Peñarol se encontró con una oposición durísima, la mayor de los últimos tiempos. Y tuvo que echar mano a todos sus recursos, a su oficio, y a dos producciones fenomenales de sus mejores jugadores, Leonardo Gutiérrez, principalmente, y Facundo Campazzo, para asegurar el triunfo sobre Quilmes en la parte final por 91 a 79 por la decimocuarta fecha de la segunda fase de la Liga Nacional de Básquetbol. El equipo de Hernández, además, celebró las derrotas de Obras, Libertad y Regatas, los otros rivales que pelean arriba.
La mejoría de Quilmes de los últimos partidos fue algo más que el vuelo de una golondrina. Peñarol, a diferencia de los últimos clásicos, se vio obligado a laburar más el duelo.
Esta vez, lejos de definirse, el partido salió bien vivo del primer cuarto. Y con triunfo parcial "tricolor". ¿Cómo lo logró? Con una muy buena gestión defensiva de Matthews sobre Leiva, que recibió poco juego, y una marca al límite (que le costó tres personales en menos de siete minutos) de Eseverri sobre Campazzo.
Privada de profundidad, la ofensiva de Peñarol dependió más que nunca del tiro exterior y de una elaboración de juego perimetral. El argumento, de todos modos, le permitió ir al frente mientras mantuvo una buena efectividad. Pero cuando los porcentajes menguaron Quilmes reaccionó. Con una correcta conducción de Ferreyra, con los recursos ofensivos de Smith y con lo que Matthews trabajó para ganarse los tiros ante la inmensa humanidad de Leiva.
Esos argumentos les permitieron a los de Luciano Martínez ganar el primer cuarto por 20-19. En el segundo la paridad se mantuvo casi cinco minutos más.
Pero Quilmes no pudo mantener la agresividad con la que defendió durante el primer parcial. Eseverri tuvo que salir y Sciutto defendió a Campazzo con sus recursos, pero más convencional. Y el armador cordobés se encontró con más libertades. Matthews, de enorme desgaste, tuvo que ir a descansar un rato. También Smith.
Peñarol aprovechó, sobre todo, el pasaje en el que Matthews no estuvo en cancha para hacerse fuerte con su defensa. Y en ese momento, además, con su clásico juego de pases, encadenó un triple tras otro. Gutiérrez, encendido, le agregó tres a los tres que había convertido en el cuarto inicial. Safar y Mata colaboraron con uno cada uno.
Ese lapso fue un quiebre. El equipo "milrayitas" obtuvo una renta de diez puntos, que Quilmes descontó un poco cerca del final, con mucho sacrificio y con el regreso al partido de Matthews.
Las esperanzas quilmeñas se reflotaron en el arranque del segundo tiempo. No se habían jugado dos minutos y Leiva explotó cuando le cobraron una falta personal dudosa. Bautista le pitó, además, una técnica que lo sacó del partido. Y como siguió protestando cuando se iba de la cancha le cayó otra técnica a la banca. Ferreyra metió tres de los cuatro libres y Eseverri un doble en la jugada siguiente para ponerse a su equipo nada más que a tres puntos (42-45).
Si Gutiérrez venía jugando en gran nivel en el primer tiempo, se superó aún más en el complemento con puntos y pases para ayudar a Peñarol a capear el temporal. Aunque del otro lado Matthews se siguió haciendo cargo y puso en problemas de faltas también a Reinick, a quien Hernández retiró precipitadamente del parcial cuando quedaban todavía casi cuatro minutos.
Sin embargo, ese cierre que Peñarol encaró sin un pivote natural, fue menos traumático de lo que podía suponerse. Porque Matthews descansó en ese pasaje. La tarea de desgaste se interrumpió, el rigor de la mano que Quilmes había puesto sobre el cuello peñarolense se aflojó. Y los de Hernández se tranquilizaron con sendos triples de Campazzo y Safar para ingresar al cuarto final 62 a 53 al frente.
Pero Quilmes no se rindió. Matthews volvió para liderar la reacción anímica y para plantársele a Leo Gutiérrez en una guerra física y dialéctica. Y tuvo en Nicolás Ferreyra un aliado inesperado, que apoyó desde el perímetro con dos "bombas" vitales para mantener a su equipo en carrera cuando, del otro lado, Campazzo y el propio Gutiérrez no daban cuartel.
El elenco de Beto Martínez llegó a situarse un par de veces a cuatro puntos y con Gutiérrez condicionado con cuatro personales.
Sin embargo, hasta ahí llegó su envión. A falta de tres minutos, Barrios anotó un triple y tras cartón le volcó la pelota en la cara a Truscott. Peñarol consiguió el aire para dar la trompada final. Cuidando a Gutiérrez, esa piña la aplicó Campazzo, que tomó casi todas las decisiones ofensivas importantes y casi todas bien. En consecuencia, el bicampeón volvió a ganar. Pero anoche lo hizo superando algunas adversidades y ante un adversario que se puso de pie.
Síntesis:
Quilmes 79: N.Ferreyra 17, G.Eseverri 2, M.Smith 12, A.Weigand 6 y C.Matthews 29 (FI); L.Vildoza 0, G.Sciutto 0, L.Truscott 4, F.Piñero 2 y P.Hopson 7. DT: Luciano Martínez.
Peñarol 91: F.Campazzo 24, K.Lamonte 3, M.Mata 8, L.Gutiérrez 33 y M.Leiva 4 (x) (FI); F.Giorgetti 0, S.Safar 10, A.Reinick 1, P.Barrios 5 (x) y M.Ibarra 3. DT: Sergio Hernández.
Estadio: Polideportivo ?Islas Malvinas?.
Arbitros: Pablo Estévez-Osvaldo Bautista.
Progresión: 20-19, 35-42 y 53-62
Crónica: La Capital
Foto: Gentileza ligateunafoto.com
La mejoría de Quilmes de los últimos partidos fue algo más que el vuelo de una golondrina. Peñarol, a diferencia de los últimos clásicos, se vio obligado a laburar más el duelo.
Esta vez, lejos de definirse, el partido salió bien vivo del primer cuarto. Y con triunfo parcial "tricolor". ¿Cómo lo logró? Con una muy buena gestión defensiva de Matthews sobre Leiva, que recibió poco juego, y una marca al límite (que le costó tres personales en menos de siete minutos) de Eseverri sobre Campazzo.
Privada de profundidad, la ofensiva de Peñarol dependió más que nunca del tiro exterior y de una elaboración de juego perimetral. El argumento, de todos modos, le permitió ir al frente mientras mantuvo una buena efectividad. Pero cuando los porcentajes menguaron Quilmes reaccionó. Con una correcta conducción de Ferreyra, con los recursos ofensivos de Smith y con lo que Matthews trabajó para ganarse los tiros ante la inmensa humanidad de Leiva.
Esos argumentos les permitieron a los de Luciano Martínez ganar el primer cuarto por 20-19. En el segundo la paridad se mantuvo casi cinco minutos más.
Pero Quilmes no pudo mantener la agresividad con la que defendió durante el primer parcial. Eseverri tuvo que salir y Sciutto defendió a Campazzo con sus recursos, pero más convencional. Y el armador cordobés se encontró con más libertades. Matthews, de enorme desgaste, tuvo que ir a descansar un rato. También Smith.
Peñarol aprovechó, sobre todo, el pasaje en el que Matthews no estuvo en cancha para hacerse fuerte con su defensa. Y en ese momento, además, con su clásico juego de pases, encadenó un triple tras otro. Gutiérrez, encendido, le agregó tres a los tres que había convertido en el cuarto inicial. Safar y Mata colaboraron con uno cada uno.
Ese lapso fue un quiebre. El equipo "milrayitas" obtuvo una renta de diez puntos, que Quilmes descontó un poco cerca del final, con mucho sacrificio y con el regreso al partido de Matthews.
Las esperanzas quilmeñas se reflotaron en el arranque del segundo tiempo. No se habían jugado dos minutos y Leiva explotó cuando le cobraron una falta personal dudosa. Bautista le pitó, además, una técnica que lo sacó del partido. Y como siguió protestando cuando se iba de la cancha le cayó otra técnica a la banca. Ferreyra metió tres de los cuatro libres y Eseverri un doble en la jugada siguiente para ponerse a su equipo nada más que a tres puntos (42-45).
Si Gutiérrez venía jugando en gran nivel en el primer tiempo, se superó aún más en el complemento con puntos y pases para ayudar a Peñarol a capear el temporal. Aunque del otro lado Matthews se siguió haciendo cargo y puso en problemas de faltas también a Reinick, a quien Hernández retiró precipitadamente del parcial cuando quedaban todavía casi cuatro minutos.
Sin embargo, ese cierre que Peñarol encaró sin un pivote natural, fue menos traumático de lo que podía suponerse. Porque Matthews descansó en ese pasaje. La tarea de desgaste se interrumpió, el rigor de la mano que Quilmes había puesto sobre el cuello peñarolense se aflojó. Y los de Hernández se tranquilizaron con sendos triples de Campazzo y Safar para ingresar al cuarto final 62 a 53 al frente.
Pero Quilmes no se rindió. Matthews volvió para liderar la reacción anímica y para plantársele a Leo Gutiérrez en una guerra física y dialéctica. Y tuvo en Nicolás Ferreyra un aliado inesperado, que apoyó desde el perímetro con dos "bombas" vitales para mantener a su equipo en carrera cuando, del otro lado, Campazzo y el propio Gutiérrez no daban cuartel.
El elenco de Beto Martínez llegó a situarse un par de veces a cuatro puntos y con Gutiérrez condicionado con cuatro personales.
Sin embargo, hasta ahí llegó su envión. A falta de tres minutos, Barrios anotó un triple y tras cartón le volcó la pelota en la cara a Truscott. Peñarol consiguió el aire para dar la trompada final. Cuidando a Gutiérrez, esa piña la aplicó Campazzo, que tomó casi todas las decisiones ofensivas importantes y casi todas bien. En consecuencia, el bicampeón volvió a ganar. Pero anoche lo hizo superando algunas adversidades y ante un adversario que se puso de pie.
Síntesis:
Quilmes 79: N.Ferreyra 17, G.Eseverri 2, M.Smith 12, A.Weigand 6 y C.Matthews 29 (FI); L.Vildoza 0, G.Sciutto 0, L.Truscott 4, F.Piñero 2 y P.Hopson 7. DT: Luciano Martínez.
Peñarol 91: F.Campazzo 24, K.Lamonte 3, M.Mata 8, L.Gutiérrez 33 y M.Leiva 4 (x) (FI); F.Giorgetti 0, S.Safar 10, A.Reinick 1, P.Barrios 5 (x) y M.Ibarra 3. DT: Sergio Hernández.
Estadio: Polideportivo ?Islas Malvinas?.
Arbitros: Pablo Estévez-Osvaldo Bautista.
Progresión: 20-19, 35-42 y 53-62
Crónica: La Capital
Foto: Gentileza ligateunafoto.com
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