Ruben Magnano, un consagrado

Obviamente, tiene esa particular tonada cordobesa. Es muy serio, pero por momentos se ríe. Se siente a gusto con la charla a pesar de que algunas pausas de 5 segundos antes de responder, dan la sensación de que algo de lo dicho le molesta o no le gusta. Además, en la cancha también da esa imagen de seriedad, que se mezcla con energía y bronca. Rubén Magnano es un personaje histórico de nuestro básquet. Por trayectoria, logros y constancia, es un apasionado y un consagrado en lo que hace. Con su forma de ser, de dirigir, y sus pergaminos, impone respeto. Pero luego, resulta agradable charlar, escuchar e intercambiar opiniones con él.

Con 55 años de vida, muchos en el básquet, varios títulos y el reconocimiento del ambiente, que lo resalta como uno de los mejores de la historia, el cordobés nacido en Villa María y padre de Sofía (23 años, cerca de recibirse de odontóloga y Francisco, de 20, estudiante de Administración de Empresas) quiere seguir. No se detiene en lo que fue. Mira hacia lo que viene. El “bichito” de enseñar, como en sus primeros pasos cuando ejercía su título de Profesor de Educación Física formando chicos en las Escuelitas de los clubes, todavía le pica y mucho. Por eso, encaró una nueva temporada en Atenas, equipo donde ha logrado la mayor parte de sus éxitos. Viene de ser campeón en la temporada anterior, pero ya apunta a repetir, porque como él mismo cuenta “no miro para atrás. Sino lo que tengo para adelante”.

El entrenador campeón olímpico con la Selección Argentina en Atenas 2004, aceptó la requisitoria de El Atlántico y en plena estadía en nuestra ciudad para la disputa del Super 8, dialogó durante 45 minutos en los que repasó su vida, su carrera, el camino hacia el éxito, la defensa como sello de sus equipos entre tantos otros temas. “En lo personal, estoy viviendo un presente muy lindo, con un nuevo desafío. Un poco de eso se trata la vida de una persona ¿no? Estar buscando constantemente desafíos y poder transmitirlos al plantel que uno conduce. A pesar de que se dice que no ha ganado nada y es cierto, estoy contento con la producción del equipo”, contó Magnano en relación a la actualidad. “Hemos pasado un momento bastante difícil como fue la eliminación de la Liga de las Américas. Sin embargo, e incluso perdiendo con Peñarol por un punto, veo que nos sirvió como un trampolín para crecer y seguir apuntando a nuestros objetivos. En este caso, el inmediato es el Super 8 y posteriormente la Liga Nacional”, agregó el cordobés, haciendo referencia al tropiezo en el certamen continental, donde quedó afuera del Final Tour tras perder con Quimsa en su estadio.

Después de colgarse la medalla de oro en Atenas 2004, Magnano dejó la Selección y se embarcó en una aventura europea. Luego de aquella experiencia, volvió a dirigir al equipo cordobés y fue campeón nuevamente. “Se dieron una cantidad de variables. Volví al país (NdR: Dirigió en Europa al Varese de Italia en la 2004/05, 2005/06 y 2006/07; y al Sevilla de España en la 2007/08) .y no solamente tuve la oferta de Atenas. Me llamaron de otros clubes, pero esta propuesta deportiva era muy desafiante, cosa que me entusiasmó muchísimo. También la conformación del equipo, los nombres propios; el hecho de que se le dio un colorido cordobés porque había muchos jugadores del lugar, que le puso un poco de similitud con la vieja mística de Atenas. Ese historial con muchos jugadores de la provincia. Pero sin dudas, el hecho que me inclinó fue el familiar. Estar tanto tiempo fuera del país y de mi casa, pesó mucho”, relató.

- Apostaron a la Liga de las Américas, que otorga un pasaje al Mundial de Clubes. ¿Cómo tomó la eliminación?
- A mí, me quedó un estigma clavado en el corazón, indudablemente. Tenía una ilusión y se lo había comentado a los jugadores. Nunca me tocó dirigir una “Copa de las Américas”. Sí Panamericanos, Sudamericanos, pero no esta instancia.

- Más allá de que sufrió variaciones, el plantel de Atenas es uno de los más ricos y apuesta alto nuevamente.
- El club se encontró en una situación totalmente diferente en esta temporada comparándola con la otra, en cuanto a programaciones y contrataciones. Se abortó la llegada de varios jugadores que teníamos en la cabeza y se fueron negando por diferentes motivos. Entonces, no es que ha sido una similitud o una situación paralela. Antes, todos los ingredientes cerraron, y hoy, hubo inconvenientes que tuvimos que ir paleando sobre la marcha. Trabajamos sobre el camino. No se comenzó como en la temporada anterior.

- Eso debe alimentar las ganas de afrontar el desafío. Se fueron algunos pero llegaron otros.
- Hay una cantidad de nombres propios que finalmente no llegaron o no se quedaron. Pero prefiero no hablar de lo que no tengo. Esa es mi política y filosofía como entrenador. Tampoco vamos a hacer comparaciones. Estos son nuestros jugadores y con esto vamos a encarar lo que venga. No vamos a lamentar las ausencias, sino a fortificar las presencias.

- En la temporada pasada, a esta altura, ya se perfilaban Atenas y Peñarol como serios candidatos a ser campeones. ¿En la actual, usted ve otros equipos que puedan aspirar al titulo?
- Convengamos que lo hecho por Atenas en la primera parte del torneo fue medio inusual. Lograr 17 triunfos en fila, no es lo común. Además, algo que hay que resaltar es que fuimos primeros porque Peñarol siempre debía algunos partidos. Cuando se puso al día, estuvo por quedar primero para definir los play offs en casa. Se definió en el último partido, cuando nosotros le ganamos a Boca Juniors y ellos a Olímpico. Después de 8 meses de competencia, fue todo muy parejo. Lo que hay que ver, es la columna de los partidos perdidos. Eso te marca la situación de un equipo.

- Esta temporada es más pareja y también hay equipos de andar irregular.
- En la anterior, se vislumbraba a Atenas y Peñarol como dos posibles finalistas. Hoy, por fortuna para la gente a la que le gusta el básquetbol, han saltado a la luz equipos que realmente juegan muy bien, que están muy bien conducidos. Eso lo hace un poco más lindo, más competitivo, más desafiante y se ven buenos juegos. Yo hablo de la Zona Norte.

- ¿Qué equipo le gustó?
- La Unión de Formosa está jugando bien. Sionista sufrió la baja de varios jugadores importantes pero sigue ahí. Quimsa ha hecho mucho hasta ahora. Para mí, Libertad de Sunchales, con matices en el juego, es un gigante medio dormido, por los nombres. Regatas Corrientes, incluso Olímpico, que a pesar del record que tiene, no es la realidad que pude observar, porque perdió varios partidos en el cierre, no es que lo “sacudieron”. Es una zona donde todo el mundo hace fuerza. En cuanto a la Zona Sur, recién me estoy desayunando.

- En ese contexto de competencia, ¿qué relevancia tiene el Super 8?
- Es un objetivo para nosotros. La institución nunca logró un Super 8. Vamos a ver si podemos pelearlo esta temporada. Nos vamos a medir con equipos que no conocemos, como Obras en el debut. Vamos a ver a qué altura de las circunstancias nos encontramos con estos equipos. Ya vivimos lo que es jugar con Boca, que había hecho una primera parte muy buena. También con Peñarol, que es muy interesante. Hay que ir viendo, pero fundamentalmente, vamos a luchar por el campeonato.

- En la temporada pasada, desde el inicio, se habló de la dura defensa de Atenas. ¿Cómo tomó eso?
- Atenas defiende. Con todas las de la ley, defiende. Sufriendo a veces, errores que se cometen por esa intensidad y ese ímpetu. El equipo a veces se equivoca. Creo que ya no se habla más de la defensa de Atenas. Está confundida totalmente la cosa. Una cosa es agarrar, pegar y otra totalmente distinta es defender. Nosotros lo hemos hecho realmente. Después, hay dos personajes, que son los que van a determinar si es legal o ilegal. Son los que imparten justicia. Yo estoy muy tranquilo porque mi equipo quiere ser agresivo, quiere tener intensidad y atacar al ataque, pero lejos de la mala intención.

- Cuando usted estuvo en la Selección, la propuesta defensiva fue la misma y nadie se quejó. Ni su manera de dirigir ahora es otra, ni la preparación ni la ejecución de la defensa es distinta.
- Eso lo tienen que contestar ustedes, porque yo, en donde he dirigido traté de actuar y de mejorar, de buscar soluciones, de darle elementos a mis jugadores para opacar la tarea ofensiva del equipo rival. La verdad es que todo el año pasado estuve sin comprender qué era lo que se nos reprochaba, pero no me sacó de mi idea y menos para esta temporada. Se está confundiendo todo. La oposición conlleva al crecimiento. Yo les digo a mis jugadores y a los entrenadores jóvenes que me vienen a consultar, que cuando mejor sea la defensa, habrá que mejorar el ataque y viceversa. Es una soga, que se va tirando de un lado para el otro, pero que avanza en el camino.

- ¿Usted logra que sus equipos defiendan así solamente con entrenamiento o también influye lo que inculca desde el aspecto psicológico?
- Trato de transmitirles valentía sobre todo. Hay que inculcarles coraje y confianza de saber que pueden defender, a pesar de que la iniciativa la tiene el hombre con el balón. Deben que saber que tienen la capacidad y las cualidades para poderlo marcar. Para obligarlo a tomar malas decisiones, para sacarlo de ese lugar o momento a tal jugador; de opacar a un “jugador score” (goleador). Pero, no solamente hay un marco teórico en esto, también son horas de preparación y de trabajo.

- Indudablemente, para lo que usted propone se debe tener como base una preparación física muy importante. Un ejemplo claro puede ser la defensa de Juan Pablo Figueroa sobre David Jackson en la final, ya que el extranjero no pudo vulnerar fácilmente la oposición de la defensa de su base.
- En los logros de un equipo hay cabezas visibles, que son los jugadores, la materia prima. Pero hay un contexto, un equipo de trabajo que no tiene que ver solamente con el entrenador. Tiene que ver el asistente, el médico, el fisioterapeuta y obviamente el preparador físico. Hay un viejo dicho, que dice que es tan bueno un buen entrenamiento como un buen reposo. Hay que coordinar y planificar el trabajo y dosificar el esfuerzo. Yo estoy convencido de que entrenar intensamente y con calidad, es una manera de dosificar el esfuerzo, porque es poco tiempo, al máximo y los tenés a todos concentrados.

- En la derrota ante Peñarol del domingo, en un par de oportunidades, Leo Gutiérrez tomó rebotes ofensivos con mucha comodidad. ¿Qué error defensivo de su equipo es el que más le molesta?
- Justamente eso. Estamos trabajando muchísimo. Es una cosa que se trabaja a diario te diría. Es una falencia porque estamos muy pendientes del balón, sin saber qué hace nuestro hombre. Ojo, que a veces se da un handicap, por la estructura defensiva que tenemos armada. Pero la idea, que a veces se plasma y a veces no, es que el rival tome un solo tiro. Si acierta, bueno, pero sino, el balón tiene que ser nuestro. Esto del rebote, no tiene que ver solamente la técnica o la táctica. Pasa mucho por la voluntad, por el compromiso, por el coraje de ir a buscarlo, luchar, no temerle al físico.

Fuente Diario El Atlántico

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