último torneo. Convivo con eso.

–Uno podría pensar que después de jugar en Europa y en la NBA, te costaría motivarte con la Liga. De hecho, no se te ve por la cancha.

–No se trata de motivación. Por ahí, desde que me retiré me costaba ir a ver un partido, porque es una herida sin cerrar lo que me pasó. Y como no estoy en la cancha, no me siento cómodo siguiendo un juego desde una tribuna. Porque todavía me siento basquetbolista. Ya sé que son locuras de uno, pero no me considero un ex jugador y quiero estar lo más activo posible hasta volver a estar en un equipo. Si a mitad de año no puedo estar en la selección, tal vez ya piense como un ex jugador. Pero eso es futurología. Por eso no me planteo todavía si jugaré después de Londres. Siempre hablé de los objetivos inmediatos.

Por ahora, como él mismo definió, está jugando “en otra cancha”. El básquet, mientras tanto, lo sigue esperando en el parqué.

Fuente:  Mundo D

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