De principio a fin Argentina fue superior. Comenzó con un recital triplista de Carlos Delfino y contribuyó con el dominio incontestable de la pareja interior que formaron Luis Scola (22 puntos y 11 rebotes) y Carlos Delfino (27 puntos). Si es cierto que en Turquía se pone punto y final a la mejor generación del baloncesto argentino, al menos habrán disfrutado de un partido digno del curriculum que esta selección ha lucido en la última década.
El vendaval argentino amenazaba con herir gravemente la imagen y el orgullo de la selección española cuando el marcador reflejaba un alarmante 34-59 pero fue entonces cuando España decidió aparecer por el pabellón. Lo hizo de manera sorpresiva y fulgurante. No se veía una selección tan desatada cuando en Lodz endosó un parcial 23-0 a Lituania. Esta vez fue un 26-2 que cambió el tétrico 34-59 al 60-61. Rudy Fernández lideró ese parcial con 11 puntos, a los que acompañaron cinco de Sergio Llull, cuatro de Felipe Reyes y Fernando San Emeterio y dos de Fran Vázquez.
Con Rudy (31 puntos con 11/13 en la serie de tiro y 8 rebotes) como gran estrella, el partido entonces sí que fue un bello espectáculo donde los dos equipos se emplearon a fondo e hicieron disfrutar a la hincada de ambas selecciones. El encuentro tenía todo, pero a España le faltaba algo, remontar. Dicen que una remontada no es tal hasta que te pones por delante y la selección, aunque llegó a empatar a 80 y tuvo dos oportunidades de ponerse por delante, nunca lo hizo. Al final Argentina salvaba la remontada y desde el tiro libre sellaba su victoria. España ejemplificó frente a la albiceleste su torneo: comenzó muy fría, quiso reaccionar tirando de orgullo, pero llegó a situaciones límites donde la fortuna (que también se trabaja) no estuvo de su lado.
Comienzo frío…
España y Argentina comenzaron el partido con el guión cambiado, con Juan Carlos Navarro metido en tareas de base y repartiendo asistencias a Marc Gasol y Rudy Fernández y con Luis Scola sin tocar el balón. El pívot tardó casi dos minutos en hacerlo y cuando le llegó y anotó Argentina tomó el mando en el electrónico.
España y Argentina calcaban ataques. Si España encontraba el pick and roll de Marc Gasol como abrelatas, Argentina tenía a Oberto y Prigioni a la sociedad anotadora. La diferencia entre una y otra selección estaba en el aprovechamiento del triple. El día que se despedían de la distancia de 6,25 metros, los españoles fallaron los tres primeros intentos (llegó a firmar 0/8), mientras que sus rivales los convirtieron con un inspirado Carlos Delfino. Argentina ya mandaba 12-19 y el tiempo muerto de España era la única medicina posible para sus males.
En vista del poco acierto exterior, España porfió todos sus ataques a lo que pudieran hacer sus interiores o las penetraciones de Rudy o Ricky, pero el resultado no variaba y la albiceleste cerraba los primeros 10 minutos con una ventaja tranquilizadora (16-23).
Ataque gélido
España buscó en su banquillo la respuesta a la diferencia entre uno y otro equipo, pero se encontró con la permanente realidad del desacierto triplista. Pancho Jasen enchufó el quinto y el conjunto sudamericano se marchó 12 arriba a mitad del segundo cuarto (21-33). La defensa argentina hacía mucho daño a España porque su intensidad estaba a años luz de la española y ni siquiera las ligeras rotaciones del técnico permitían un respiro para España. La clave estaba en que la pareja interior. Oberto-Scola estaba siendo claramente la dominadora del juego cerca de los aros y, por extensión, Argentina controlaba el ritmo del encuentro.
La selección española quería subir su intensidad pero en defensa llegaba tarde y mal con lo que los tiros libres, tal y como sucediera contra Eslovenia, eran la lógica del choque. La tarde comenzó torcida y poco a poco se iba enredando más y más. En los seis primeros minutos de segundo cuarto España sólo fue capaz de anotar una canasta en juego, además de permanecer 2:47 sin sumar punto alguno. Eran demasiadas facilidades para un rival que sin brillar sí era mucho más efectiva de cara al aro y rompía el encuentro al marcharse 15 puntos arriba (22-37), la misma que había en triples.
Y es que por mucho que Rudy Fernández sumara los primeros para la selección, Argentina se había subido al partido mucho tiempo atrás y seguía creciendo y disfrutando de lo que para ellos era un festival y casi rozaba los 20 de ventajas a falta de dos minutos para el descanso (29-47). La primera parte se cerró con un desastroso panorama donde el equipo español se mostraba totalmente desconectado del encuentro con porcentajes bajísimos, sin dirección ofensiva (nueve pérdidas de balón) y con una defensa que claramente hacía aguas (32-49).
Un vendaval llamado Rudy Fernández
Scariolo, poco dado a tocar los quintetos, quiso lavar la cara al partido y puso de inicio de la segunda parte a Sergio Llull, Felipe Reyes y Fernando San Emeterio… aunque nada cambió. La selección permaneció desconectada y dos triples de Carlos Delfino sólo despertó a la grada para pedir la dimisión de Sergio Scariolo. El partido y resultado llegó a un momento donde se rozaba lo esperpéntico para el, hasta la noche, campeón del mundo (34-59). Fue el momento del orgullo y la casta y todo comenzó en defensa, como debe ser.
Un sensacional perímetro con Sergio Llull, Rudy Fernández y Fernando San Emeterio lideró un parcial de 26-2 donde la conexión balear. Ahora sí se mordían en la pista, los jugadores se tiraban a cada balón y la grada se olvidaba de protestas para centrarse en lo único importante, animar para remontar el partido. Lo del balear era para hacer un monumento, su generosidad en el esfuerzo defensivo tenía la recompensa del acierto anotador. Si en 20 minutos Argentina sólo perdió cinco balones, en ocho igualaba esa marca. La sangría realizada en el aro argentino fue tremenda y en cinco minutos dejó el partido en un solo punto de diferencia (60-61).
Las caras de los jugadores había cambiado y las decisiones arbitrales sólo hacían que espolear su deseo por cambiar definitivamente el partido y voltear el marcador… aunque para eso había que esperar al último cuarto porque Argentina se agarraba a su mando en el encuentro (62-65).
Lo hacía sufriendo mucho en cada ataque y encomendándose a su superioridad en el rebote, eso le daba la vida y los tiros libres estiraban la diferencia. Esa era su suerte porque Delfino estaba perdido en ataque (0 puntos en el tercer cuarto) y la presión a todo el campo de España le incomodaba. Scola era el único argumento, pero era tan sólido que colocaba a Argentina mandando por 64 a 72.
La suerte esquiva hasta el final
El partido ya tenía la tensión que siempre se le requirió, se notaba en los gestos de celebración de las canastas y en la dureza con la que se empleaban los jugadores. Especialmente duro fue Scola con Marc y sobre él recayó el peso de una antideportiva y la bronca de un pabellón que iba creciendo en espectadores y animosidad. La intensidad de España quedaba patente en las numerosas acciones de canasta más adicional que consiguieron sus jugadores.
Por delante quedaban cinco hermosos minutos abiertos con un alley oop de Rudy Fernández, el alero estaba completando sus mejores minutos en el campeonato y, con cinco puntos seguidos España se colocaba a dos puntos. Su exhibición entraba dentro de las grandes del campeonato, superando la barrera de los 30 puntos. Junto a él, Marc Gasol (16 puntos y 10 rebotes) se enrabietaba en su duelo con Scola y claramente iba a más en el encuentro hasta el punto de empatar el encuentro a 80. Desde el 4-4 de los primeros minutos la selección no equilibraba el encuentro y ahora, a dos minutos del final, tenía la opción de ponerse por delante.
Lo tuvo en las manos de Sergio Llull pero su contraataque no salió, probó suerte Garbajosa aunque su triple no entró (instantes previos entró en la historia de la selección al meter el último desde el 6,25) y Argentina castigó con una canasta de Scola y un triple de Pablo Prigioni a falta de 15 segundos que mataba las ilusiones de la afición española (81-85). Al final España se quedaba con la miel en los labios pero salvaba la imagen y el orgullo como equipo.
BOXSCORE
Fuente: acb.com - Sitio Oficial Turqia 2010
El vendaval argentino amenazaba con herir gravemente la imagen y el orgullo de la selección española cuando el marcador reflejaba un alarmante 34-59 pero fue entonces cuando España decidió aparecer por el pabellón. Lo hizo de manera sorpresiva y fulgurante. No se veía una selección tan desatada cuando en Lodz endosó un parcial 23-0 a Lituania. Esta vez fue un 26-2 que cambió el tétrico 34-59 al 60-61. Rudy Fernández lideró ese parcial con 11 puntos, a los que acompañaron cinco de Sergio Llull, cuatro de Felipe Reyes y Fernando San Emeterio y dos de Fran Vázquez.
Con Rudy (31 puntos con 11/13 en la serie de tiro y 8 rebotes) como gran estrella, el partido entonces sí que fue un bello espectáculo donde los dos equipos se emplearon a fondo e hicieron disfrutar a la hincada de ambas selecciones. El encuentro tenía todo, pero a España le faltaba algo, remontar. Dicen que una remontada no es tal hasta que te pones por delante y la selección, aunque llegó a empatar a 80 y tuvo dos oportunidades de ponerse por delante, nunca lo hizo. Al final Argentina salvaba la remontada y desde el tiro libre sellaba su victoria. España ejemplificó frente a la albiceleste su torneo: comenzó muy fría, quiso reaccionar tirando de orgullo, pero llegó a situaciones límites donde la fortuna (que también se trabaja) no estuvo de su lado.
Comienzo frío…
España y Argentina comenzaron el partido con el guión cambiado, con Juan Carlos Navarro metido en tareas de base y repartiendo asistencias a Marc Gasol y Rudy Fernández y con Luis Scola sin tocar el balón. El pívot tardó casi dos minutos en hacerlo y cuando le llegó y anotó Argentina tomó el mando en el electrónico.
España y Argentina calcaban ataques. Si España encontraba el pick and roll de Marc Gasol como abrelatas, Argentina tenía a Oberto y Prigioni a la sociedad anotadora. La diferencia entre una y otra selección estaba en el aprovechamiento del triple. El día que se despedían de la distancia de 6,25 metros, los españoles fallaron los tres primeros intentos (llegó a firmar 0/8), mientras que sus rivales los convirtieron con un inspirado Carlos Delfino. Argentina ya mandaba 12-19 y el tiempo muerto de España era la única medicina posible para sus males.
En vista del poco acierto exterior, España porfió todos sus ataques a lo que pudieran hacer sus interiores o las penetraciones de Rudy o Ricky, pero el resultado no variaba y la albiceleste cerraba los primeros 10 minutos con una ventaja tranquilizadora (16-23).
Ataque gélido
España buscó en su banquillo la respuesta a la diferencia entre uno y otro equipo, pero se encontró con la permanente realidad del desacierto triplista. Pancho Jasen enchufó el quinto y el conjunto sudamericano se marchó 12 arriba a mitad del segundo cuarto (21-33). La defensa argentina hacía mucho daño a España porque su intensidad estaba a años luz de la española y ni siquiera las ligeras rotaciones del técnico permitían un respiro para España. La clave estaba en que la pareja interior. Oberto-Scola estaba siendo claramente la dominadora del juego cerca de los aros y, por extensión, Argentina controlaba el ritmo del encuentro.
La selección española quería subir su intensidad pero en defensa llegaba tarde y mal con lo que los tiros libres, tal y como sucediera contra Eslovenia, eran la lógica del choque. La tarde comenzó torcida y poco a poco se iba enredando más y más. En los seis primeros minutos de segundo cuarto España sólo fue capaz de anotar una canasta en juego, además de permanecer 2:47 sin sumar punto alguno. Eran demasiadas facilidades para un rival que sin brillar sí era mucho más efectiva de cara al aro y rompía el encuentro al marcharse 15 puntos arriba (22-37), la misma que había en triples.
Y es que por mucho que Rudy Fernández sumara los primeros para la selección, Argentina se había subido al partido mucho tiempo atrás y seguía creciendo y disfrutando de lo que para ellos era un festival y casi rozaba los 20 de ventajas a falta de dos minutos para el descanso (29-47). La primera parte se cerró con un desastroso panorama donde el equipo español se mostraba totalmente desconectado del encuentro con porcentajes bajísimos, sin dirección ofensiva (nueve pérdidas de balón) y con una defensa que claramente hacía aguas (32-49).
Un vendaval llamado Rudy Fernández
Scariolo, poco dado a tocar los quintetos, quiso lavar la cara al partido y puso de inicio de la segunda parte a Sergio Llull, Felipe Reyes y Fernando San Emeterio… aunque nada cambió. La selección permaneció desconectada y dos triples de Carlos Delfino sólo despertó a la grada para pedir la dimisión de Sergio Scariolo. El partido y resultado llegó a un momento donde se rozaba lo esperpéntico para el, hasta la noche, campeón del mundo (34-59). Fue el momento del orgullo y la casta y todo comenzó en defensa, como debe ser.
Un sensacional perímetro con Sergio Llull, Rudy Fernández y Fernando San Emeterio lideró un parcial de 26-2 donde la conexión balear. Ahora sí se mordían en la pista, los jugadores se tiraban a cada balón y la grada se olvidaba de protestas para centrarse en lo único importante, animar para remontar el partido. Lo del balear era para hacer un monumento, su generosidad en el esfuerzo defensivo tenía la recompensa del acierto anotador. Si en 20 minutos Argentina sólo perdió cinco balones, en ocho igualaba esa marca. La sangría realizada en el aro argentino fue tremenda y en cinco minutos dejó el partido en un solo punto de diferencia (60-61).
Las caras de los jugadores había cambiado y las decisiones arbitrales sólo hacían que espolear su deseo por cambiar definitivamente el partido y voltear el marcador… aunque para eso había que esperar al último cuarto porque Argentina se agarraba a su mando en el encuentro (62-65).
Lo hacía sufriendo mucho en cada ataque y encomendándose a su superioridad en el rebote, eso le daba la vida y los tiros libres estiraban la diferencia. Esa era su suerte porque Delfino estaba perdido en ataque (0 puntos en el tercer cuarto) y la presión a todo el campo de España le incomodaba. Scola era el único argumento, pero era tan sólido que colocaba a Argentina mandando por 64 a 72.
La suerte esquiva hasta el final
El partido ya tenía la tensión que siempre se le requirió, se notaba en los gestos de celebración de las canastas y en la dureza con la que se empleaban los jugadores. Especialmente duro fue Scola con Marc y sobre él recayó el peso de una antideportiva y la bronca de un pabellón que iba creciendo en espectadores y animosidad. La intensidad de España quedaba patente en las numerosas acciones de canasta más adicional que consiguieron sus jugadores.
Por delante quedaban cinco hermosos minutos abiertos con un alley oop de Rudy Fernández, el alero estaba completando sus mejores minutos en el campeonato y, con cinco puntos seguidos España se colocaba a dos puntos. Su exhibición entraba dentro de las grandes del campeonato, superando la barrera de los 30 puntos. Junto a él, Marc Gasol (16 puntos y 10 rebotes) se enrabietaba en su duelo con Scola y claramente iba a más en el encuentro hasta el punto de empatar el encuentro a 80. Desde el 4-4 de los primeros minutos la selección no equilibraba el encuentro y ahora, a dos minutos del final, tenía la opción de ponerse por delante.
Lo tuvo en las manos de Sergio Llull pero su contraataque no salió, probó suerte Garbajosa aunque su triple no entró (instantes previos entró en la historia de la selección al meter el último desde el 6,25) y Argentina castigó con una canasta de Scola y un triple de Pablo Prigioni a falta de 15 segundos que mataba las ilusiones de la afición española (81-85). Al final España se quedaba con la miel en los labios pero salvaba la imagen y el orgullo como equipo.
BOXSCORE
Fuente: acb.com - Sitio Oficial Turqia 2010
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