Se le acaba el crédito a Kyle Lamonte

Anoche, al cierre de esta edición, el presidente peñarolense Domingo Robles y el entrenador Sergio Hernández estaban reunidos para tratar una serie de cuestiones sobre la actualidad del equipo. La principal, la continuidad o no del estadounidense Kyle Lamonte en el plantel para lo que resta de la temporada de Liga Nacional de Básquetbol.

El rendimiento del extranjero, sobre todo tras el receso, cayó en picada. Y tal vez el domingo frente a Obras tocó fondo. Salió dentro del quinteto titular, pero apenas Hernández pudo sostenerlo dentro de la cancha 10.35 minutos a lo largo de todo el duelo. En ellos, no anotó puntos y apenas si tomó tres lanzamientos al aro. Para colmo, dio las ventajas defensivas de casi siempre. Rápidamente, Selem Safar tomó su lugar y jugó casi todo el partido.

"Es un goleador que ya no mira el aro", comentó un peñarolense de ley tras el partido. Razón no le falta. Lamonte, cuyas prestaciones defensivas e interpretación de juego siempre dejaron bastante que desear, usualmente se sostuvo en el equipo gracias a su capacidad ofensiva. Pero parece haberse olvidado de jugar al básquetbol y lo más grave es que también perdió ese apetito goleador que lo caracterizaba.

El jugador, según diversas fuentes, en los últimos tiempos recibió emplazamientos de su entrenador, de los directivos y de sus propios compañeros. Pero nada surtió efecto.

Cuando se hizo evidente la caída de su rendimiento, el argumento al que todos recurrían para defenderlo era que siempre había aparecido en las difíciles. Todavía muchos recuerdan su tremendo partido en la inolvidable final de la Liga de las Américas de 2010 ante Halcones de Xalapa. Por citar sólo un ejemplo.

El del domingo frente a Obras era una de esas paradas en las que el estadounidense habitualmente decía presente. Pero nada le dio al equipo y la preocupación ya es alarma. Porque su involución no se detiene y porque no hay signo alguno que permita abrigar esperanzas de que haga un "clic" en los próximos play-offs.

Y la lectura que muchos hicieron de la caída del domingo es que Peñarol para pelear el título de igual a igual no puede permitirse el lujo de tener un único extranjero que aporte tan poco.

Sentarse a evaluar la posibilidad de prescindir de sus servicios es una de las decisiones más difíciles que han tenido que afrontar Domingo Robles y Sergio Hernández. Porque Lamonte siempre estuvo comprometido con el equipo. Como un nacional más. Y porque en las dos temporadas anteriores aportó muchísimo a un ciclo brillante.

Al mismo tiempo porque en esta parte del año no es sencillo conseguir un relevo que esté a la altura del equipo. Los buenos escoltas están tomados y lo que da vueltas en el mercado son aquellos jugadores que, por uno u otro motivo, no han dado la talla.

Aunque tal vez las pretensiones de los responsables "milrayitas" no sean tan altas. Y no sería mal vista la llegada de alguien que no sea una primera figura pero que pueda alargar -como relevo de Selem Safar- un equipo que hoy por hoy es corto.

A propósito, otro de los temas de la reunión era el estado físico de Nicolás Lauría, quien nunca terminó de recuperar la rodilla operada y ahora estará parado, en principio, quince días más a raíz de un esguince.

Fuente: La Capital

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