La emocionante historia de Nicolás Lauría

El jugador de Peñarol vivió su noche soñada el último sábado ante Libertad de Sunchales. En diálogo con El Atlántico habló de su rendimiento, que coincidió con haber contactado a su padre tras largos años. “Se me dio todo” aseguró y contó como Lamonte lo ayudó para el reencuentro. Imperdible

A Nicolás Lauría le cambió la vida. Nada será igual desde el último viernes, cuando pudo contactarse con su padre después de muchos años sin tener ni la certeza de que estaba vivo. Fueron diez minutos de charla a través de una computadora. Sin pretenderlo, Zachary Cooper, desde la ciudad de Lacombe en Estados Unidos, le dio a su hijo una de las mayores alegrías de su vida, situación que lo potenció para “romperla” en el partido del último sábado en el que Peñarol derrotó a Libertad de Sunchales tras dos tiempos suplementarios.

Lauría convirtió 27 puntos, con 7 de 9 en triples, y capturó 10 rebotes. Fue la figura de la noche en el Polideportivo y su aporte fue decisivo para que el “Milrayitas” quede a un triunfo de arribar a su tercera final consecutiva en la Liga Nacional de Básquetbol.

“Fue un partido muy duro. Es muy importante para nosotros haberlo ganado. Cerramos muy mal el último cuarto con ese triple de Cantero, cuando teníamos que haber cortado con falta. Casi se nos escapa en el primer suplementario, pero gracias a Dios pudimos llevarnos un partido muy duro. Sabíamos que los segundos partidos de Libertad son más duros que el primero. Ellos salieron con una estrategia distinta y nos complicaron en ataque. Tienen una defensa muy sólida, pero por suerte pudimos llevarnos el juego”, expresó Nico luego de jugar el mejor partido de su carrera.

-Victoria fundamental para el destino de la serie y para ir más tranquilos a Sunchales…
-Sí, yo creo que sí. Vamos un poco más tranquilos porque tenemos dos partidos de diferencia. Pero sabemos que allá va a ser un terreno complicado, porque ellos van a salir a comernos los talones. Va a ser muy duro poder encontrar juegos de uno contra cero y tenemos que trabajar para tener un mejor juego de pases.

-¿Cómo se plantea el tercer partido?
-Va a ser muy duro. Tenemos que ir a buscar el juego a Sunchales, que si bien ya ganamos allá, sabemos que no es lo mismo en un play - off. Va a estar muchísimo más duro, ojalá que podamos planificarlo bien y que nos salga todo. Tenemos que cerrar los pasos de pick and roll, porque este sábado Battle quedó jugando uno contra cero contra el aro y se nos complicó el cierre.

-Tuviste la mejor actuación de tu carrera, dentro de unos días especiales para vos desde lo emotivo.
-Sí, la verdad que sí. Fue un partido muy especial para mí. No sé si fue por cómo me sentía yo, pero se me dio todo. Primero lo de mi viejo ayer (por el viernes) y hoy (por el sábado) se me dio un partido excelente. La verdad que no esperaba tener este protagonismo, pero gracias a Dios pude meter los triples que fueron importantes y darle la victoria al equipo, que era lo más importante.

-¿Qué sensaciones tuviste al hablar con tu papá después de tanto tiempo?
-Bueno, lo estaba buscando hace mucho tiempo, desde que tengo uso de razón. Desde los 10 años lo busqué y nunca lo había podido contactar. En Corrientes empezamos a buscarlo con Kyle (Lamonte) a través de páginas de Internet, y logramos comunicarnos con una página de Internet a la que él llamó. Pidió los datos, se los dieron y al toque llamamos desde Corrientes. No lo pudimos encontrar pero sabíamos que ya estaba ahí, que estaba vivo.

El jueves, cuando estábamos cenando, Kyle me mandó un mensaje y me dijo: “Estoy hablando por teléfono con tu papá”. Imaginate, yo estaba comiendo y no pude comer más. Se me puso la piel de gallina, fue terrible. Kyle me dijo que quería que lo llamemos al otro día, después de la práctica. Y ayer (por el viernes) fuimos a entrenar, después me fui a la casa de Kyle, volvimos a llamarlo y no lo pudimos ubicar. Ya cuando estaba volviendo a mi casa, Kyle me mandó un mensaje diciéndome que mi viejo estaba en el teléfono. Entonces llegué, prendí la computadora y nos pusimos a hablar por el Skype. Fueron 10 minutos, que por ahí es poco, pero para mí fue una eternidad, con mucho nerviosismo, porque era la primera vez que hablaba con él. Sentir que él estaba contento por haberme encontrado fue muy importante para mí.

-¿Él estaba al tanto de lo que estabas haciendo deportivamente?
-Yo creo que sí, porque Kyle, que fue que habló al principio, me dijo que estaba al tanto de algo. Él sabía que tenía un hijo acá porque hasta los 10 o 12 años se comunicó conmigo. No se por qué no se habrá comunicado más, pero son cosas del pasado. Ahora quiero pensar en adelante y disfrutarlo porque va a ser muy lindo.

-Dicen que el tenis es un deporte mental. Evidentemente el básquet también lo es, porque estabas bien predispuesto y jugaste muy bien.
-Sí, el básquet también lo es (se ríe). Ya cuando me levanté me sentía muy bien, un poco raro y muy confiado. Creo que se plasmó en el partido.

-¿Cómo te hizo sentir la ovación unánime de la gente de Peñarol?
-Me hizo sentir con mucha emoción. La verdad que se me cruzaron muchísimas cosas por la cabeza al final del juego. Fue un sentimiento increíble, que no se puede pagar con nada. No esperaba que toda la cancha grite mi nombre. Fue una emoción muy linda.

-¿Podés creer que en 48 horas te haya cambiado todo de esta manera?
-No (se ríe). La verdad que la vida te da esas sorpresas, te puede cambiar todo de un día para otro o de una hora para otra, como me cambió a mí la vida en este momento.

Fuente: Diario El Atlántico

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